lunes, 14 de mayo de 2018

Arthur Machen


Arthur Machen
(1863-1947)

Arthur Llewellyn Jones, más conocido como Arthur Machen, es una figura fundamental en la Literatura Fantástica en el género del Terror.  Nacido el 3 de marzo de 1863 en Caerleon-on-Usk, en Monmouthshire, condado de Newport, al sur de Gales, Reino Unido, es uno de los pilares tanto de la Literatura Fantástica de finales del siglo XIX como de principios y a lo largo del siglo XX, así como de algunas ideas que han florecido en el Cine de fechas más cercanas.
Para ordenar algunas ideas sería bueno puntualizar el por qué del apellido Machen, siendo como era hijo del pastor anglicano John Edward Jones.  Por aquellos años, siendo nuestro protagonista un niño, su padre, para heredar cierto patrimonio, se cambió el apellido por el de soltera de su madre, quedando como Jones-Machen.  Cuando Arthur cumplió la mayoría de edad y empezó a firmar lo hizo con el Machen que aparecía en el apellido paterno, herencia de su abuela.  Y allí, en las tierras galesas de Gwent, Arthur crecería en la rectoría paterna, esponjando lecturas relacionadas con historias celtas, romanas y medievales.  En definitiva, llenándose el alma de las raíces folclóricas de su tierra.
Ser hijo de un pastor anglicano no le permitió, económicamente, asistir a la Universidad tras finalizar sus estudios básicos.  Con trabajos temporales en imprentas sacó lo suficiente para intentar entrar en la Escuela Médica de Londres pero suspendió el examen de acceso.  Continuó su actividad laboral dando clases particulares y volviendo a la imprenta, donde ensayaba la literatura escribiendo por la noche.  Con 18 años publica el poema Eleusinia, basado en los Misterios Eleusinos.  Tres años después, en 1884, con 21 años consigue colocar la obra The Anatomy of Tobacco, él, fumador empedernido de pipa.  Consigue un trabajo más o menos seguro como catalogador y redactor con el editor y librero George Redway.  Conocedor de la lengua francesa se convierte en traductor de Francés Antiguo, pasando al inglés el Heptamerón de Margarita de Navarra y la colección de relatos fantásticos Le moyen de Parvenir de Beroalde de Verville.  Contrae matrimonio con Amy Hogg.  ¿Tiene algo que ver ésta Amy Hogg con James Hogg, el escritor escocés nacido en 1770 y fallecido en 1835?  No lo sé.  Por más que he buscado no he encontrado relación posible entre ambos, a pesar de lo poco común del apellido, de las fechas y del hecho que ella estuviera relacionada con la bohemia británica.  El caso es que Machen se relaciona con otros escritores como A.E. Waite, que pertenecía a la Hermandad de la Golden Dawn.
Al poco tiempo de contraer matrimonio recibe una suma considerable de dinero producto de la herencia de unos parientes escoceses y del legado que le deja su padre cuando muere.  Con éste desahogo, Machen se puede dedicar plenamente a escribir y en 1890, con 27 años, escribe y da a conocer su primer gran éxito: El gran dios Pan.  No ve la luz el relato hasta 1894, enmarcado entre una serie de publicaciones del movimiento esteticista de su época.  Para Stephen King, el relato de Machen es, en palabras del autor norteamericano,
quizás el mejor relato de terror en lengua inglesa
El gran dios Pan es, tal vez, la primera narración de terror que se desarrolla a plena luz del día, en un paisaje primaveral de campos de lavanda, con mariposas y amapolas mecidas por la brisa del mediodía.  Una mañana de pic-nic, una familia busca la sombra de un árbol para extender el mantel, frente a grandes masas de arbustos y abigarradas arboledas, ahí, donde alguien señala que ha visto el rostro de un hombre que les observa, un hombre de piel obscura, marrón, del color de la madera de los troncos.  Será una ilusión óptica.  Eso parece, pero no: Pan observa al grupo como siempre lo ha hecho cuando ve a un ser humano, con extrañeza.  Él tiene cuerpo humano de cintura para arriba y patas de cabra desde el ombligo hasta las pezuñas.  Cara de piel muy morena y dos cuernos pequeños sobre la frente.
Hay cientos de Antologías de cuentos fantásticos y de terror, algunas con más brillo que otras.  Si te encuentras cualquier selección realizada por Rafael Llopis, sin lugar a dudas tenla en cuenta.  Rafael Llopis Paret es un traductor, antólogo, psiquíatra y ensayista español, divulgador de literatura fantástica y de terror, que con su nombre y apellido da garantía a la publicación que tengas entre las manos.



Rafael Llopis
 (85 años y que viva muchos, muchos años más)

Rafael Llopis, en 1982, puso al día la selección de cuentos de terror que la editorial Taurus publicó en 1963 según traducción y criterios suyos.  La nueva edición de 1982 la realizó Alianza Editorial en tres volúmenes con el título Antología de cuentos de terror, con la selección y traducción de Llopis.  Los volúmenes fueron: Vol. 1 - De Daniel Defoe a Edgar Allan Poe; Vol. 2 - De Charles Dickens a M.R. James; Vol. 3 - De Arthur Machen a H.P. Lovecraft.  Sería en éste tercer volumen donde aparecería El gran dios Pan.


 

En 1895 apareció una obra emblemática de Machen (personalmente, la novela que más me gusta de él): Los Tres Impostores.  La estructura está formada por varias narraciones cortas interconectadas en un juego apasionante donde nada es lo que creías.  Machen es especialista en una cosa: en poner bocabajo toda una trama.  Cuando te quedan tres páginas para terminar y sobrentiendes que el sentido que lleva la historia va hacia ese final que ya se vé, ¡plaff!, te da la vuelta, como si de un trampantojo se tratase, y lo que parecía ser no es porque en realidad lo que es, es otra cosa.  Auténtica pieza de bomba de relojería, la lectura de Los Tres Impostores cautivó a Jorge Luis Borges y a Adolfo Bioy Casares, que reseñaron su entusiasmo en la revista Sur recuperando la memoria del escritor galés y su obra, no sólo ésta novela.
En España apareció traducida por Luis Loayza en 1984 en Alianza Editorial.




En 1905 aparece Un fragmento de vida (A Fragment of Life), una historia de lo cotidiano que se abre, de forma insospechada, a una especie de epifanía sobrenatural, mitológica, de todas las cosas.  La vida doméstica de un matrimonio que se va convirtiendo en una sucesión de hechos luminosos y mágicos.  Se editó por primera vez en nuestro país en la exquisita colección El Ojo sin Párpado de la editorial Siruela en 1987, con traducción de Rafael Llopis.




Una vez agotada ésta edición, Siruela la ha reeditado con otro formato.
Finales del siglo XIX y principios del siglo XX.  Tiempos emocionalmente difíciles para Machen que se encuentra con el duelo por la muerte de su mujer.  A lo largo de todo un año lucha por aceptar la idea y vivir con la ausencia.  Se refugia en el consuelo espiritual que le proporciona el contacto con la sociedad esotérica Orden Hermética del Alba Dorada (Hermetic Order of the Golden Dawn) donde había sido iniciado mediante la influencia de su amigo, escritor también, A.E. Waite.  A pesar de manejar elementos que le atraían extraordinariamente como el paganismo y las creencias populares, Machen se apartó de las reuniones, quedándose con los aspectos legendarios que le interesaban para desarrollar ideas en sus narraciones.
Del año 1907 data otra de las obras emblemáticas de Machen: La Colina de los Sueños (The Hill of Dreams).  De nuevo la editorial Siruela en su colección El Ojo sin Párpado, con traducción de otro nombre importantísimo en la divulgación de la literatura de terror en España: Francisco Torres Oliver.



Francisco Torres Oliver
 - 82 años

Torres Oliver es un nombre de altísima reputación en el campo de la traducción literaria, no sólo en el género de la literatura fantástica de terror aunque, en éste área, su labor es encomiable.  A él le debemos, entre otras obras, la traducción de La Colina de los Sueños edición de 1988 en Siruela.  Con prólogo de Lord Dunsany, otro de los nombres fundamentales de la literatura fantástica de finales del siglo XIX principios del siglo XX, La Colina de los Sueños la escribió Machen entre 1895 y 1897 con el título The Garden of Avallaunius.  Sería en 1907, año de su publicación, cuando la retocó y cambiara el título por el de La Colina de los Sueños.  Más que una narración de terror, que en verdad no lo es, se trata de una de esas aventuras espirituales, una aventura fantástica donde las tierras y los espacios desconocidos pertenecen a la zona obscura del alma, la parte más desconocida de la mente.  El mismo autor se expresaba de la siguiente forma con respecto a la intención de la novela:
Quiero escribir la historia de un Robinson Crusoe del alma, de un hombre que está solo, no porque se halle en una isla desierta... sino por su aislamiento mental, porque entre él y todos aquellos con quienes tropieza media un abismo.
El resultado final es aún más complejo y en la obra, Machen vuelve a utilizar ese pulso tan personal que tensiona toda la narración, dotándola de un sentido hacia un fin que, al final, no se cumple, porque en el último momento, como en un juego de prestidigitación imposible, la obra se pone bocabajo.
Son tiempos en los que Machen se enreda en temas esotéricos, mezclando leyendas, cristianismo celta, el Santo Grial y todo lo legendario relacionado con el Rey Arturo.  Curiosamente, él que fue denunciado por utilizar elementos escabrosos de horror y por el erotismo de algunas de sus páginas, editó algunos relatos y artículos en la publicación The Academy, que era de Lord Alfred Douglas, amante de Oscar Wilde y promotor de todo el escándalo que levantó el juicio al gran autor irlandés.  A lo largo de las primeras tres décadas del siglo XX, desde 1900 a 1920, Machen, que se había dedicado a trabajar como actor en una compañía de teatro, alternando las interpretaciones de obras de Shakespeare con las actuaciones como prestidigitador, vuelve a las labores literarias.  Se ha vuelto a casar, es padre por partida doble, su vida se asienta y retoma el tema de su narrativa precisamente en 1914, año de inicio de la Primera Guerra Mundial.  Comienza la redacción de su obra Los Arqueros, que dará pie a la saga legendaria Los ángeles de Mons.



La noche del 22 al 23 de agosto de 1914 se produjo el primer gran enfrentamiento entre las fuerzas expedicionarias inglesas y las alemanas en lo que se conoció con el nombre de la Batalla de Mons: las tropas inglesas, en menor cantidad numérica que las alemanas, se vieron obligadas a retirarse al día siguiente.  La retirada y la batalla fueron percibidas por el público inglés como un momento clave en la guerra.  Pese a la censura que había en el Reino Unido por aquel entonces, esta batalla fue la primera prueba que tuvieron los británicos de que derrotar a Alemania no iba a ser tan fácil como algunos hubieran pensado.  Machen, el 29 de septiembre de 1914, editó Los Arqueros (The Bowmen), donde recrea, mezclando mitología, leyenda, mitos populares y datos que él mismo recopiló, la terrible batalla donde, con su sabiduría como narrador, relata un extraño suceso sobrenatural: los arqueros, dirigidos por San Jorge de Capadocia en la mítica Batalla de Agincourt de la Guerra de los 100 años, vuelven al mundo de los vivos para asistir a las tropas británicas en la Batalla de Mons. Considerando el número de fuerzas alemanas involucradas en la batalla, la habilidad inglesa para detener su avance tanto tiempo como lo hicieron fue vista como digna de elogio.  La propaganda para incentivar el ánimo de los soldados en el Frente estaba servida.  Es más: las peticiones para alistarse en el ejército subieron a las pocas semanas.
Un año antes de que finalizara la Gran Guerra de 1914, en 1917, Machen escribe y edita El Terror (The Terror-A Fantasy) traducida por Luis Loayza, con una primera edición en 1985 y una primera reimpresión en 1986, ambas en Alianza Editorial.  De nuevo el autor hace una incursión, con una mirada oblicua, en todo lo que es vida cotidiana y doméstica para deconstruirla con la aparición de hechos y situaciones inexplicables que parecen abrir la conexión con otras fuerzas y dimensiones.




A lo largo de los años de la década de los 20, especialmente a partir de 1922, la obra de Arthur Machen se revitalizó.  Hubo un repunte de las reediciones de sus novelas y cuentos pero fueron circunstancias efímeras.  Cercana la década de los 30 el brillo y esplendor de Arthur Machen se apagó.  De nuevo la precariedad económica florece como una hierba mala y Machen, que desde hacía unos años no escribía ficción, tiene que buscar trabajo y lo encuentra como lector de manuscritos del editor Ernest Benn.  El final de ésta ocupación coincide con el reconocimiento literario que recibe en 1933, siendo incluido en una Lista Civil que le permite percibir una pensión que no es gran cosa pero al menos le permite subsistir.  La sombra de las penurias económicas le perseguiría hasta 1943 cuando recibe un merecido reconocimiento literario durante su cumpleaños.  Tenía 80 años.  Los principales responsables de ese homenaje fueron Bernard Shaw, Algernon Blackwood, Walter de la Mare y T.S. Eliot.
Al menos vivió en paz los años previos a su muerte el 15 de diciembre de 1947.



A. Machen


En la espiral del Tiempo, una de las voces que abanderaron la recuperación de Arthur Machen y que siempre reconoció una influencia clara y directa del autor galés, fue la de Howard Phillips Lovecraft.


H.P. Lovecraft (1890-1937)

A Lovecraft le eran extraordinariamente queridos los temas machenianos, especialmente aquel que hacía referencia a la existencia de un más allá en el mundo ordinario donde se esconde otro mundo misterioso y extraño que quebranta las leyes de la lógica y la razón cotidianas.  Apartar ese velo de normalidad puede conducir a la locura y a la muerte.  O a ambas.  La utilización que hizo Machen tanto de Londres como Gales como puntos geográficos contemporáneos que esconden un pasado obscuro de horrores y criaturas terribles que pueden salir a la luz, a la superficie de los días más cotidianos y tranquilos, influyeron profundamente en Lovecraft.  También tomó como referencia las alusiones que el maestro hizo de dioses ancestrales, pretéritos, como fue el caso de los dioses Nodens y Aklo.  Todo esto caló profundamente en el escritor de Providence y su mención de Arthur Machen en el ensayo El Horror en la Literatura (Supernatural Horror in Literature) y la inclusión de un cuento suyo en Los Mitos de Cthulhu ha supuesto que el nombre y apellido de Arthur Machen siga vivo a través de los nuevos lectores.
Lovecraft merece una entrada para él solo en éste blog.  Hoy aparece porque fue un eslabón muy importante en lo que significó la divulgación de la literatura fantástica de terror, tanto como autor como antólogo.
Entre 1925 y 1927, Lovecraft redacta un ensayo no muy extenso pero sí extraordinariamente rico titulado El Horror en la Literatura (Supernatural Horror in Literature).  Revisó el manuscrito, editado originalmente en 1927, más tarde, entre 1933 y 1934.  En España existen algunas ediciones de la obra lovecraftiana que incluyen éste ensayo como epílogo en un volumen de narraciones o como complemento de alguna de sus novelas.  Ha tenido varias versiones editadas por diferentes editoriales.  Una de ellas es la que publicó Alianza Editorial en 1983 con traducción de Francisco Torres Oliver.


 

El gran códice de la Literatura de Terror organizado por Lovecraft bajo el nombre de Los Mitos de Cthulhu reúne a una serie de escritores relacionados con la Literatura de Terror anglosajona.  La lista es larga y enjundiosa y se estructura en tres grandes bloques: Los precursores, Los Mitos y Mitos póstumos.  Entre los nombres y obras seleccionadas está su admirado y venerado Arthur Machen con el relato Vinum Sabbati, formando parte del apartado Precursores.
Los Mitos de Cthulhu los editó Alianza Editorial en 1969, traducidos por Francisco Torres Oliver y Rafael Llopis.  Después se reeditaron en 1970, 1975, 1976 y 1978.  No sé por cuál edición va actualmente.  Sé que existen otras ediciones en otras editoriales.  Ésta que reseño es la de 1978.




Hay varias editoriales en cuyos catálogos cuentan con un amplio apartado dedicado al Terror y a la Literatura Fantástica.  Sin embargo hay una especialmente relacionada con éste genero de la literatura y es la Editorial Valdemar.  Merece la pena que visites su catálogo.  Aquí el enlace a su web:

http://www.valdemar.com/

Para terminar ésta semblanza de Arthur Machen, recordar un volumen dedicado a sus cuentos publicado por la Editorial Siruela en su colección El Ojo sin Párpado.  Lleva por título Cuentos, seis narraciones traducidas por Juan Antonio Molina Foix (otra figura importante en el mundo de las letras relacionadas con la Fantasía y el Terror).  Se editó por primera vez en el mes de mayo de 1987 y apareció una segunda edición corregida en agosto de ese mismo año.





Con un margen de probabilidad altísima, éstas ediciones que he reseñado no podrás encontrarlas en ninguna librería, a no ser que se traten de librerías de segunda mano, porque están agotadas, sobre todo las pertenecientes a la colección El Ojo sin Párpado de Siruela aunque en la colección Libros del Tiempo de esta misma editorial, tienen algunos títulos reeditados.  De todas formas, versiones más actualizadas seguro que sí las encuentras.  Si puedes, quieres y tienes ganas, te recomiendo, sobre todo, las novelas Los Tres Impostores y La Colina de los Sueños.  En el campo de los relatos, por supuesto El gran dios Pan.  La lectura de Arthur Machen no decepciona.







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