miércoles, 30 de mayo de 2018

Cíclope 3.0 - 29-05-18



En la sintonía de Radio Tomares, Cíclope 3.0 del martes 29 de mayo de 2018, un paseo por los paisajes amplios de la lejana Australia.  Comenzamos en Sydney, la capital del país de los canguros, recordando un éxito de la Música Pop de la década de los 60 de la mano de la banda The Easybeats: Friday on my Mind.



The Easybeats

Llegaron desde Australia, por lo tanto australianos aunque no tanto porque el vocalista, Stevie Wright, era originario de Inglaterra; el bajista, Dick Diamonde y el guitarrista Harry Vanda, de Holanda.  El otro guitarra, George Young y el batería, Gordon Fleet, llegaron desde Escocia.  El batería, más en concreto, nació en Liverpool.  Pero todos estaban asentados en Australia, en Sydney, y desde allí llegaron sus buenas vibraciones como el tema que hoy nos sirve de apertura, una canción de la que hizo una versión David Bowie en aquel álbum legendario titulado Pin Ups.
Con ese buen sabor que dejan The Easybeats, del Pop de los 60 a la música que se elabora en la Australia actual como es la que nos traen Sugar Army.
Sugar Army son originarios de Perth, la parte más occidental de las tierras australianas.  Es un trío formado por bajo, guitarra eléctrica y batería.  En ocasiones la estructura de la banda se engrosa con la colaboración de otro guitarrista, pero principalmente el sonido del grupo recae sobre la figura líder, el vocalista y guitarrista Patrick McLaughlin.  Comenzaron en el año 2009 y hasta 2012 llevan tres discos grabados.



Sugar Army
(
Patrick McLaughlin en el centro)

Perth es una de las zonas más prolíficas del país de los canguros en cuanto a número de músicos y grupos dedicados a las más variadas estéticas.  También originales de Perth es la siguiente banda: The Triffids.
The Triffids, un sexteto capitaneado por los hermanos McComb, David guitarrista, cantante y compositor y Robert, guitarra y violin.



The Triffids

Canciones que hablan de soledad y paisajes desérticos con perfiles de infinitud.  El nombre de Trífidos lo sacaron del título de la novela original de John Wyndham El día de los Trífidos, una novela de Ciencia-Ficción del año 1951 que cuenta  la historia de unas plantas carnívoras dotadas de motricidad, lo que les permite desplazarse para encontrar alimento, sustento representado, cómo no, por la Humanidad.



John Wyndham
 (1903-1969)

John Wyndham, autor inglés nacido en 1903 y fallecido en 1969, comenzó a escribir relatos de Horror y de Ciencia-Ficción a finales de los años 30.  Se enroló en el Ejército Británico durante la Segunda Guerra Mundial, participando en el Desembarco de Normandía, hecho que le marcó profundamente, hizo que se decantase por una narrativa catastrófica y apocalíptica donde las Invasiones Extraterrestres eran el corazón de sus historias.  El Día de los Trífidos, escrita tras su experiencia en la Gran Guerra, trata de la invasión de Gran Bretaña llevada a cabo por alienígenas, los Trífidos.
La obra de Wyndham se adaptó al Cine por primera vez en 1963 en una cinta codirigida entre Steve Sekely y Freddie Francis, con guión de Bernard Gordon y Philip Yordan basado en la novela.  En España se tradujo con el título La semilla del espacio.  La cartelera y algunos fotogramas de la película la sitúan como una perla de la Serie B.


  












































John Wyndham tendrá una entrada en éste blog, pero por ahora volvemos a la música y en concreto a esos australianos que se bautizaron con nombre de plantas alienígenas: The Triffids.
De los hermanos McComb, en concreto David, el Cíclope recupera una muestra de su obra en solitario, el álbum de 1994 Love of Will.



David McComb

Antes de abandonar Australia para dirigirnos a otro lado del mapa internacional nos quedamos con una banda formada por un número de músicos que puede oscilar entre 6 u 8 miembros.  Son naturales de Melbourne y se llaman Hunters & Collectors.



Hunters & Collectors

Comenzaron a finales de los años 70, en 1978 en concreto, entraron en la década de los 80 bajo el arco de dos influencias directas: el Rock Alemán y el álbum de Talkin Heads Remain in Light.  La utilización de la percusión, el sonido de los instrumentos de metal, las voces...todo colaboró para que a la banda se la tildase de Banda de Música Tribal.  El espectro musculoso de sus composiciones, capitaneadas por el alma-máter del grupo, Mark Seymour, voz principal y guitarra, queda patente en el largo tema que escoge el Cíclope.



Mark Seymour
























Logo de la banda Hunters & Collectors: serpientes gemelas entrelazadas alrededor de un cuchillo de caza

El Cíclope nos transporta en su Ala Delta desde Australia al continente europeo.  Nos quedamos en Inglaterra con dos músicos que colaboran en un proyecto que firman con sus apellidos: Peters y Ireland.
Mark Peters, compositor, guitarra bajo, guitarra eléctrica, teclados, cantante, nacido en Liverpool ha tenido, hasta el momento, dos focos de trabajo: miembro fundador de la banda británica Engineers y coautor de proyectos musicales firmados a medias con el músico alemán Ulrich Schnauss, teclista de los actuales Tangerine Dream y miembro de Engineers.  Mark Peters tiene un registro muy amplio de estilos y formas como se puede apreciar por lo que hace a medias con el músico Elliot Ireland, miembro del grupo de música de discoteca Shaft, y la música que construye e interpreta en solitario, además de la que hace con el grupo Engineers.



Mark Peters





















Elliot Ireland

























Engineers
 (Mark Peters en el centro, Ulrich Schnauss primero por la izquierda
)

Y para cerrar ésta edición de Cíclope 3.0 nos quedamos con una de las colaboraciones firmada a medias entre Ulrich Schnauss y Mark Peters.



Ulrich Schnauss

El Cíclope quería que sonara algo de lo que están haciendo en la actualidad Tangerine Dream porque Schnauss es teclista actualmente en el Sueño de la Mandarina, pero no hay tiempo para más.  Un día de estos recuperaremos al trío de música planeante...o música planante.  Nunca se me quedó claro cómo era.

Espero que te guste el programa.


Enlace para escucharlo o descargarlo:

http://www.radio.tomares.es/blog/ciclope-30-29-05-18







martes, 29 de mayo de 2018

Peter Straub - Fantasmas



Algunas obras en cualquier disciplina de las Artes parecen poseer un estigma desafortunado, de mala suerte, que les impide ser reconocidas en su momento o pasan desapercibidas por la conjunción de una serie de elementos ajenos a su génesis y a su intención: discos que se publican en una etapa en la que ciertas tendencias comerciales bombardean los oidos de posibles oyentes produciendo una sordera metafórica que obscurece la posible audición de ese disco que, cosas del Destino, tal vez se vuelva relevante cuando pasen 10 años, cuando el grupo de músicos o el solista ya no existan; películas, estrenadas en fechas no muy apropiadas (en agosto, mes de las Vacaciones de Verano, por antonomasia) o compartiendo cartelera con otras cintas con mayor campaña de promoción; exposiciones de pintura que pasan sin pena ni gloria porque se realizan sin la campaña publicitaria indicada.  La literatura, los libros, no es un área ajena a esas desproporciones: libros que, en proceso de impresión y con fecha de salida, se ven abocados al anonimato porque las máquinas de la Imprenta se paran, la editorial ha cerrado en pleno trabajo de pre-edición y el autor, la escritora, ven cómo su criatura muere en un aborto que ni él ni ella han escogido.  O nace, correctamente, las máquinas continúan su trabajo, la edición se empaqueta en cajas, se prepara la presentación...  Pero después el libro en cuestión no funciona.  Si un libro no se vende puede ser por dos motivos: porque no es bueno, no tiene calidad literaria, a nadie le gusta, a nadie le interesa...  o porque la editorial no ha sabido promocionarlo bien.  Es una situación paralela a la dinámica del Fútbol: si un equipo gana un partido es porque los jugadores han hecho bien su trabajo, es decir, han jugado bien; pero si pierden, entonces, la culpa es del entrenador.  En la Industria del Libro ocurre algo parecido: si un libro se vende es porque quien lo ha escrito es una estrella brillante del arte de la palabra; si el libro no se vende, entonces la culpa es de la editorial, por no haber hecho una promoción en condiciones.  Claro que a la editorial siempre le quedará la opción de echarle la culpa al Distribuidor o empresa Distribuidora, que no han hecho bien su trabajo y...  Al final, la estrella brillante del arte de la palabra se queda esperando a Godot...o a quien le pueda explicar de forma convincente qué ha pasado para que las cosas se hayan torcido, complicado, de esa forma tan alambicada.  Probablemente hay una traducción en símbolos metafísicos de lo que le ha sucedido a esa estrella brillante del arte de la palabra, pero es un argumento extraordinariamente abigarrado, lento, que podría convertir ésta entrada del blog en un relato cuya narración tuviera el efecto de estar expuesto a la influencia de ondas narcóticas y, francamente, no es mi intención.
Peter Francis Straub, conocido como Peter Straub, es un novelista, escritor de relatos y poeta estadounidense nacido en Milwaukee, Wisconsin en 1943.  Es especialista del género de la narrativa de Terror.  Ha recibido premios tan prestigiosos como el Premio Bram Stoker, World Fantasy Award y el International Horror Guild Award, entre otros.  Éste hecho lo sitúa como uno de los autores más galardonados en este campo de la historia más reciente.



Peter Straub

A Straub lo conocimos en España a través de su novela de 1979 titulada Fantasmas (Ghost Story), editada por Bruguera con traducción de Lucrecia Moreno de Sáenz en 1981.
Fantasmas se entronca con la tradición de la Novela Gótica, destilando goticismo a lo largo de sus 542 páginas.  Nos cuenta la historia de cuatro amigos, veteranos de la vida, que tienen en común haber participado de unos hechos cuyo desenlace provocó unas consecuencias siniestras, resultados obscuros que se inscriben en una historia que les atormenta desde los tiempos en que eran estudiantes universitarios.    Los personajes protagonistas de la obra de Straub tienen apellidos que rememoran a escritores famosos de la tradición fantástica del terror: Ricky Hawthorne (por Nathaniel Hawthorne), Sears James (por Henry James), Edgar Allan Poe aparece también en ese homenaje a nombres y apellidos famosos de escritores y cineastas entre los que está George A. Romero con su película La noche de los muertos vivientes que se está proyectando en una sala donde se desarrolla uno de los momentos más terroríficos de la narración cuya estructura recuerda, en ese homenaje claro y trasparente que le brinda a la tradición gótica, a Drácula de Bram Stoker: no está resuelta a través de los diarios de los personajes como hizo Stoker, sino que compone historias individuales de cada uno de los personajes, historias que se van cruzando hasta coincidir todas en la gran traca final, como sucede con los diarios de los personajes de Drácula, que se van cruzando hasta el desenlace con el que culmina.
La obra de Straub arranca con unas circunstancias extraordinariamente confusas: a ciencia cierta no se sabe qué estás leyendo.  El primer capítulo, breve, funciona como una introducción a no se sabe qué.  El planteamiento general, con los cuatro amigos miembros de una sociedad-tertulia donde se habla de fenómenos paranormales, de historias de fantasmas, se ve alterada por la muerte del hijo de uno de los cuatro miembros.  El hermano del difunto regresa a su ciudad natal, donde ha fallecido el otro, y comienza a desentrañar el misterio de esa historia que tanto atormenta a los cuatro amigos.  Misterio que está relacionado con la aparición de una mujer espectral.  ¿Han hecho algo para que se produzca ese retorno?  Por el momento, no se sabe, únicamente cabe suscribir aquellas palabras del gran Gilbert K. Chesterton:
Nunca dije que siempre fuera un error entrar en el país de las hadas. Me limito a decir que siempre es peligroso. 
Con ingenio y sabiduría terrorífica, Peter Straub construye una de las, probablemente, mejores novelas que se han escrito a finales del siglo XX en la mejor tradición de la literatura goticista, una genuina Historia de Fantasmas que homenajea aquellas que acuñaron, entre otros, padres y madres del género como Joseph Sheridan Le Fanu o Ann Radcliffe.
Creo que es necesario hacer algunas puntualizaciones sobre la lectura de la obra por tener una forma, una estructura que provoca una reacción común para la mayoría de los que hemos leído la novela.  Lo primero que llama la atención es el desconcierto que deja el comienzo de la narración, caótico e incomprensible, cosa que provoca en quien la lea el deseo inmediato de abandonar.  Reconozco que a mi me sucedió, que cuando iba por la página veintitanto pensé en dejar "colgada" la lectura porque aquello no se sabía ni a dónde iba ni de dónde venía.  Sin embargo, leyendo un periódico (creo recordar que fue en EL PAIS) di con una reseña de la obra de Straub.  El o la comentarista (no recuerdo quién era) aconsejaban paciencia hasta pasar las primeras 40 páginas porque cruzando ese punto, dejar la lectura del libro se volvía imposible.  Y así es.  Para colmo, alrededor de ese número de páginas, el personaje principal, el protagonista central que conduce toda la historia, pregunta en voz alta: "¿Alguien me puede explicar de qué va todo esto?"   Digamos que la pregunta que hace el personaje, pregunta que se hace uno mismo, sienta jurisprudencia y alentado por el hecho de que hay un misterio, y grande, del que nadie habla con claridad, que es lo que desconcierta tanto al comenzar, a partir de ese momento no es que el Secreto se desvele, es que va a comenzar a hacerse plural y a medida que avanza, la seducción de la historia que te cuenta Straub es subyugante: domina la tensión y el interés va creciendo.  Hasta el final, resuelto con mano de narrador sabio y certero.
A quien le gusten las historias de espectros y visitas maléficas del Más Allá, ésta novela de Straub es un festín, una celebración del escalofrío y el miedo.
Y siendo así, ¿por qué esta obra no tuvo ninguna repercusión en España?  Que en las Américas arrasase en las listas de Libros Más Vendidos no implica que en otro país tenga que repetir resultados, sobre todo cuando la edición que llevó a cabo Bruguera no fue la más acertada.  ¿Qué pasó?  Bruguera tenía una colección que se llamaba Cinco Estrellas Bruguera cuyo catálogo lo formaban títulos pertenecientes al mercado del Best-Seller.  El concepto comercial de éste tipo de libros apuesta sobre seguro, de ahí que, en líneas generales, los caza-talentos de las editoriales huelan un libro cuyas ventas van a ser millonarias nada más leer el manuscrito original que tiene una serie de elementos que caracteriza a esos libros millonarios en cifras de ventas: acción desde el comienzo, diálogos ágiles, cortos y muy picados, un gran Misterio por resolver y otros secretos, menores, que van trufando la narración, algo de sexo...  La novela Fantasmas de Straub no tiene nada de lo anteriormente citado, exceptuando los secretos y el gran Misterio.  Apareció en la colección indicada (Cinco Estrellas de Bruguera), selección de títulos dirigidos a un público consumidor de narrativa ligera que se encontraba en las librerías, entre las Novedades del mueble destinado a últimos lanzamientos, con la posible lectura de una novela de miedo, abalada por el reclamo de una colección dedicada a ese tipo de libros, ligeros e intrascendentes.  Y aquí estuvo el problema: el buen lector de narraciones de Horror/Terror, al verla publicada en una colección donde, de forma explícita, se fomentaba la forma del Best-Seller se la perdían, pensando que se trataba de una novela menor, una novelita de susto y espasmos, nada interesante; los que buscaban una cosa ligera con un poco de temblor y temor se desesperaban leyéndola, porque una narración bestselleriana empieza enganchando y ésta, con ese comienzo que no seduce sino al pasar la página 40...¡uf!.  Y así, Fantasmas, de Peter Straub, pasó sin pena ni gloria, quedándose en una primera edición, la de 1981, sin ver ni siquiera una reedición posterior.
En 1981, después de la edición traducida de la novela, se estrenó en Cine la versión cinematográfica.  Se llevó a la Gran Pantalla con el título original de la obra: Ghost Story (traducida aquí como Historia Macabra).  La adaptación de la novela a guión la realizó Lawrence D. Cohen, la cinta la dirigió John Irvin, con un resultado final catastrófico porque el guión resumía, y mal, todo lo que era la novela, afeitada y podada de toda la riqueza de imágenes originales para que pudiera entrar en una cinta de 90 minutos.




Straub había comenzado su labor literaria como poeta.  Entre 1971 y 1972 se editaron tres libros suyos de poemas.  En 1983 se editaría Leeson Park and Belsize Square, un volumen que recogía su obra poética entre los años 1970 y 1975.  La narrativa y el ensayo ocuparían su trabajo y después de que Fantasmas viera la luz, le seguirían obras muy desiguales como la prometedora La tierra de las sombras (Shadowland) de 1980 y Dragon de 1983.  Ésta última editada en España por Plaza & Janes en su colección Gran Parada, el mismo año, con traducción de J. Ferrer Aleu.  Aunque se quiso vender como "la última obra del autor de Fantasmas", la referencia no levantó ningún eco porque estaba más que olvidada o, mejor dicho, era más que desconocida.  Así que Dragon no hizo mucha mella y no porque el autor fuera desconocido sino porque, por desgracia, la obra no era ni de lejos parecida en calidad narrativa a su trabajo de 1979.  Una narración puede tener un comienzo endeble, pero si la composición se va enderezando y alcanza un nivel para llegar a un buen desenlace y resolución, no hay problema.  Lo malo es que comience y se vaya desarrollando de forma aceptable, que entusiasme lo que cuenta y cómo lo cuenta, pero que al final todo se caiga, todo se desmorone, pieza a pieza.  Eso es lo que le ocurre a la novela Dragon: el Dragón, el Mal, el Diablo...todo está en un orden sin mácula de ambiente y atmósfera siniestra, una especie de radiografía imposible de lo maléfico, lo infernal...para desembocar en un final en el que únicamente faltan Mickey Mouse, Pluto, Goofy y el resto de la familia del Pato Donald.  Desgraciadamente una obra fallida.




En 1984 y 2001, Peter Straub coescribió con Stephen King (amigos y copartícipes secretos de miedos ancestrales) dos novelas de fantasía: El Talismán (The Talisman) y su secuela, Casa Negra (Black House).  Se ha hablado de una tercera entrega pero, hasta el momento, no se han dado noticias nuevas al respecto.



Stephen King
 y Peter Straub

Straub sigue creando en éste siglo XXI y aunque sea sólo por el buen recuerdo de su novela Fantasmas merece la pena tenerlo en cuenta.  Actualmente la novela está agotada y solamente se encuentra en el mercado de librerías de segunda mano y a muy buen precio.  Si te la encuentras y te gusta el género del Terror, no la dejes pasar.  Es un buen ejemplo de cómo hacer bien las cosas.






  

miércoles, 23 de mayo de 2018

Cíclope 3.0 - 22-05-18


John Cale

Ésta edición de Cíclope 3.0, en la sintonía de Radio Tomares, comienza con dos composiciones donde los arreglos orquestales juegan un papel muy importante y ambos temas pertenecen al ingenio del músico de origen galés John Cale.  Todo porque, al Cíclope, se le ha metido en la cabeza la melodía de I keep a close watch, uno de los cortes del álbum de 1975 titulado Helen of Troy de éste músico hijo de un minero galés y una maestra de escuela. 
De John Cale, de su biografía, hablaremos con mucho más detalle cuando le dediquemos el Especial del primer martes de cada mes para escuchar su discografia, porque está en la nómina de los músicos a los que le dedicamos dicho apartado.  Decir, por situarnos, que junto a Lou Reed fue el cofundador de The Velvet Underground, probablemente el punto-bisagra, la piedra de toque fundamental en la Historia del Rock de finales del siglo XX.  Formó parte del proyecto y estuvo presente y activo en los dos primeros discos del Terciopelo Subterráneo, tocando la guitarra bajo, el órgano y, sobre todo, la viola.



Cale
 en los tiempos de Velvet Underground, viola en ristre

Salió de la década de los 60 como productor musical, entre otros, de su antigua compañera Nico y de las primeras vibraciones de Iggy Pop & The Stooges.  En solitario, Cale lleva trabajando desde 1970.  En 1975 lanzaba ese disco citado: Helen of Troy.  El plantel de colaboradores era de primera: Phil Collins en la batería, Chris Spedding en la guitarra eléctrica, Brian Eno en los sintetizadores.  Y como arreglista Robert Kirby, un músico capaz de tejer las orquestaciones más compactas y ricas en matices que ha dado toda la Historia de la Música.



Phil Collins


















Chris Spedding



























Brian Eno

















Robert Kirby

John Cale, de educación academicista con proyección hacia la vanguardia, también ha hecho arreglos orquestales en sus grabaciones.  Como he dicho, comenzamos el programa con dos temas de arreglos grandilocuentes.  El primero, con arreglos de Kirby, el segundo en cuestión es un tema de su álbum París 1919, del año 1973, auténtica biblia del decadentismo, un disco que incluía The endless plain of Fortune con arreglos realizados por el mismísimo Cale.



John Cale
 en la actualidad

De la grandiosidad instrumental, en Cíclope 3.0 pasamos a la sencillez, que no a lo simple.  Del sonido envolvente de una orquesta a la desnudez de la voz acompañada por pocos pero fundamentales instrumentos.  De un artista solo pasamos a formación de grupo, estructura de cuarteto: The Boxer Rebellion.



The Boxer Rebellion

El nombre no tiene que ver con ninguna rebelión de ningún boxeador, sino con el conocido como Levantamiento de los bóxers ocurrido en China entre los meses de noviembre de 1900 y septiembre de 1901 y llamado El Levantamiento Yihétuán.  Fue un movimiento surgido en el país oriental contra la influencia foránea en el comercio, la política, la religión y la tecnología de los últimos años del siglo XIX.  Pues de ahí, éste cuarteto mitad británico mitad norteamericano, sacaron el nombre para bautizar su proyecto.
Se dieron a conocer en el año 2005 con un prometedor álbum: Exits.  Le siguió otro disco con buenas intenciones: Union.  Y llegó su consagración con un trabajo excelente: The Cold Still, en 2011.
La dotación norteamericana de la banda está formada por Nathan Nicholson, vocalista, guitarra y teclados, y Andrew Smith, guitarra principal.  Ambos llegaron a Londres desde su Tennesee natal.  En Inglaterra estaban Adam Harrison, guitarra bajo y Piers Hewitt, batería.



Nathan Nicholson



















Andrew Smith




























Piers Hewitt


Adam Harrison



























Se toman con cierta tranquilidad la elaboración de su Rock, una galería de buenas vibraciones entre lo alternativo y lo independiente.  Éste año 2018 han vuelto a la carga con un álbum, Ghost Alive, que contiene un puñado de buenas canciones.  El Cíclope entresaca un par para que te hagas una idea.





Como puente entre The Boxer Rebellion y los siguientes invitados, el Cíclope recupera el sonido de una banda cuyos discos se podrían situar en la misma estantería por cercanía estética.  Es el caso del grupo capitaneado por Chris Martin: Coldplay.  Un tema de aquel lujoso Parachutes del año 2000.



Coldplay
 (
Chris Martin segundo por la izquierda)




A mediados de los 90 apareció en Inglaterra, en Londres en concreto, una banda en formato de trío que se conoce con el nombre de Morcheeba.  El proyecto, fundado por dos hermanos, Paul Godfrey, DJ y Ross Godfrey, multinstrumentista, se estructuró alrededor de la voz de una cantante, Skye Edwards.  Dos mujeres más al frente vocal del grupo, ambas como suplentes durante un tiempo, Daisy Martey y Jody Sternberg, hicieron de puente hasta que después de tiras y aflojas, Skye Edwards volvió al seno de la banda.  Llevan grabando discos desde 1996 y llegan hasta éste 2018.  Siguen enredando magnificas composiciones donde mezclan, con muy buen pulso, trip-hop, blues y pop.  El Cíclope recupera precisamente su álbum de presentación: Who Can You Trust.



Morcheeba
 (
Skye Edwards en el centro)


La próxima vez que el Cíclope traiga los sonidos de Morcheeba tendrá en cuenta las grabaciones en solitario de Skye Edwards, la producción que realizó el tiempo que estuvo ausente en el seno del trío.  Por ahora nos quedamos con dos músicos dedicados a las texturas y paisajes electrónicos que tienen en común el ser griegos de origen: Hior Chronik y Mikael Delta.



Hior Chronik

Hior Chronik, cuyo nombre real es George Papadopolous, es un compositor e intérprete, asentado en Berlín.  Nació en Grecia, en Atenas, en 1974.  Lleva en el tema de grabar discos desde el año 2008.  El álbum que hoy nos trae el Cíclope, The First Ray, del año 2015, está grabado con la colaboración de un amigo y paisano, Mikael Delta.



Mikael Delta

Para cerrar el programa nos quedamos con Mikael Delta.  Compositor e intérprete griego, DJ y músico dedicado a la electrónica en general, abarca desde el sonido más neo-clásico con el piano hasta las formas más sincopadas de la música para pista de baile.  De él escuchamos dos temas de dos épocas diferentes: una, el álbum Forbidden Poetry del año 2006; la otra el álbum Tech Me Away, del año 2010, en el que contó con la colaboración de la cantante, también de origen griego, Eleni Tzavara, conocida por el pseudónimo artístico de Etten.



La cantante griega 
Eleni Tzavara, más conocida como Etten


Espero que te guste el programa.


Enlace para descargarlo y/o escucharlo:








miércoles, 16 de mayo de 2018

Cíclope 3.0 - 15-05-18


A Perfect Circle

Cíclope 3.0 del martes 15 de mayo de 2018.  Comenzamos con sonidos abigarrados de rock con la banda A Perfect Circle, que llevaban algunos años en silencio.  La última vez que entraron en los estudios de grabación fue para editar su álbum del año 2004 titulado aMotion.  En el año 2013 aparecería un disco grabado en vivo y desde entonces nada, hasta éste 2018, cuando se edita Eat the Elephant.  
A Perfect Circle se reúnen en 1999 capitaneados por dos ex-miembros de la banda de Los Angeles Tool, en concreto sus fundadores: Billy Howerdel, guitarrista, y el cantante y letrista Maynard James Keenan.



Tool
  
Después de algunos cambios en el seno del grupo A Perfect Circle, la composición de músicos quedaría terminada con Jeordie White, guitarra bajo que había tocado con Marilyn Manson y Nine Inch Nails; Jame Iha, que había desarrollado una carrera como guitarrista con The Smashing Pumpkins y el batería de sesión Josh Freese.  De ésta nómina de músicos en la actualidad tan sólo queda Iha.  El bajo ha pasado a las manos de Matt Mcjunkins y de la batería y percusión se encarga Jeff Friedl.  Por supuesto, el liderazgo sigue entre Howerdel y Keenan.



A Perfect Circle
 en la actualidad.  De izquierda a derecha: 
KeenanMcjunkinsHowerdelIha y Friedl



Eat the Elephant






















Eat the Elephant























Uno se pregunta: si ésta banda editó el último disco grabado en estudio en el 2004 y otro grabado en vivo en 2013 y no dan señales de vida como A Perfect Circle hasta el año actual, ¿qué han hecho mientras tanto?  Tomando como referencia al dúo fundador, como personalidades creativas que son, no se han quedado quietos.  Desde el año 2007, el vocalista y letrista Maynard James Keenan ha estado al frente de Puscifer, un sexteto que reúne en sus filas al batería y al bajista actual del Circulo Perfecto.  El Cíclope los reseña extrayendo un tema de su álbum de 2008 V is for Vagina.



Puscifer
(
Maynard James Keenan primero por la derecha, sujetando un rifle)

La otra columna vertebral sobre la que se asienta A Perfect Circle, el guitarrista Billy Howerdel, ha tenido menos producción aunque algo ha hecho.  Le dio forma al proyecto Ashes Divide que por el momento tan sólo tiene un disco editado en 2008, Keep Telling Myself It's Alright.  Eso sí, el antiguo batería del Circulo y el actual colaboran en éste proyecto.



Ashes Divide




























Billy Howerdel




























Lo que tienen de interesante ambos proyectos (Puscifer y Ashes Divide) es que viniendo ambos de A Perfect Circle no suenan igual, no suenan como una prolongación.  Sí se identifica un perfil que los hace cercanos, claro, como que ambos (Howerdel y Keenan) levantan el alma que mueve la música del grupo, pero son distintos.
Y si hablamos de sonidos diferentes, los siguientes invitados que nos trae el Cíclope son otra historia.  Se llaman Submotion Orchestra.



Submotion Orchestra

Originales de la ciudad británica de Leeds, Submotion Orchestra se formó en el año 2010.  Sus fundadores, el batería Tommy Evans, y el productor Dom Howard, tras un encargo que recibieron del Consejo de las Artes de York para que compusieran una obra de reminiscencia clásica para ser interpretada en la Catedral de York en el año 2009.  Ambos músicos, que venían de otras corrientes y otras estéticas, encontraron un camino hacia un crisol de estilos musicales donde la electrónica, el jazz, el downtempo, la música de ambiente, el soul...se mezclaba de forma atractiva.  Para coronar bien el proceso de seducción sonora buscaron una voz que supiera dotar de una suave sensualidad toda esa interesante mezcla, y la voz la encontraron en Ruby Wood.  Ella y seis miembros más terminaron de conformar Submotion Orchestra.  Durante un tiempo, una vez a la semana, por la noche, tocaron en el Bar Hukaz, en su ciudad natal, Leeds.  Ahí, una de esas noches, responsables de una discográfica se quedaron encantados con lo que hacían y pasaron a contratarlos.  Una muestra de su música, recogida por el momento a lo largo de cinco discos, es la que nos trae el Cíclope, el álbum de éste año 2018 titulado Kites.



El grupo Submotion Orchestra



Ruby Wood
 vocalista de Submotion Orchestra

Siguiendo el rastro sereno que nos dejan Submotion Orchestra nos vamos ahora con Justin Walter, un músico original de Ann Arbour, Michigan, compositor de partituras de música evocadora y soñadora para trompeta, teclados electrónicos y E.V.I. (Electronic Valve Instrument), un sintetizador analógico obscuro, controlado por viento, difícil de dominar, asociado en ocasiones con la Música Fusión y la New Age.
A la deriva en algún lugar alrededor de las intersecciones del Jazz, la Música Ambient y el retorno al clasicismo, la música de Walter se mueve fluidamente entre diferentes tonos de colores y estados de ánimo.  Generalmente es cálido, brumoso y brillante, pero también tiene sus momentos donde refleja estados de ánimo más tenebrosos.  Lo que trae el Cíclope oscila entre lo luminoso y lo tétrico, tal y como indica su título: Lullabies and Nightmares (Canciones de cuna y Pesadillas).



Justin Walter


En la recta final del programa le seguimos el rastro de formas calmadas y tranquilas.  En muchas ocasiones en Cíclope 3.0 aparecen proyectos de música dirigidos por un solo músico.  En ésta ocasión va a ser una mujer la responsable de lo que se conoce como Birds of Passage.



Birds of Passage


Estas Aves de Paso son en realidad Alicia Merz, poetisa, compositora e intérprete de música minimalista original de Nueva Zelanda.  Lleva en la música trabajando con ese seudónimo desde el año 2010.



Alicia Merz
  
Para cerrar ésta edición de Cíclope 3.0 recuperamos un fragmento de la Banda Sonora Original de la película María Magdalena compuesta por Jóhann Jóhannsson y su colega y paisana la violonchelista Hildur Guðnadóttir.




Espero que te guste el Programa.


Enlace para descargarlo o escucharlo: