jueves, 24 de junio de 2021

Mark Oliver Everett

 


Mark Oliver Everett

Muchas veces ocurre que te nombran a alguien relacionado con la música, alguien que no te suena de nada, y resulta ser que es miembro de tal proyecto, de tal banda que has escuchado y, hasta sin saberlo directamente, te gustan bastante.  Eso es lo que sucede con este hombre que se llama y apellida Mark Oliver Everett.  Es el motor de una de esas bandas de rock alternativo cuyo nombre no controlas pero que te suenan mucho: EELS.  

El significado en español de la palabra es Anguilas, pero a lo que hace referencia es al alias con el que se conoce al hombre de la foto: E.  Así que sería más correcto traducir el juego que plantea la palabra como el plural de la letra E pero además alargándolo: Los Ees.

El motivo por el que lo traigo al blog y le hago una entrada en el apartado de Literatura/Libros recomendados no es precisamente por su música sino por un libro que ha escrito y que le han publicado hace poco: Cosas que los nietos deberían saber (Things the Grandchildren Should Know).




Cuando vi un ejemplar de la obra en la mesa de novedades de la librería de mi barrio me llamó la atención por la editorial, Blackie Books.  Hacen unas ediciones muy atractivas y publican obras que a mi me interesan particularmente así que le di un vistazo.  El nombre y el apellido del autor me sonaba, muchísimo...¡Ay, carajo!  ¡Pero si es el vocalista, el que mueve los hilos del grupo Eels!  Por eso, de entrada, me interesó, y más aún porque no se trata de una obra de ficción sino como indica el subtítulo (Memorias) va de autobiografía.  ¿Qué podrá contar un hombre de 58 años de su biografía?  No es necesario haber cumplido 80 años o ser nonagenario para que una persona se decida a contar su historia, valga con recordar el caso de Michel Leiris y su Edad de hombre, donde el autor repasa su vida desde que tuvo uso de razón hasta la Edad de Hombre, los 33 ó 35 años.  Es algo parecido lo que hace Everett en este libro, Cosas que los nietos deberían saber, donde la base es la búsqueda de una plenitud vital, cosa que no hubiera podido lograr sin una catársis, una liquidación de cuentas con el pasado, para la cual la actividad literaria y sobre todo lo que se conoce como literatura confesional es un instrumento extraordinariamente útil.  Everett no narra la vida de una estrella del Rock and Roll con su manida trilogía Sexo, Drogas y Rock'N'Roll.  Tampoco se dedica a enumerar una antología de contradicciones que dan como resultado final una bonita balada neurótica obsesiva.  Everett tiene el pulso de los escritores norteamericanos que saben redactar, como pocos saben hacerlo, con un estilo ágil, directo, lo que se conoce con el nombre de literatura musculosa: saber describir una habitación, los movimientos de un personaje, los pensamientos que pasan por su conciencia y las consecuencias de otras ideas que salen desde el inconsciente, todo con una solidez y seguridad que te atrapa desde el primer momento.  En este libro el músico-autor te habla de su vida desde los comienzos, cuando los inicios son una referencia que va conociendo con el paso del tiempo (su padre, Hugh Everett III, uno de los científicos estadounidenses más importantes del siglo XX, según la revista Scientific American, que se carteó con el mismísimo Einstein), cómo encuentra su cadáver en casa y cómo la muerte, natural o escogida (su hermana) le va a hacer buscar una vía de expresión para ordenar el dolor y la existencia mellada.  Te cuenta cómo surge el virus de la música en su vida pero lo hace de una forma que parece que está manteniendo una conversación de tú a tú contigo, que le estás leyendo, y que en el fondo no eres tan diferente de él como persona.  Su estilo, su forma de escribir, me ha recordado y mucho a un paisano suyo, Tom Spanbauer, que además de ficción ha escrito varias obras de perfil autobiográfico y que es un autentico especialista en eso de la literatura musculosa, donde no sobra nada porque todo el vocabulario que utiliza es imprescindible.  Para que te hagas una idea, Everett, en su libro, escribe un párrafo de unas cuantas líneas de tres formas diferentes para mostrar, que no demostrar, que podría utilizar otro tono, otro estilo más abigarrado, pero que no funcionaría correctamente dadas sus intenciones.

Cosas que los nietos deberían saber cuenta con la traducción de Pablo Álvarez Ellacuria y lo ha publicado Blackie Books el pasado mes de mayo de este año 2021.  Su lectura es una bocanada de aire fresco y si no has escuchado al grupo EELS te deja unas ganas inmensas de conocerlos.  Pongo una semilla, una canción, Woman Driving, Man Sleeping del álbum Souljacker del año 2001.




De verdad, Cosas que los nietos deberían saber no te defrauda.  Te aconsejo su lectura.





Cíclope 3.0 - 22-06-21

 


Jazz O(b)scuro


Cíclope 3.0 del martes 22 de junio, un día después del solsticio de verano de 2021, comenzando así el inicio astronómico del verano.  Haciendo alusión a la ínclita estación del calor por antonomasia comenzamos la edición de hoy, con un trompetista excepcional: Miles Davis.




En 1958 veía la luz la grabación de la ópera Porgy and Bess realizada por Miles Davis al frente de un combo de músicos excepcional: Julian Cannonball Adderley en el saxo alto, Paul Chambers en el contrabajo, Jimmy Cobb en la batería, Davis en la trompeta y como coordinador encargado de los arreglos y orquestación, Gil Evans.  En cualquier enciclopedia, libro o tratado sobre el mundo del Jazz, esta versión de Porgy and Bess está catalogada como uno de los momentos más brillantes de la Música AfroAmericana.  La ópera, original de George Gershwin en la partitura con libreto de Ira Gershwin y DuBose Heyward, ha recibido infinidad de interpretaciones.  El aria Summertime se ha escuchado por una diversidad amplísima de cantantes, músicos...una de las más conocidas fue la de Janis Joplin, pero nosotros hemos escogido la que hizo Davis con su trompeta para iniciar una edición de Cíclope 3.0 eminentemente jazzística...y oscura.


Hay una gama de sonidos dentro del mundo del Jazz que se le ha dado en llamar Dark Jazz, Jazz Oscuro.  Consiste en la unión de sonidos experimentales asentados en la electrónica, en los paisajes sonoros, en la música ambiental, en las formas libres de improvisación...  LAND, con mayúsculas, es una muestra de ese estilo que hoy ocupa el programa.  
LAND es un proyecto fundado por dos músicos británicos, Daniel Lea y Matthew Waters.  De Daniel Lea no hay fotos, no sabemos cómo es; de Matthew Waters sí,


pero hay que buscar a través de su alias artístico, Fatal, que no utiliza con LAND sino con otras aventuras de perfil electrónico.
La formación de la banda es temporal, la nómina de músicos cambia dependiendo del trabajo que se pretende organizar alrededor de unas composiciones que, unidas, presentan un resultado que se puede catalogar de narrativa musical apocalíptica, negra, que apunta hacia un mundo habitado por los detectives de las primeras historias de Paul Auster, mundos urbanos nocturnos, iluminados con dislocaciones de neón...Taxi Driver con su protagonista existencial deambulando sólo por la ciudad a altas horas de la noche.
Night Within fue el álbum de presentación de LAND, un disco aparecido en el año 2012, grabado en Islandia, en Reykjavik, con producción de Ben Frost, el músico australiano asentado en Norteamérica y miembro de los ruidosos Swans.  El disco contó con colaboraciones como la de David Sylvian, que se encarga de cantar y escribir el texto del segundo tema que escoge el Cíclope de esta banda.  También colabora un músico del que hablamos la semana pasada cuando escuchábamos el nuevo álbum de Morcheeba, el cantante y multinstrumentista Duke Garwood, que formaría parte del proyecto The Quiet Temple con los que terminábamos la edición anterior de Cíclope 3.0
En esta ocasión se encarga del saxo alto y el clarinete.


David Sylvian

 












Duke Garwood












Ya lo señalábamos al hablar de Garwood, que es un músico que está presente en los créditos de los discos de una variedad muy amplia de colegas de trabajo y que con todos saca lo mejor de sí mismo.  Por ejemplo ha trabajado con Carolyn Hume y Paul May, dos figuras del Jazz británico, pianista ella, batería él, que en el año 2000 grababan uno de los muchos álbumes que tienen firmados a medias.  Zero es el título de ese disco donde Duke Garwood tocaba el clarinete, en dos piezas en concreto, una de ellas es la que reseña el Cíclope, Black Clouds.



Paul May
y Carolyn Hume



Hace tiempo, no mucho no creas, si utilizabas un nombre artístico y lo registrabas no lo podía utilizar nadie más.  Un grupo se bautizaba con un nombre y ese nombre no se podía volver a utilizar hasta que los músicos hubieran desaparecido y por lo tanto el proyecto.  Lo mismo para un artista solista masculino o femenino.  Pero las cosas han cambiado tanto que ahora si eres famoso, escribes un libro y lo publicas y alguien denuncia el contenido de la obra como plagio, en vez de hundirte en la más absoluta miseria el libro en cuestión puede duplicar o triplicar las ventas.  Hace tiempo a quien culpaban de plagio le caía encima una cruz negra invertida y se lo, o se la llevaba el Demonio y el Olvido.  Con lo de los nombres de grupos suceden cosas curiosas.  Una vez entré en una tienda de discos buscando un disco de un grupo llamado Incubus.  No recordaba el título del álbum pero si veía la portada lo reconocía.  El muchacho que me atendió me preguntó que a qué grupo con el nombre Incubus me refería, porque están Incubus de Calabasas, California; Incubus de Nueva Orleans; Incubus de Tampa, Florida; Incubus de Río de Janeiro, Brasil...  Todos hacían Rock, más o menos cañero.  Para colmo el tema que yo buscaba de ellos era un poco más tranquilo de lo que hacían habitualmente...  No, no lo encontré, me lo grabó un amigo unos meses después y sí, eran los Incubus de Calabasas, California.  Cuento todo esto porque la banda que escuchamos a continuación se llaman Land, igual que los que han sonado al comienzo del programa de hoy solo que escrito en minúsculas y los otros escriben el nombre en mayúsculas.  ¿Lo escogieron así para diferenciarse de estos otros que, además, son anteriores?  Lo ignoro, pero lo cierto es la coincidencia no sólo en el nombre sino también en la estética porque ambos proyectos se adentran en las formas del Jazz Oscuro.


Jeff Greinke, en la foto tercero contando desde la izquierda, es un compositor e intérprete de Jazz y Música Ambiental, norteamericano, que vive actualmente en Tucson, Arizona.  En 1993 funda el grupo Land descrito por el guitarrista de la banda, Dennis Rea, como una extraña mezcla de Jazz, Rock, Música Electrónica y Músicas del Mundo.  El proyecto, incluyendo a su fundador, llegó a contar hasta con 9 miembros en activo.  
Land publicaron tres álbumes entre 1995 y 2001 e hicieron actuaciones en vivo como la gira asiática de 1996 en la que tocaron en escenarios como China, Hong Kong y Macao.
Para recuperar una muestra de su música, el Cíclope escoge un tema del primer LP y otro del tercero.



Land
- Land - 1995






Land
- Road Movies - 2001












Los siguientes que suenan en la edición de hoy lo dicen todo con el nombre que escogieron para identificarse: The Kilimanjaro Darkjazz Ensemble.


Seis o más miembros conformaban la estructura de esta banda holandesa formada en la ciudad de Utrecht en el año 2000.  La idea inicial fue la de un proyecto de música electrónica que se dedicarían a la composición de bandas sonoras para películas mudas entre las que se contaban Metrópolis, Nosferatu...  Pero se dedicaron precisamente a componer música dentro de los esquemas del Jazz Oscuro, como ellos mismos señalan en el nombre que adoptaron.  Entre los años 2006 y 2011 dejaron 4 álbumes y un montón de Singles y EPs.  Su música podría formar parte de la banda sonora de las películas de Dario Argento, de hecho en su último disco titulado From The Stairwell aparecido en 2011 firman una composición con el título de Giallo, igual que la película que Argento dirigía en el año 2009.  Ya no existen como The Kilimanjaro Darkjazz Ensemble, ahora siguen trabajando pero con el nombre de The Mount Fuji Doomjazz Corporation.  De ese álbum del año 2011, From The Stairwell (Desde el hueco de la escalera) nos quedamos con un tema.



Y nos ponemos ya en la recta final del programa de hoy.  Me habría gustado que hubiesen sonado más músicos de esta disciplina del Jazz O(b)scuro, pero no tenemos tiempo para más, tan sólo un tema vamos a poder escuchar de estos alemanes que ya han pasado en otras ocasiones por Cíclope 3.0 y que responden al nombre de Bohren & der Club of Gore.



Bohren & der Club of Gore


Cuatro viejos amigos que compartían el amor por estilos musicales como el Grincore, Hardcore, Death Metal y Doom Metal, se unieron en 1992 con la estructura de batería, guitarra bajo, guitarra eléctrica y guitarra eléctrica más piano.  La música que producían, instrumental, sin palabras, resultaba oscura, misteriosa y un poco inquietante.  Primero se llamaron Bohren (Taladro, taladrar, en alemán) y al poco tiempo de funcionar como banda añadieron lo de Club of Gore para aseverar que eran fans del grupo holandés Gore, especializados en música instrumental de estilo Hardcore, Metal y NoiseRock.  Sin embargo sus seguidores alemanes no seguían en ningún momento caminos tan explosivos y ruidosos.  De la oscuridad inquietante, Bohren & der Club of Gore pasaron a las atmósferas melancólicas cuando el guitarrista Reiner Henseleit abandona el grupo y es sustituido por el compositor y saxofonista Christoph Clöser quien precisamente con el sonido del saxo va a vertebrar la música de la banda.  Dark Jazz, Doom Jazz, Ambient Jazz, Jazz Noir...son matrículas que le han adjudicado a la música que produce este proyecto alemán que descubrió una vía de expresión que se deleita en un letargo sin prisas, una música persistentemente sedada, ejecutada de una manera modal y armónicamente mínima.  Sus principales influencias van desde las bandas sonoras de Cine Negro (un guiño a Miles Davis y aquella soberbia banda sonora de la película Ascensor para el cadalso), las partituras de Angelo Badalamenti, las baladas interpretadas con un saxo lánguido por parte de Ben Webster...y las imágenes sombrías, perversas y violentas de las novelas de Jim Thompson.  Con un tema de su álbum Blac Earth del año 2002 nos despedimos hasta la semana que viene.



  

 

Espero que te guste el programa.


Enlace:


https://www.radio.tomares.es/blog/ciclope-22-06-21






miércoles, 16 de junio de 2021

Cíclope 3.0 - 15-06-21

 


Suspension
- Robert y Shana Parkeharrison


Cíclope 3.0 del martes 15 de junio, edición un tanto tranquila, calmada...o por lo menos es la intención con la que comenzamos.


Lo primero que suena en el programa de hoy es uno de los EPs que Ben Watt (foto de la izquierda) grababa antes de que apareciese el primer álbum del dúo en el que desarrolló su actividad creativa, Everything But The Girl, donde compartió titularidad con Tracey Thorn.  El tándem se daba a conocer en 1982 con un EP, Night and Day, Watt, un año antes, publicaba Can't en formato Extended Play también.  Paralelamente al proyecto junto con Thorn, en 1982 la columna masculina del dúo editaba otro EP, Summer Into Winter


grabado a medias con Robert Wyatt que se encargó del piano y de los coros además de algún instrumento de percusión, mientras que Watt, además de componer, canta y toca la guitarra eléctrica en temas como el que escoge el Cíclope, Slipping Slowly.

Ben Watt ha sido siempre un hombre solitario que entabla diálogos fácilmente con otra persona cuando crea música.  Sin embargo hay excepciones, por ejemplo el año pasado, 2020, cuando publica Storm Damage, un disco marcado por la intimidad, por el dolor de la perdida de un ser querido y que contiene composiciones realizadas por él y la compañía de un trío formado por piano, bajo y batería.  Este año 2021 Watt edita Storm Shelter, más desnudo instrumentalmente que el anterior porque tan sólo está él y su piano con canciones como Winter's Eve.



Storm Shelter
- 2021

Este comienzo tranquilo nos favorece que continuemos por senderos con ondulaciones calmadas como las que nos trae un hombre cuya labor en la música ha contribuido a que Portugal mantenga esa brillantez especial que posee en sus formas artísticas.  Me refiero a Rodrigo Leão.


Nacido en Lisboa en 1964, Rodrigo Leão es uno de los compositores e intérpretes portugueses que más ha contribuido a la riqueza y diversidad de la música en el país vecino.  Leão inició su andadura en la música como teclista, tocando en la banda Sétima Legião, un grupo que dio una nueva visión de la música Pop/Rock portuguesa a principios de los años 80.  Unos años después pasaría a formar parte de uno de los proyectos musicales más significativos nacido en territorio portugués, Madredeus, donde tocaría también los teclados.
A principios de los años 90 es cuando comienza a desarrollar una obra personal bebiendo de diferentes fuentes: comienza un periplo que parte de algún lugar situado entre los sondeos de ecos electrónicos y experimentales y la música clásica.  
Con el piano como instrumento de base, Rodrigo Leão ha ido elaborando una discografía y una puesta en escena que difícilmente puede dejar indiferente a los espíritus que busquen una expresión musical sin fronteras, sin matrícula que la defina, sólo música.

El 21 de febrero del año pasado, 2020, se editaba O Método, lo último que ha grabado el músico portugués.  Escogió Sevilla para presentar el disco que vería la luz inmediatamente después de esa actuación, al filo de la declaración de Estado de Alarma y el consiguiente Confinamiento.  Ya había pasado por la capital hispalense en el año 2011 y volvía para reencontrarse con una ciudad que le es cercana y grata.  Para presentar ese nuevo trabajo, actuó el 12 de febrero de 2020 en el Teatro Lope de Vega.  
En este nuevo trabajo, Leão refleja sus particulares habilidades compositivas retratando esos caminos musicales singulares que se inspiran en los sonidos electrónicos y en las diferentes expresiones de la música en el mundo.  En el disco intervienen músicos como Federico Albanese, compositor, teclista de origen italiano, cuya versatilidad le hace recorrer estilos que van desde la música clásica a la electrónica y a la psicodelia.  Junto a Jessica Einaudi, hija del reconocido compositor e intérprete Ludovico Einaudi, conforman el dúo La Blanche Alchimie.  De su álbum Galactic Boredom el Cíclope extrae el tema que le da título al disco.


Jessica Einaudi





















Federico Albanese




















Volviendo al disco O Método de Rodrigo Leão nos quedamos con otra de las colaboraciones que incluye la obra, la del cantante Casper Clausen (en la foto de la izquierda), vocalista de la banda danesa Efterklang.  
Con Clausen en la parte vocal y Albanese  contribuyendo en los teclados junto a Leão resuelven una de esas composiciones francamente hermosas contenidas en este álbum del músico portugués: The Boy Inside.
El último corte que escuchamos del disco de Leão, O Cigarro, está compuesto a medias entre él y la violinista y teclista Viviena Tupikova (en la foto inferior, a la derecha) que además canta.



De la voz de una mujer a otra, en este caso la de Lisa Gerrard



Lleva más de cuatro décadas en el mundo de la música esta vocalista, compositora y multinstrumentista.  Es una de las dos columnas vertebrales sobre las que se apoya el proyecto Dead Can Dance y además ha trabajado, y continúa haciéndolo, con una asombrosa variedad  de colaboradores, desde los compositores cinematográficos como Ennio Morricone, Hans Zimmer o Zbigniew Preisner hasta músicos como Klaus Schulze o productores como Patrick Cassidy.
De las últimas obras que ha realizado está una que es producto de la colaboración con Jules Maxwell

compositor de música para piezas de teatro y danza, influido por los esquemas minimalistas de la música de Gavin BryarsMaxwell entró a formar parte como miembro estable de Dead Can Dance a partir del año 2015, después de haber intervenido como músico de sesión en las actuaciones en vivo del grupo y a raíz de la reforma que realizaron Brendan Perry y Lisa Gerrard.  Desde ese año, Maxwell siguió tocando los teclados en el grupo, ya como miembro oficial.  Su relación con Gerrard  data precisamente de ese año, 2015, cuando se conocieron como compositores de piezas para el coro de mujeres Le Mystère des Voix Bulgares.  Parte de lo que no grabó el Coro se quedó entre los dos como algo susceptible de ser trabajado para darle otra meta.  Maxwell contactó con un viejo conocido, el productor afincado en Francia James Chapman.  Le enviaron parte del material que habían ido grabando y cuando deciden reunirse se declara la Pandemia de la COVID-19, por lo que tuvieron que trabajar por separado: Lisa Gerrard en Australia, Jules Maxwell en Inglaterra y James Chapman en Francia.  Trabajo concienzudo que fue adoptando forma y que acabó como el disco titulado Burn, publicado el pasado mes de mayo, el día 7 para ser más concreto.




El disco está formado por siete composiciones que, como es habitual en cualquier obra donde esté presente el ingenio de Lisa Gerrard, resultan emocionalmente resonantes donde se entretejen lo dramático, las texturas exuberantes y una dinámica que descubre un todo musical suntuoso.  Hay momentos en los que parece que estás escuchando a Dead Can Dance y es lógico: la voz icónica y a veces sin palabras de Gerrard se eleva con benevolencia sobre un misterioso y vaporoso acompañamiento instrumental.  Es algo característico en ella y allí donde interviene aparece esa, podríamos decir, marca de la casa.  El resultado final de esa triple colaboración (Gerrard, Maxwell, Chapman) es tan  envolvente, espiritual, sensual y emocional como cautivador.



Lisa Gerrard
y Jules Maxwell



Por cierto, ya que estamos con una parte de Dead Can Dance, aunque lo digo en el discurso del programa lo dejo también por escrito: el próximo mes de julio cerramos el Especial Magazine; en agosto descansa Cíclope 3.0 y vuelve con la nueva temporada en septiembre estrenando Especial Discografía que va a estar dedicado precisamente a ellos, a Dead Can DancePeinaremos su discografía y la de Brendan Perry y Lisa Gerrard en solitario.  El primer martes de cada mes, empezando por el del mes de septiembre que será día 7.
Como adelanto, vamos a recuperar uno de los álbumes de DCD, el titulado Aion, de 1990, y un tema interpretado por la voz masculina de la banda: Black Sun.



En la recta final de la edición de hoy nos quedamos con una banda de origen alemán que suenan con unas formas cercanas a la escuela estética de Dead Can Dance, ellos son Love Is Colder Than Death.



 
La banda se formó en 1990 siguiendo el sendero de la Dark Wave y tomando el nombre, El amor es más frío que la muerte, de la película de título homónimo del año 1969 dirigida por Rainer Werner Fassbinder (afiche de la cinta a la izquierda).
Tuvieron cambios constantes desde sus inicios, sobre todo en el frente vocal femenino (hasta tres mujeres llegaron a pasar por esa función).  Las que más tiempo permanecieron en el grupo fueron Susan Heinrich (en la foto superior) y Anja Hermann, la chica rubia de la foto inferior.


 La banda se separó en el año 2011.  En 2012, Maik Hartung, el que aparece en la foto sin un pelo en la cabeza, reorganizó el grupo con una nueva alineación pero duró poco.  La vocalista y el hombre de la derecha con melena larga, Ulrich Stornowski, dijeron adiós en 2013 y al final Love Is Colder Than Death se quedó como un dúo: 
Hartung y Ralf Jehnert, primero por la izquierda.
La formación de cuarteto de la foto es la que firmó el álbum de 2013 titulado Tempest

un disco que suena cercano a la estética Dead Can Dance, en la línea oscura de otras bandas también cercanas en estilo como por ejemplo el proyecto sueco llamado Arcana.
El grupo alemán alterna la parte vocal entre la voz masculina y la femenina, como hacen DCD con un sonido épico a veces frío y otras más cálido.  Para cerrar el programa de hoy un par de temas de este último álbum, uno cantado por voz de hombre y el otro por mujer.

Espero que te guste el programa.

Enlace:




miércoles, 9 de junio de 2021

Cíclope 3.0 - 08-06-21

 


Morcheeba


Como en tantas ocasiones hoy el Cíclope toma un disco y con una obra resuelve los sesenta minutos del programa.  Todo porque comienza a investigar los diferentes colaboradores, si los hay, y va entrelazando el hoy con el ayer de esos músicos que intervienen como es el caso del espacio de hoy, Cíclope 3.0 del martes 8 de junio, donde sonará un disco, Blackest Blue, el nuevo trabajo de la banda Morcheeba, aparecido el pasado mes de mayo, en concreto el viernes día 14, y compuesto y creado a lo largo del año 2020 mientras aprovechaban el confinamiento que les impidió tocar en directo.


Blackest Blue presenta una novedad: de trío, Morcheeba ha pasado a dúo.  Se ha ido uno de los hermanos Godfrey, Paul, y se ha quedado sólo Ross.  En la parte vocal sigue Skye Edwards, que dejó durante un tiempo el proyecto pero que volvió, después de haber grabado unos cuantos discos en solitario.

El nuevo álbum reúne una colección de 10 temas que fusionan los estilos que han desarrollado durante una carrera que ocupa ya tres décadas entre otras formas y estilos manejan el Soul, el Electro-Pop, Downbeat...  Composiciones instrumentales (empezamos con una canción sin palabras) y seguimos con el primer single extraído del nuevo trabajo.

Es un disco que contiene un par de colaboraciones, dos exactamente, que son las que protagonizan en primer lugar un músico de origen norteamericano llamado Brad Parr.


Brad Parr y su hermano Andrew (derecha e izquierda de la foto) voz y compositor uno, batería el otro, formaron por allá el año 2006 la banda The Barr Brothers.  Son de Boston, Massachusetts y a lo largo de la década de los años 90 estuvieron formando parte del combo de Rock The Slip, grupo que abandonaron en el año 2004 cuando ambos se trasladan a Canadá, a la ciudad de Montreal.  Entre esta ciudad y Quebec le dan forma al proyecto Barr Brothers.  En Montreal contactaron con una intérprete de arpa, Sarah Pagé, de formación clásica, y en Quebec conocieron al multinstrumentista Andrés Vial.

Los cuatro juntos y bajo el arco gravitatorio de composición que marcaba Brad  comienzan a desarrollar un estilo de música básicamente acústico, de raíces Folk y así en 2011 publican lo que sería su álbum de presentación, The Barr Brothers.


El disco, además de dar a conocer el universo de la banda, les sirve también para añadir al nombre del grupo el artículo "The" y The Barr Brothers se asientan en esa música de raíces folkys, aunque tienen espacio también para los ritmos más sincopados y cuando se electrifican hacen temas como el que reseña el Cíclope.

Saltamos en el espacio de hoy del disco nuevo de Morcheeba, Blackest Blue, a los discos de los dos colaboradores que participan con la banda británica.  Primero el tema en el que intervienen como vocalistas y después, algo de sus labores musicales independientes de lo que hayan hecho con Ross Godfrey y Skye Edwards.  Con ella cantan a medias Brad Parr y este otro músico, Duke Garwood.


El tema The Edge of the World cuenta con la voz de Garwood, el hombre de la foto a la izquierda, un músico nacido en 1969 en la zona rural de Kent, Inglaterra, asentado en Londres, y cuya experiencia en una amplia gama de instrumentos le ha facilitado aparecer en los créditos  de álbumes de una numerosa y ecléctica gama de músicos de estilos variados.  Esto ha supuesto que se sumerja en muchas atmósferas y formas, él que tiene sus raíces en el Blues, y que aporte unos perfiles de sonidos oscuros, espectrales, de ambientes nocturnos unas veces y otras de claroscuros experimentales que no dejan indiferente a nadie.  Ha sido y sigue colaborando con Mark Lanegan, con quien ha firmado discos a medias.  Está presente en los créditos de álbumes de músicos de Jazz como la pianista Carolyn Hume, en este caso utilizando el alias artístico de Luke Garwood.

Su primera aparición en disco, firmando con su nombre y apellido, data del año 2005, cuando aparece Holy Week, un debut que marcó una serie de grabaciones que establecieron su reputación como Bluesman de una variedad poco común.

El Cíclope rescata uno de sus discos en solitario, el titulado Heavy Love, del año 2015.



  

Garwood es uno de esos músicos cuya producción, ya sea en solitario o formando parte de los créditos de los álbumes de otros músicos, da para un montón de programas y además variados.

Entre sus diferentes proyectos está el de la banda de Jazz conocida con el nombre de The Quiet Temple con un disco grabado y publicado en 2019.

La idea de ese grupo surge entre Garwood y Rich Machin, una de las dos columnas sobre las que se apoya la formación Soulsavers.  Adoptan el nombre después de escuchar una composición titulada Quiet Temple original del pianista Mal Waldron e interpretada y grabada por los trompetistas Donald Byrd y Booker Little en el álbum The Soul of Jazz Percussion de 1960.



     

Este disco se reeditaba en el año 2000 con otro título, The Third World.


El mismo contenido, título cambiado, dándole protagonismo a los dos trompetistas, y edición pésima en cuanto a créditos se refiere: no hay la más mínima especificación sobre quién toca qué instrumento en los diferentes temas. 




Donald Byrd



Booker Little


Hasta aquí el origen de la idea, de dónde sacan el nombre para darle forma a un proyecto de perfil jazzístico, oscuro.  Ahora les quedaba hacer el casting para encontrar los músicos adecuados para el posible grupo.  De base, la formación será fluctuante, músicos que estarán hoy y quién sabe dónde mañana.  Por el momento, sobre el año 2017, cuando comienza a cristalizar la idea, los componentes son viejos conocidos, amigos y colegas de profesión con quienes ya han tocado.  Son:



 
Ray Dickaty, saxofonista, miembro de Stereolab y Spiritualized








Tim Lewis
teclista, también conocido por el alias de Thighpaulsandra, miembro de 
Spiritualized y colaborador de Julian Cope desde 1992 hasta 2002 




         El batería Paul May




Peter Marsh
 guitarra bajo




Tony "Doggen" Foster Guitarra eléctrica, colaborador durante un tiempo de Julian Cope




Estilísticamente The Quiet Temple tienen como referencia estética tres grabaciones de Jazz de los años 70 que son los álbumes







Lawrence of Newark, 1973, del organista norteamericano  Larry Young



El álbum 
Gemini del trompetista Marcus Belgrave de 1974




De 1972 el LP The Black Ark del saxo alto Noah Howard


Los padres del proyecto, Garwood y Machin, conocían los tres álbumes pero los volverían a escuchar detenidamente y no lo harían solos, realizarían una audición detallada, analítica con todos los miembros de la banda.  Era el otoño del año 2017, estaban cómodamente instalados en los estudios Real World propiedad de Peter Gabriel y llevaron a cabo la tarea de escuchar los tres discos y montar un coloquio crítico después.  Se trataba de empaparse de lo que habían escuchado con pasión y de hacerlo suyo para comprometerse a grabar un disco en vivo, es decir, sin hacer demos, sin hacer tomas alternativas, grabar del tirón el proceso tal cual.  El resultado final es un disco de música laberíntica de alta inspiración.  Con un tema de ese disco terminamos hoy, con la promesa de recuperarlo en otra ocasión.

Espero que te guste el programa.

Enlace: