miércoles, 28 de agosto de 2019

Walter de la Mare




Walter de la Mare  
(1873-1956)

Hoy llega al blog un autor al que venero de forma rotunda: Walter de la Mare.
Escritor inglés, nacido en Charlton, condado de Kent, el 25 de abril de 1873, cultivó la poesía, la novela, la narración breve y el ensayo.  Su trabajo cotidiano en una compañía petrolera le dejaba tiempo suficiente para poder escribir.  En el año 1908 percibió una pensión que le posibilitó concentrarse a tiempo completo en su vocación literaria.
Lo primero que se editó de él fue un libro de poesías, Songs of The Childhood (Canciones de la Infancia) en 1902.  Su narrativa se inauguraba en 1904 con la publicación de su primera novela, Henry Brocken, firmada con el seudónimo de Walter Ramal.  Desgraciadamente es un autor poco editado en España, apenas tres o cuatro libros que, para colmo, se encuentran actualmente descatalogados y desde hace ya tiempo.  Siguiendo con la publicación de su obra, en 1910 vería la luz otra novela, The Three Royal Monkeys (Los tres monos reales).  Ese mismo año, 1910, se publicaba la obra The Return (El Retorno) editada en España en 1947 por Hispano Americana de Ediciones de Barcelona y traducida por Manuel Vallvé.







El Retorno trata de una posesión: la de un mediocre y aburrido cabeza de familia, Arthur Lawford, por el espíritu perturbado de un libertino y suicida francés del siglo XVIII.  El protagonista, paseando una tarde por un cementerio, contempla una serie de lápidas rotas de tumbas abandonadas, y de una de ellas, como un aire maligno, saldrá ese espíritu que entrará en él, provocándole un estado de intensa alienación en parte porque el fantasma posee una personalidad infinitamente más compleja y atractiva que la de su anfitrión.  Algunos críticos literarios afirman que no es una buena novela porque está inflada de superchería ampulosa tanta que al mismo autor le dio miedo de seguir adelante y la trama se le escapa entre los dedos.  Personalmente no estoy de acuerdo.  El autor plantea unas circunstancias que aparentemente parecen conducir a una meta que después no resulta ser tal.  Al autor le gusta jugar con esas apariencias que funcionan como una tapadera que esconden otra verdad, otra interioridad.  A De la Mare se le ha catalogado como escritor de género terrorífico y no lo es.  Aunque se hable de posesión diabólica en El Retorno no funciona como tal y si produce un escalofrío es por lo que tiene de extraño, de raro.  Él fue un maestro de la puesta en escena, uno de los grandes arquitectos y diseñadores de interiores: construye casas hechizadas amuebladas con detalles de la personalidad del carácter de sus personajes.  Con esa arquitectura vincula espacios y lugares que evocan estados de ánimo y atmósferas.  El desconcierto que crea la lectura de esta novela es una seña de identidad habitual en el autor que perfeccionó su narrativa en los relatos y cuentos que escribiría después, pero no la considero una obra mala, en absoluto.
Y hablando de terror, de miedo, vaya por Dios, en 1912 aparecía su libro de poemas The Listeners (Los oyentes) que oscila entre el mundo de los espíritus fantasmales y la imaginación siniestra.  Hace unos años, visitando Cantabria, estuve en Lloreda de Cayón, en la librería-imprenta de Alastair Carmichael.  Como librería de segunda mano tiene auténticas joyas.  Conversando con él fui encontrando algunos títulos que me interesaban y charlando fui confesándole algunas pasiones, nombres de autores y autoras entre los que apareció el de De la Mare.  Me hizo un regalo grandioso: una antología de sus poemas en una edición de finales de los años 20.




  



En ésta selección se incluyen seis de los poemas que forman el conjunto de The Listeners, entre otros The Sleeper.  Esto es muy curioso: si lo lees, te vas a encontrar con un antecedente de la película Los Otros de Alejandro Amenábar.  Ojo, digo antecedente, no copia.  Amenábar es un hombre ilustrado, culto, que lo pasó fatal en el pre-estreno en Nueva York de la película El sexto sentido, de M. Night Shyamalan, del año 1999.  Él estaba ultimando su película Los Otros y sin saberlo coincidió en una temática cercana a la película americana.  El mundo casi se abre con forma de agujero negro bajo sus pies porque se podía pensar que había copiado, imitado.  Y no es así.  Existen coincidencias en la vida y en el proceso creativo más aún.  Por eso digo lo curioso de la coincidencia entre la temática del poema de De la Mare y la película de Amenábar.  ¿Conocía él el poema?  Lo ignoro, lo señalo a título de curiosidad, nada más.
Volviendo al tema de literatura de terror, para aumentar esa especie de sambenito que le habían colgado, el gran pope de la Literatura de Terror y Horror, H.P. Lovecraft, en su ensayo El horror sobrenatural en la literatura, cita a De la Mare como poeta de versos fantasmales.  Si Lovecraft lo incluía en la nómina de autores de su ensayo es que se trata de un escritor dedicado a dicho género.  Y así se quedó.
Continuó su labor como poeta a lo largo de la década de los años 10 del siglo pasado.  Ninguno de esos libros de poemas son traducidos al español.  Descontando la publicación de la novela El Retorno en 1947, lo que se conoce de De la Mare son sus narraciones breves, los cuentos o relatos que aquí aparecen entre los años 1987 y 1989 en la editorial Alfaguara, extraordinariamente traducidos por Francisco Torres OliverDe la Mare escribió 11 volúmenes de cuentos, dos de ellos dirigidos a un público infantil.  En 1942 aparecía el volumen titulado Best Stories of Walter de la Mare (Las mejores historias de Walter de la Mare) cuya selección realizó él mismo.  En la introducción, el autor nos dice que
Las historias contenidas en este volumen han sido seleccionadas de cuatro colecciones tituladas The Riddle and Other Stories (El Acertijo y otras historias) 1923), The Connoisseur and Other Tales (El conocedor y otros cuentos) 1926, On the Edge (En el borde) 1930 y  The Wind Blows Over (El viento sopla) 1936.  Su disposición no está según fecha de publicación.  Huelga decir que "best" ("lo mejor") en el título de este volumen simplemente implica una preferencia personal.  No se ha incluido ninguna historia de las colecciones tituladas Broomsticks and Other Tales (Escobas y otros cuentos) 1925, y The Lord Fish (El pez señor) 1930, que están dirigidas a niños.
Son 16 cuentos y relatos en total que aquí en España vieron la luz en dos volúmenes: La tía de Seaton y otros relatos, 1987, y La orgía: un idilio, 1989.  Siete y nueve cuentos, respectívamente.




  







En la historia de la literatura, De la Mare es de esos casos raros por el contenido, por los temas tratados y, sobre todo, por cómo desarrolla las ideas y la prosa o versos que utiliza.  Es una mirada oblicua, extraordinariamente personal, que parte del reino de la imaginación, que no de la fantasía o, al menos, de lo que habitualmente conocemos como Fantasía.
De la Mare tenía un concepto muy personal sobre la Imaginación.  Decía que hay dos aspectos de la misma: la propia de los niños y la de los muchachos.  En el límite de ambas se produce un estado emocional que es precisamente del que se alimenta la literatura de este autor.  La imaginación en De la Mare no se refiere a la capacidad de idear la transformación material del mundo real, para él la imaginación es un privacidad privilegiada de la mente, esa cámara secreta del espíritu que llamamos imaginación, según sus propias palabras.  Únicamente se le permite actuar sin referencia alguna a teorías psicoanalíticas del inconsciente.
Sumergirse en la lectura de los 16 relatos recogidos en esos dos volúmenes reseñados es entrar en un jardín donde nada es lo que parece ser.  Me es muy difícil entresacar algún cuento concreto aunque recuerdo el impacto, el estremecimiento interior de alguno de ellos: La trompeta, Qué sueños pueden venir, La tía de Seaton...no sigo porque nombraría el resto.  
En el primer volumen, La tía de Seaton y otros relatos, al principio, aparece una lista de otras obras del autor entre ellas Memoirs of a midget, marcada con un asterisco.  La señal indica más abajo: de próxima aparición.  Pero no fue así, no sería Alfaguara la que editase Memorias de una enana sino la editorial Siruela en su exquisita colección El Ojo sin Párpado. 







Apareció en 1988, entre los dos volúmenes de relatos, traducida y anotada por María Luisa Balseiro.  La edición tenía además la contribución de una autora que, en ocasiones, se acerca a la forma de hacer de De la MareAngela Carter, que escribía el Epílogo, y esto es muy interesante, no el Prólogo, donde anticipa acontecimientos y cuenta aspectos relacionados con el autor y la obra, escribe el Epílogo, al final, cuando ya has leído y sacado tus conclusiones-emociones sobre el libro.  Ella misma señala que

la prosa de De la Mare es evocadora, nunca voluptuosa, y depende de la asociación con el lector/ra para lograr el efecto deseado
 Memorias de una enana (Memoirs of a midget) apareció en 1921 y en poco tiempo adquirió el perfil de lo que se dio en llamar la primera novela surrealista inglesa.  Consiguió el premio de ficción James Tait Black Memorial.
A lo largo de 55 capítulos breves, Memorias de una enana nos presenta el relato, narrado en primera persona, de la juventud y, sobre todo, de los veinte años de una señorita de la época victoriana que tiene la desdicha de ser de talla diminuta, aunque perfectamente constituida y de físico agraciado.
El manuscrito original, escrito y firmado por la señorita M. y titulado como la novela, está transcrito por Walter Dadus Pollacke, un hombre que se confiesa lector, no escritor.  Será su interlocutor, la persona que la escuche sin emitir ningún juicio de valor.  A lo largo de las páginas que él transcribe se va construyendo un estudio misantrópico sobre la lejanía, el aislamiento.  En cierto modo la novela trata de cómo hacerse amigo de la soledad cuando una persona es extraordinariamente diferente, como la señorita M., y no encuentra su sitio en medio de tanto desorden no escogido.
¿Qué tamaño tiene la señorita M.?  No se nos da en ninguna parte con precisión.  A los cinco o seis años de edad es lo bastante dimunuta como para sentarse en la tapa de un tarro de crema, sobre la mesa del tocador de su padre.  Da de comer a las mariposas en la mano; para leer un libro tiene que hacer unos esfuerzos titánicos: levantar la tapa, pasar las páginas.  Con el tiempo llegará a dormir en medio de un libro abierto.  En verdad sería más correcto hablar de una liliputiense más que de una enana.  Casos paralelos de tamaño físico, caso real, fue el de Jeffrey Hudson, liliputiense de la corte de Carlos I de Inglaterra, que estuvo al servicio de la reina Herietta María de Francia, esposa del monarca, y que se vio obligado a retirarse cuando creció más de la cuenta y alcanzó la altura de 1 metro y 14 centímetros.




El monarca Carlos I de Inglaterra y Jeffrey Hudson

La obra Memorias de una enana fue acogida con admiración.  El autor recibió de sus lectores una serie de regalos pequeñitos aptos para el uso de la señorita M.  Russell Brain, famoso neurólogo británico, escribió un libro de charlas con De la Mare que tituló Té con Walter de la Mare, donde describe la vitrina que guardaba el autor en su casa con esos regalos minúsculos.
En 1948, la prestigiosa editorial británica Faber publicó un Tributo a Walter de la Mare en su setenta y cinco cumpleaños, con colaboraciones, entre otros, de escritores y escritoras como Vita Sackville-West.
Toda la obra de De la Mare, prosa y poesía, está impregnada de esa melancolía romántica que fue su especialidad.  Pero su reputación tanto como poeta como narrador se fue desvaneciendo silenciosamente desde 1956, año de su muerte el 22 de junio en Twickenham, a los 83 años.
Sin embargo el mundo no le olvidó.  El compositor inglés Benjamin Britten escribió, entre 1928 y 1931, una serie de composiciones para voz y piano basadas en poemas de De la Mare.  A finales de la década de los 60 Britten volvió a visitar aquellas partituras.  Fueron cinco grupos de canciones que no las escribió originalmente como un ciclo cerrado, fue solo a raíz de su revisión para ser interpretadas las partituras y publicadas en la primavera de 1968 cuando las reúne bajo un nombre común a los cinco ciclos: Tit for Tat.  Britten dedicó la obra al hijo de De la MareRichard de la Mare, en ese momento presidente de Faber Music, la editorial que publicaba las partituras de Britten.
Y ahora, las malas noticias: la obra de Walter de la Mare, en España, está descatalogada y sólo se puede conseguir en librerías de segunda mano, on line o en locales físicos.  No es difícil encontrar La tía de Seaton y otros relatos o La orgía: un idilio, lo malo es el precio: 42 y 43 euros, de segunda mano.  Memorias de una enana sube más la cantidad a pagar, no recuerdo concretamente cuánto pero es caro.  También en el mercado de segunda mano se puede encontrar El Retorno, la misma edición de 1947 que reseño al comienzo de esta entrada, publicada por Hispano Americana de Ediciones de Barcelona y traducida por Manuel Vallvé.
Contrastando la información que tenía hasta el momento he encontrado dos obras del autor que no sabía que se hubiesen  publicado: Los músicos, 1989 y Los cuatro hermanos,  1990, ambas editadas en la editorial Debate.  Como soy muy pragmático en estas cosas inmediatamente fui a la librería, ya que se encuentra en mi ciudad, pero, ¡oh, frustración! cerrado por vacaciones.
Sin embargo, las obras en inglés en el mercado de segunda mano gozan de unos precios inmejorables: uno, dos euros e incluso céntimos que no llegan al euro.  Para leer a De la Mare en su lengua hay que tener un nivel de inglés alto porque escribe con un vocabulario muy culto.  Si te atreves, y harás bien si puedes, aquí te dejo algunos de sus libros en el idioma de Shakespeare:







Su primera novela, de 1904, en una edición del mismo año del editor londinense John Murray.  Una joya encontrada en un mercadillo de segunda mano en Edimburgo.








Publicado en 1930 y con ilustraciones de Rex WhistlerIslas desiertas, cuyo título completo es Islas desiertas y Robinson Crusoe, es un ensayo, según el autor, compuesto por comentarios divagantes en forma de antología o libro sobre todos los aspectos concebibles de este tema.  Hay notas, reflexiones y citas de lecturas de toda la vida sobre restos de naufragios, cimarrones, piratas, utopías, cabras, alucinaciones, comidas exóticas, avaros, castigos, soledad, Darwin, loros, ídolos, santos, ermitaños, mapas, especias, drogas y por supuesto Daniel Defoe.  Esta edición es de 1988, publicada por Faber & Faber.



En 1978 la misma editorial publicaba con cubierta blanda Collected Rhyme and Verses, recopilación de poesías para niños.






Walter de la Mare (1873-1956)


Walter de la Mare: léase.

Con esta entrada el blog cierra por vacaciones.  Volverá la última semana del mes de septiembre, sobre el lunes día 23.  Hasta entonces, Salud, y nos volvemos a encontrar.







viernes, 16 de agosto de 2019

Santo, el Enmascarado de Plata




Santo, el Enmascarado de Plata

Hacía tiempo que no realizaba una entrada en este blog dedicada al Cine de Serie B.  Hoy, toda una institución de los antiguos Cines de Verano y de los programas dobles de Cine Matutino más conocidos como Matiné: las películas de Santo, el Enmascarado de Plata.
Figura emblemática de la Lucha Libre mexicana, actor, escondía su rostro, jamás descubierto, tras esa máscara plateada que le sirvió para construir el mito.  Su nombre verdadero era Rodolfo Guzmán Huerta, nació en Tulacingo, Hidalgo, México, el 23 de septiembre de 1917 y fallecía en Ciudad de México el 5 de febrero de 1984.



Carnet Profesional con el rostro de El Santo sin máscara

Como luchador profesional estuvo sobre el ring entre 1942 y 1982.  Sobre 1952 se convirtió además en héroe de cómic protagonizando la serie editada por José Gudalupe Cruz Santo, El Enmascarado de Plata ¡Una aventura atómica!










Algunas portadas de los cómics








































Santo, El Enmascarado de Plata como actor llegó a protagonizar 52 largometrajes desde 1958.  El género de películas protagonizadas por figuras de la Lucha Libre se había inaugurado unos años antes, en 1952, con otro luchador profesional que también se cubría el rostro con una máscara, El Médico Asesino.









El Médico Asesino que, ironías de la vida, comenzó en el Cine con una cinta titulada El Enmascarado de Plata, de 1952.










La primera película de Santo se rodaba y estrenaba en 1958.  En realidad fue una doble presentación porque en los Cines mexicanos se estrenaron y por éste orden: Santo contra el Cerebro del Mal y Santo contra los Hombres Infernales.  Ambas cintas fueron dirigidas por Joselito Rodríguez, filmadas y coproducidas en Cuba.  Cuando se terminaba el rodaje de la segunda Fidel Castro entraba en La Habana y declaraba la victoria de la revolución cubana.  Se desmontaba todo lo relacionado con la filmación exactamente un día antes de la eclosión revolucionaria.



















































Las características básicas de estas producciones fueron dos: el bajo, bajísimo presupuesto con el que estaban realizadas y su alto índice de improvisación.  La inocencia amateur con la que están hechas, lo burdo de los decorados recuerdan, salvando las distancias, las producciones de Ed Wood.
El estilo de las películas protagonizadas por Santo, El Enmascarado de Plata es básicamente el mismo, hay pocas variantes, en todas el superhéroe aparece en varias peleas en el ring porque su profesión es la de Luchador, pero si tiene que interrumpir un asalto para ayudar a alguien lo hará, ya volverá después a resolver el combate.  Los enemigos de Santo serán criaturas sobrenaturales, marcianos pendencieros llegados desde el espacio exterior, científicos locos o miembros del crimen organizado.
La primera etapa, finales de la década de los años 50 y parte de los 60, las películas se rodaron en blanco y negro.  Después llegaría el color con un poco, tan sólo un poco, más alto, especialmente para todo lo relacionado con el maquillaje y efectos especiales.
Las cintas se rodaron tanto en Blanco y Negro como en Color.  Aquí algunas de las carteleras de sus películas:


Santo vs. Las Mujeres Vampiro - 1962



Santo contra la hija de Frankestein - 1971










Santo en La Venganza de las Mujeres Vampiro - 1970

















El Santo contra Las Momias de Guanajuato - 1970 (Compartiendo protagonismo con otros dos luchadores de renombre: Blue Demon y El Mil Caras)











Santo en El Tesoro de Drácula - 1968

Realizada para la televisión, tuvo un segundo título en México: El Vampiro y El Sexo.


La información de la cartelera no tiene desperdicio: especifica que la película es a colores

Hay muchas más porque fueron 52 películas oficiales y alguna apócrifa como 3 Dev Adam, producción turca de 1973 dirigida por T. Fikret Uçak que se tradujo como Tres Hombres Poderosos.  El guión cuenta que Estambul está siendo aterrorizada por una ola de crímenes desatados por Spiderman, que en ésta ocasión hace de malo, y la policía llama al superhéroe estadounidense Capitán América y al luchador mexicano Santo para detenerlo.



Además se hicieron incursiones en el mundo infantil con películas como Santo contra Capulina, de 1968, dirigida por René CardonaGaspar Henaine, conocido como Capulina, fue un actor, comediante, músico, cantante, productor de cine y guionista mexicano nacido en 1926 y fallecido en 2011.  Saltó a la fama cuando formó el dúo cómico/musical Viruta y Capulina junto a Marco Antonio Campos.  Desde entonces se le conoce por el nombre artístico de Capulina.  Como jamás utilizó en sus espectáculos ni palabras obscenas o situaciones de contenido para adultos, su humor blanco ayudó a que tuviera un público amplio, donde el público infantil tenía cabida.



El mundo del Cine Animado para adultos también ha contribuido a la exaltación del mito del luchador mexicano y además con fecha reciente porque la cutre El Santo contra la Tetona Mendoza es del año 2012.


Cartelera con la palabra Tetona censurada 

La intención original, la idea que movió a crear las películas protagonizadas por Santo, El Enmascarado de Plata, fue la tentativa de fundar un estilo de horror gótico, cosa que no acertaba a cuajar por ningún lado, y el resultado se puede enclavar más dentro de la Comedia que del Terror/Horror.  En ciertos círculos de Europa las películas del Santo se consideraron y consideran joyas del cine surrealista mexicano, por su ingenuidad, por ese descuido con que son realizadas, algo que se entiende como totalmente intencionado.  Se pueden comparar a las películas del célebre actor y director Juan Orol.  Si te interesa la figura de Orol, te recomiendo la entrada del blog El Espectador Imaginario dedicada a éste actor y director.  El artículo está firmado por Paula Segovia, te recomiendo que lo leas.  Te dejo aquí el enlace:

http://www.elespectadorimaginario.com/pages/febrero-2012/investigamos/la-vida-es-peor-que-una-pelicula-de-juan-orol.php

En el año 1963, el 2 de agosto, al Santo le nacía el último descendiente de una larga saga familiar.  El menor de todos sus hijos seguiría sus pasos tanto como luchador profesional como actor de cine.  Jorge Ernesto Guzmán Rodríguez, cuando obtuvo su licencia para luchar profesionalmente, debutó el 18 de octubre de 1982 con el nombre artístico de El Hijo del Santo, heredando la característica máscara de plata de su padre.


El Hijo del Santo

No ha llegado a tener tanta fama en el ring como su progenitor, ni tampoco sus películas obtuvieron el reconocimiento de un público que sentía la diferencia y distancia entre Santo padre y Santo hijo, especialmente por ese aire de desorden y amateurismo que tenían las producciones de su antecesor.  Pero se ha defendido y su figura ha sido clave para ganar en los tribunales de justicia una serie de denuncias presentadas por él contra organizaciones de lucha libre y productoras de Cine que pretendían comerciar tanto con la filmografía de su padre como con documentales y producciones donde se utilizaba la figura del hijo como reclamo, cintas en las que él no aparecía y sí lo hacían otros luchadores usurpando el nombre artístico y el personaje que representa.  Probablemente el mayor logro fue rescatar plenamente los derechos de exhibición de las películas del Santo.  No llegó a ningún acuerdo de distribución con las productoras y el Hijo del Santo tomó una firme decisión: abrió una web donde colgó las películas de su padre para quien quisiera descargarlas libremente.  No estaba la filmografia completa, faltaban unos cuantos títulos, pero fue una forma generosa para que quien tuviera interés las consiguiera.  Actualmente la web oficial de El Hijo del Santo es una boutique virtual, reflejo de la tienda física que posee en Ciudad de México y en el Aeropuerto Internacional de la misma ciudad.
Actualmente se pueden encontrar DVDs con algunos títulos de la producción de Santo, El Enmascarado de Plata y con precios más que asequibles: 2 películas 1 euro.  Hace un par de años, asistiendo al Festival de Cine en Sitges, conseguí algunas perlas como ésta:


Santo contra los Jinetes del Terror, de 1970, con René Cardona de nuevo en la dirección, sitúa a nuestro héroe en el lejano Oeste.  Seis leprosos se han escapado del Leprosario de San Lorenzo y se dedican a amedrentar a la gente con la posibilidad del contagio.  No se sabe cómo el Sheriff de la ciudad contacta con el Santo pero llega vestido como si estuviera en pleno siglo XX: pantalón vaquero, cazadora y zapatos de diseño rockero.  Una perla.     








viernes, 9 de agosto de 2019

Rafael Barrett



Rafael Barrett
(1876-1910)

Hacía tiempo que no realizaba una entrada de recomendación, de sugerencia de lectura en este blog.  Hoy la propuesta se llama Rafael Barrett.
Rafael Barrett, cuyo nombre completo era Rafael Ángel Jorge Julián Barrett y Álvarez de Toledo, fue un escritor que trabajó tanto la narrativa como el ensayo, ejerciendo también la labor de periodista.  Nació en España, en Cantabria, en la ciudad de Torrelavega en 1876, en el seno de una familia hispano-inglesa: su padre era originario de la localidad británica de Coventry y su madre de Villafranca del Bierzo, provincia de León.
En 1896, con 20 años de edad, se traslada desde Torrelavega a Madrid, para estudiar Ingeniería.  Traba amistad con algunas figuras importantes del mundo literario: Valle-Inclán, Ramiro de Maeztu y otros escritores relacionados con la Generación del 98.
Rafael Barrett tenía, al parecer, un carácter particularmente irascible que se manifestaba en arrebatos de cólera poco controlada.  Se movía en un ambiente nocturno pendenciero, propenso a las broncas y las peleas donde los retos a duelo eran una constante habitual.  Se vio envuelto en un par de situaciones comprometidas con miembros de la alta nobleza y, para poder zafarse de un Destino con resultados siniestros, Barrett con 27 años, abandona España en dirección al cono sur de América.
Corría el año 1903 y Barrett recala en Argentina donde comienza a trabajar como periodista en diferentes periódicos.  Un año más tarde, en 1904, ejerciendo como corresponsal del diario argentino El Tiempo, se traslada a Paraguay para informar sobre la revolución liberal que se estaba desarrollando.  Con su capacidad para imantar situaciones comprometedoras, contacta con los intelectuales que se habían sumado a la revolución y él carga su pluma con la tinta más vibrante a favor de la anarquía.  Fue aquí, en Paraguay, donde su vocación de escritor se galvaniza y comienza a producir.  En Paraguay se asienta, contrae matrimonio, tiene descendencia, y la sombra poco afortunada de su suerte se extiende: tiene que exiliarse, sus ideas revolucionarias y anarquistas no son bien recibidas por ciertas esferas de la sociedad.  Sufre la cárcel y posteriormente el destierro en Brasil.   Se marcha con la familia al Mato Grosso brasileño y después pasaría a Montevideo, Uruguay, donde contacta con los movimientos más vanguardistas en la cultura del país.  Barrett fue admirado en el país donde, por desgracia, se le manifestó la enfermedad que terminaría con su vida: la tuberculosis.  En 1910 embarca con destino a Europa, París en concreto, donde busca un tratamiento para su enfermedad, pero no es posible.  Fallece al poco tiempo de llegar, con tan sólo 34 años, lejos de su familia, de su amado país, Paraguay, y sin haber recibido el reconocimiento de su país de origen, España.
La obra literaria de Rafael Barrett, incluídos sus artículos periodísticos, ha estado enclavada durante mucho tiempo en la producción de autores sudamericanos, identificándolo como autor argentino o paraguayo.  El gran Jorge Luis Borges en una carta fechada en 1917 y dirigida a su amigo Roberto Godel decía:
Ya que tratamos temas literarios te pregunto si no conoces  a un gran escritor argentino, Rafael Barrett, espíritu libre y audaz. Con lágrimas en los ojos y de rodillas te ruego que cuando tengas un nacional o dos que gastar, vayas derecho a lo de Mendesky -o cualquier biblioteca- y le pidas al dependiente que te muestre un ejemplar de "Mirando la vida" de este autor.  Creo que la obra ha sido publicada en Montevideo. Es un libro genial cuya lectura me ha consolado...
En España su obra completa en dos volúmenes vio la luz en el año 2010 a través de la editorial cántabra Tantin, en una magnífica edición dirigida por Francisco Corral, autor especializado en la obra de Barrett como se puede apreciar por los siguientes títulos firmados con su nombre y apellido:

-El pensamiento cautivo de Rafael Barrett. Crisis de fin de siglo, juventud del 98 y anarquismo. 
Editorial Siglo XXI.  Madrid 1994.


-Vida y pensamiento de Rafael Barrett. 
Universidad Complutense. Madrid 2002.

-Prólogo al libro "Hacia el porvenir", de Rafael Barrett
Editorial Periférica.  Cáceres 2008

-Edición de las "Obras Completas de Rafael Barrett". 
Editorial Tantín. Santander 2010

-Prólogo al libro "Y el muerto nadó tres días. Selección de cuentos" de Rafael Barrett. 
Ediciones Libros de Itaca. Madrid 2014

La obra de Barrett está transida de existencialismo, de filosofía anarquista.  Fue precisamente su concepción de la anarquía lo que influyó poderosamente para que se apartaran de él hasta los intelectuales más vanguardistas.  Comenzó desarrollando un pensamiento individualista proyectado hacia la vida en común, la vida en sociedad, que se fue transformando hacia un anarquismo solidario profundamente asumido.  En su panfleto Mi anarquismo, firmado un par de años antes de morir, afirmaba
Me basta el sentido etimológico "ausencia de gobierno".  Hay que destruir el espíritu de autoridad y el prestigio de las leyes.  Eso es todo.  Será la obra del libre examen.  Los ignorantes se figuran que anarquía es desorden y que sin gobierno la sociedad se convierte siempre en el caos.  No conciben otro orden que el orden exteriormente impuesto por el terror de las armas.  El anarquismo, tal como lo entiendo, se reduce al libre examen político.  ¿Qué hacer? Educarnos y educar.  Todo se resume en el libre examen. ¡Que nuestros niños examinen la ley y la desprecien!
En su narrativa se encuentran textos de contenido de denuncia social, un existencialismo beligerante hacia la figura de Dios y esa extraordinaria capacidad de dotar de una brillantez deslumbrante los temas más diversos.  En La Razón, en Montevideo el 15 de febrero del año 1910, el mismo año de su fallecimiento, Barrett publicaba ésta narración titulada Noticias de Leopoldo.  La transcribo para que te hagas una idea de cómo escribía y cómo contaba las cosas éste cántabro ilustre.
-¡Me ahogo, doctor, me ahogo -dijo el rey de los belgas al doctor Thiriart.  El doctor Thiriat le puso unas inyecciones.  Mientras tanto el rey falleció.Desde ese momento no se ha tenido más noticias de él.  Sin embargo, cuando morimos de repente es probable que al ser despedidos de este mundo conservemos cierta velocidad adquirida y describamos un resto de trayectoria.  Así le ha sucedido a Leopoldo.  Quiero contaros su viaje póstumo, en el que ha invertido un mes y medio.Al volver del sofocón, se encontró tendido en su lecho de muerte.  Le velaban miembros de su familia y demás dignatarios.  Personas, muebles y muros parecían fluídos.  Leopoldo se sentó en la cama.  Nadie dio señales de extrañeza.  Se levantó, marchó a través de sus hijos y de sus consejeros, masas vaporosas que no le opusieron resistencia alguna, y salió a la calle.  Puesto que todo está muerto alrededor de mí, pensó juiciosamente, es que el muerto soy yo.  Le satisfacía, en medio de tantos seres etéreos, sentir su carne palpable, consistente, dura.  Notó que le habían vestido de general, con grandes charreteras, y todas sus cruces.  Luego calculó: -Estoy muerto y vivo a un tiempo.  ¡Dios existe!Empujado por un instinto misterioso y certero, se dirigió a la frontera de Francia.-Sin duda voy a comparecer ante Dios...Confiaba en que su hermosa barba blanca y su uniforme de general impresionarían favorablemente.  Además, había recibido los santos sacramentos y el Papa era su amigo.  Y caminaba: cruzó campos de un verde traslúcido, surcado por vagas siluetas laboriosas, arroyos en cuya linfa de ensueño se desleía el alma de los sauces, aldeas de silencio, ciudades cuajadas en el vacío de lo imposible, y alcanzó París a medianoche, su París, familiar y fantástico, construido de estelas de gas fosforescente, horno glacial en que se movían innumerables comparsas mudos, con un lamentable gesto de salamandras felices.  Leopoldo comprendió que Dios no estaba en París, y siguió caminando hacia el Sur.Empezó a fatigarse.  Empezó a sufrir.  La tierra se le hacía acaso menos irreal.  Y caminaba...  Tuvo que atravesar landas inmensas, en que los espectros de los pinos se retorcían bajo pesadillas de huracanes.  Tuvo que buscar desfiladeros entre la nieve de las cordilleras.  Descendió a llanuras, donde ondulaban los penachos rubios del maíz.  El sol frío brilló después sobre los trigos y los olivares.  Y el muerto caminaba hasta que lo detuvo el fantasma del mar, o tal vez el mar mismo.  A la orilla, un grupo de pescadores sórdidos sacaba una larga red, en cuyo vientre oscuro hervían escamas de plata.  Era evidente que Dios no estaba en Europa.Leopoldo, suspirando, se quitó su traje de general y nadó sin tregua, siempre hacia el Sur.  Sus carnes se ablandaban, se hacían transparentes.  En la noche, hilacha de tinieblas flotando en las tinieblas, perdía la fe.  "¿Por qué se me retiene sobre el planeta?  ¿Dónde estará Dios?"  A veces, un buque de alto bordo, coronado de luces, hendía el abismo, con un grito monstruoso.  Y el muerto nadó tres días.Desnudo, rendido, angustiado, se internó en el África.  Las cosas materiales iban recobrando su aspecto normal, a medida que él se aniquilaba.  Vio extrañas plantaciones, casas de soledad, tapiadas y blanquísimas, terrazas y alminares donde los muezines se delineaban en el fuego del crepúsculo, chozas techadas de follajes exóticos, pozos entre palmeras; conoció a los árabes y los beduinos, las lentas caravanas; oyó el aullido de los chacales y la voz del león, y todo aquello vivía, y él se moría definitivamente.  "Quizá no hay Dios...quizás estaré juzgado sin saberlo".  Y se arrastraba en su rumbo fatal hacia el interior del país.  Y seguía arrastrándose, jirón de bruma dolorida, entre los matorrales, sobre las arenas abrasadoras, herido del sol despiadado.  Y pasaron los días y las noches y al fin llegó.Leopoldo, que no era ya sino el recuerdo de un suspiro humano, el eco de un hueco donde hubo una sombra, contuvo el átomo de vida que aún le restaba, y miró -mirada postrera- en torno.  El paisaje trajo a su memoria una de las fotografías tomadas en el Congo.  Al pie de un árbol, un negrito recién nacido dormía profundamente.  No había más Dios por allí.  Leopoldo entonces se disolvió en la brisa y el niño, al respirar, se sorbió al rey...Ahora el espíritu de Leopoldo, tan curiosamente reencarnado, tendrá ocasión de ampliar su experiencia, recorriendo otra de las infinitas aristas del poliedro universal.

           








Volumen 1 de la Obra Completa         


 
 
 
 
 Volumen 2 de la Obra Completa de Rafael Barrett













Durante su vida sólo vio publicada una obra suya, Moralidades Actuales, que cosechó buenos resultados de crítica y seguidores en Uruguay.  En España, tras su fallecimiento, su obra tuvo un relativo reconocimiento allá por 1919 en Madrid.  Habría que esperar hasta el siglo XXI para que todos sus escritos vieran la luz reunidos en estos dos volúmenes.  Supe de la existencia de este autor precisamente en su tierra natal, Torrelavega, en Cantabria.  Si visitas Cantabria, en Torrelavega hay una librería, DLIBROS, donde entras buscando dos o tres títulos y, entre sugerencias y descubrimientos, terminas saliendo con un par de bolsas con 15 ó 20 libros, y no exagero.  Se acababa de publicar el primer volumen de la Obra Completa barrettiana y  fue el librero Adolfo Luis Cayón Gómez el que me dijo: ¿Conoces a Rafael Barrett?  ¿No?  Léelo, ya verás.  Siempre le agradeceré que me hiciera una recomendación tan explícita porque es un autor que merece la pena y con creces.  Si puedes, no te lo pierdas, no te arrepentirás.