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Otoño |
En Radio Tomares, nueva edición de Cíclope 3.0, hoy con música relacionada en algunos aspectos con la estación del año comprendida entre el Verano y el Invierno, es decir, el Otoño. Para ir situándonos, lo mejor que podemos hacer es deshojar el almanaque, en éste caso un Almanaque de Otoño con los legendarios The Kinks.
Era el año 1967, Ray Davies y compañía estaban situados en el panorama de la Música Pop con una serie de singles y álbumes que dejaban clara la calidad creativa de la banda. The Kinks contaban ya con una discografía en la que resaltaban trabajos como el LP Face to Face de 1966, un poliedro de canciones brillantes; un LP de presentación firmado en 1964, bautizado con el nombre Kinks y que incluía una declaración de principios como es el tema You Really Got Me... En definitiva, un montón de sencillos y un puñado de largas duración que situaban a The Kinks entre los grupos más importantes de la incipiente Historia de la Música Pop. Este Autumn Almanac con el que hemos comenzado fue uno de aquellos singles que no se incluirían en níngún larga duración de la discografia oficial europea de la banda. Serían de las canciones que aparecerían el álbumes recopilatorios de Grandes Éxitos, ediciones que dependerían del país donde vieran la luz, excepción hecha de los discos editados en Estados Unidos donde sucedería lo mismo que con la edición de discos de The Beatles: habría una edición americana y otra europea.
Almanaque de Otoño saldría en single como Cara A. La Cara B la ocupaba una de las canciones aparecidas en el disco Something Else By The Kinks, de 1967, mismo año de edición que el del Almanaque, y uno de los LPs imprescindibles del grupo por su alto contenido emocional.
En la reedición en CD de los discos del grupo se incluirían esas canciones aparecidas en formato single, además de versiones MONO y DEMO de muchas composiciones.
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The Kinks en 1967. De izquierda a derecha: Mick Avory, batería, Pete Quaife, guitarra bajo, Dave Davies, guitarra solista y Ray Davies, guitarra rítmica |
Y del sonido de
The Kinks a alguien que compone bajo la poderosa influencia, clara, transparente y diáfana como la luz del día, de la banda de los hermanos
Davies:
Martin Newell.
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Martin Newell |
Éste hombre, cantante, compositor, poeta, columnista y escritor de origen británico, toca la guitarra eléctrica, guitarra acústica, el piano, la guitarra bajo, la mandolina y la armónica. Es el alma máter de una serie de proyectos entre los que están
The Cleaners From Venus. Su relación con el Otoño es la misma que puede tener aquella entrañable novela titulada
El otoño en Pekín de
Boris Vian, que no tenía nada que ver ni con el otoño ni con Pekín. El Cíclope lo trae a colación porque suena a
The Kinks, porque sabe asimilar su admiración por ellos y porque suena muy bien. Dos composiciones son las que escuchamos del álbum del año 2014
Return to Bohemia de estos
Limpiadores de Venus, comenzando con la
kinksiana A European Girl.
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Giles Smith y Martin Newell, la esencia de The Cleaners From Venus |
De todos los proyectos capitaneados por
Martin Newell probablemente
The Cleaners From Venus sea el que más dura en el tiempo, con una discografía que comenzó en 1981 y que llega hasta la actualidad. También estuvo al frente de
The Stray Trolleys y
The Brotherhood of Lizards, cultivando la Cultura del Cassette: grababa en su casa y editaba bajo dicho formato, sobre todo los primeros trabajos de estos dos últimos grupos citados.
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Newell como The Stray Trolleys |
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Newell y Nel-Sun, conocidos como The Brotherhood Of Lizards |
La segunda canción que escuchamos de
Cleaners From Venus,
Los días de Mayo, tiene ese perfil nostálgico que nos devuelve algunos elementos del Otoño que es el tema común que hoy nos ocupa.
October, el tema que daba título al segundo álbum de
U2 era tan breve como certero. Octubre...un reino que llega y un reino que se va...
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U2 en una foto distante de aquel October |
Bono y compañía nos sirven para traer a colación la melancolía del Otoño, la entrada, el umbral del inminente Invierno. Uno de los símbolos del Otoño es la figura mitológica de Perséfone, hija de Deméter, diosa de la agricultura y de la tierra fértil, que la concibió de su unión con Zeus, dios de los dioses. La figura de Perséfone ha sido tratada en muchas ocasiones en la Música:
Igor Stravinsky compuso en 1933 un oratorio basado en la obra de teatro del mismo nombre escrita por
André Gide;
Perséfone es el nombre de una banda de Death Metal originaria de Andorra;
Persephone se llama también un grupo austríaco de Rock Gótico capitaneado por la voz de una mujer,
Sonja Kraushover... Canciones sobre la figura mitológica hay varias y el Cíclope recupera aquella
Persephone que el cuarteto inglés
Wishbone Ash incluían en su LP de 1974 titulado
There's the Rub.
Aunque el comienzo de
Wishbone Ash estuvo caracterizado por un Rhythm & Blues alto y fuerte, fueron limando aristas y dureza para continuar trabajando un sonido basado en sus dos guitarras eléctricas. Uno de los responsables de esas guitarras fue
Ted Turner, el primer miembro que abandonó el seno de la banda. El resto,
Andy Powell, guitarra eléctrica,
Martin Turner, guitarra bajo y vocal y
Steve Upton, batería, seguirían con la entrada del guitarra sustituto
Laurie Wisefield.
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Wishbone Ash en 1974. De izquierda a derecha: Andy Powell, Laurie Wisefield, Martin Turner y Steve Upton |
Cocteau Twins, el dúo formado originalmente en 1982 por el bajista
Will Heggie y el guitarrista
Robin Guthrie, se convertirían en trío cuando entró a formar parte del proyecto la novia de
Guthrie, la vocalista
Elizabeth Fraser. De trío pasarían de nuevo a dúo, con
Guthrie y
Fraser como únicos titulares. No sería hasta finales de 1983 cuando entrara un tercer miembro,
Simon Raymonde, para grabar juntos discos como
Treasure, una pinacoteca de retratos sonoros con nombre de mujer, entre ellas,
Persephone.
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Simon Raymonde, Robin Guthrie y Elizabeth Fraser |
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Cocteau Twins - Treasure - 1984 |
La leyenda de Perséfone (Proserpina en la mitología romana) es una de las más hermosas de la nómina de figuras griegas. Nacida Core, siendo niña, se encontraba recogiendo flores de narcisos cuando el dios Hades, hermano de Zeus, se enamoró de ella. Surgiendo de las profundidades de la tierra en un carro tirado por caballos de fuego, raptó a la menor llevándosela a su reino subterráneo. Deméter, extrañada por la ausencia de su hija, la buscó infructuosamente. Inquieta acudió ante la presencia de Zeus que la despachó con evasivas. La madre, conocedora de la promiscuidad y de las mentiras de Zeus, exigió una respuesta. El dios de los dioses prometió a regañadientes investigar lo que hubiera podido suceder. Sería Poseidón el que le contara a Zeus lo que había ocurrido: Core había sido raptada por Hades, por amor, y la tenía confinada en las obscuras dependencias de su reino. Por aquellos tiempos, sobre la faz de la Tierra reinaba el bienestar, todo era una constante Primavera. Deméter esperó sin remedio y como no recibía una respuesta a sus súplicas tomó una decisión extrema: vagaría por los caminos con su manto extendido, produciendo sequedad en las plantaciones y la caducidad en la Naturaleza. El viento formaba remolinos de nieve y la escasez se extendió en lo que se podría denominar el primer cambio climático en la Tierra, generando estragos en la agricultura y la vegetación en general. De nuevo sería Poseidón el que avisara a Zeus, contándole quién era el causante de aquel desastre ecológico. Deméter fue citada ante la presencia de Zeus y también fue llamado Hades, arrogante como pocos. Hades reconoció tener a Core con él y expresó su profundo deseo de desposarse con la niña. Al ser menor no podía contraer matrimonio, no hasta que cumpliera la mayoría de edad. Core tendría unos 6 años cuando fue robada por Hades. Con 18 pasó a ser la desposada del dios del reino subterráneo, ceremonia que se llevó a cabo bajo la atenta mirada de la mascota de Hades, el Can Cerbero, un perro de tres cabezas y cola en forma de serpiente. Al desposarse con Hades, Core cambió de nombre y pasó a llamarse Perséfone (la que vigila la entrada al reino subterráneo). Deméter exigió que la hija volviera a la superficie de la tierra aunque para ello tuviera que aceptar que también lo haría el yerno. Hades, no se sabe si por orgullo, cabezonería, arrogancia divina o timidez patológica, se negó a abandonar la calidez uterina de las cavernas de su vivienda en el interior del planeta. Deméter, indesmayable en su perseverancia, rogó, exigió y volvió a repetir que quería compartir el tiempo con su hija. Zeus tomó una decisión que podríamos catalogar de paralela con otra de características semejantes en la Historia: el caso del Juicio del bíblico Rey Salomón, el que dirimió en un pleito quién era la madre auténtica de un niño cuya maternidad se disputaban dos mujeres. La solución, salomónica, consistía en cortar a la criatura por la mitad para que se entregara una parte a cada una de las hipotéticas progenitoras y así ambas se quedaran contentas. Una de ellas esgrimió el argumento de defensa de la vida: antes que matarlo, que se lo dieran a la otra mujer. Salomón reconoció el sentimiento abnegado de una madre auténtica en la exclamación de una de las litigantes, capaz de renunciar a su hijo para que siguiera viviendo aunque no fuera a su lado. Y entregó a ésta al recién nacido. El caso, que ha pasado a la Historia como ejemplo de capacidad de decisión, de justicia cabal, es un craso error. ¿En verdad Salomón tenía esa capacidad para discernir? Si el niño se salvó fue por el grito de aquella mujer cuando vio al rey levantar el brazo armado con la cimitarra de la discordia dispuesto a realizar él mismo su sentencia, porque Salomón no se estaba tirando ningún farol: lo que pensaba hacer en verdad era despedazar a la criatura y darle la mitad a cada demandante, el muy imbécil. Zeus fue ecuánime (o por lo menos lo intentó): ya que no se ponían de acuerdo yerno y suegra, la muchacha, la recién casada Perséfone, viviría los días de un año divididos en dos bloques de seis meses. Seis meses con su esposo en el reino del inframundo y seis meses en el reino exterior, sobre la faz de la Tierra. Deméter, con sabiduría y equilibrio, controló su ánimo y las ganas de mandar a Zeus muy lejos y convino que fuera así, pero...los seis meses que su hija tuviera que pasar con aquel pendón de las barbacoas subterráneas, la escasez y lo marchito reinarían sobre el planeta. Cuando su hija viviera con ella los seis meses correspondientes volvería la prosperidad, las cosechas darían sus frutos y la vegetación florecería. Cuando Perséfone comienza a descender las escaleras que la conducen al reino de Hades, empieza el Otoño. Cuando llega al final, entra el Invierno. Por el contrario cuando asciende esas mismas escaleras, el clima en la Tierra mejora progresivamente anunciando un cambio para bien y cuando alcanza la luz y camina en dirección hacia su madre, la Primavera expande la Vida. Quedaron así instituidas las estaciones del Invierno (las hojas de los árboles se caen, todo se seca) y la Primavera (instauración de la alteración sanguínea en la humanidad, los animales, además de las flores, las cosechas, etcétera).
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Proserpina en los Infiernos - Dante Gabriel Rossetti (1828-1882)
Rossetti, tomando a su esposa como modelo, representó a Perséfone con la nomenclatura romana, sosteniendo el fruto de la granada en una mano, cuyos granos va apartando uno a uno y comiéndolos, símbolo del paso del tiempo
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El rapto de Proserpina - Gian Lorenzo Bernini (1598-1680) |
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El rapto de Proserpina (detalle) Absolutamente fascinante |
Siguiendo el rastro de la mitología griega, el Cíclope nos trae a un músico que, por unas razones u otras, ha sonado en las últimas ediciones del programa. Él es
Sivert Høyem, que fue vocalista de la banda noruega
Madrugada. En ésta ocasión, el Cíclope recupera uno de los discos en solitario de
Høyem, el titulado
Lioness, aparecido en el año 2016. En ese trabajo incluye un tema donde aparece la figura del dios Hades,
The Riviera of Hades.
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Sivert Høyem |
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Hades y su perro, Can Cerbero |
Otra recreación sonora del mito de Perséfone es la que realizaban en 1987
Dead Can Dance.
Persephone (The Gathering Of Flowers) hace mención en el subtítulo (
La recogida de flores) precisamente al momento en el que Perséfone, siendo niña, está recogiendo flores de narciso para formar un ramo y es secuestrada por Hades, cegado por su belleza.
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Dead Can Dance - Within The Realm Of A Dying Sun - 1987 |
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Lisa Gerrard y Brendan Perry, la fuerza motora de Dead Can Dance |
En la recta final del programa de hoy nos guarecemos en la frase con la que siempre han comenzado los cuentos:
Érase una vez... Después de mitos y leyendas lo que nos queda es la música más serena para resolver éstas propuestas otoñales que han ido trufando ésta edición.
Daniel Voss es un músico alemán, compositor, intérprete de música electrónica. Hace dos años, en 2016, lanzaba un disco titulado
Days in the Sun con su alias habitual:
Five Seasons.
Érase una vez... es, precisamente una de las composiciones de éste músico con la que nos vamos acercando a la recta final.
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Daniel Voss |
Al final, un piano, solo, y al piano un músico suizo:
Christophe Terrettaz.
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Christophe Terrettaz |
A
Terrettaz se le conoce por su nombre artístico:
Ozymandias. Ozymandias es un soneto de
Percy Bysshe Shelley; también era el alias de Ramsés el Grande, faraón de la decimonovena dinastía del antiguo Egipto. Con ese apodo,
Christophe Terrettaz lleva grabando discos desde 1996. En el año 2017 lanzaba
Dans Mon Monde, un álbum lleno de sensaciones y de homenajes, como el que realiza a
Ryuichi Sakamoto.