miércoles, 11 de diciembre de 2024

Cíclope 3.0 - 10-12-24



Una instantánea del drama lírico
La puerta y la muerte,
original de Hugo von Hofmannsthal (1874-1929).  El actor 
Anton Walbrook (1896-1967), desfallecido, se recupera gracias al consuelo de la música. 

Cíclope 3.0 del martes 10 de diciembre de 2024.  Comenzamos recuperando la figura de una mujer, la cantante y compositora británica Sandy Denny.


Su nombre era Alexandra Elene McLean Denny pero sería conocida como Sandy Denny.  Nacía en 1947 en Wimbledon, Londres.  Siendo una niña tomó lecciones de piano y se interesó por el canto a una edad temprana.  Sería después, mientras estudiaba para ser enfermera cuando comenzó a dedicarse seriamente a la música a mediados de los años 60, cuando entabla amistad con un par de hombres llamados Paul Simon y Art Garfunkel, un dúo que pasaba por un mal momento económico mientras intentaban vivir de la música.  Ellos dos espolearon a su amiga para que sacase todo ese potencial que manifestaba tener.  Una energía Folk entroncada con las raíces más tradicionales pero dispuesta a abrirse a otras formas.  Ese potencial considerable comenzó a despuntar cuando en 1967 graba un disco con la banda inglesa The Strawbs, posteriormente simplificado el nombre a Strawbs.  En aquel disco, que se reeditaba más tarde en 1973 como Sandy Denny and The Strawbs.  El debut de Denny se había producido antes de que grabara con el grupo de paisanos, pero con la banda logró que sus composiciones adquirieran un perfil que sonaba enriquecido por los arreglos de Folk-Rock realizados por Strawbs, que cultivaban el género.  Con el grupo incluyó su primer éxito, Who Knows Where the Time Goes.  El reconocimiento internacional le llegó cuando Judy Collins realizó una versión del tema a finales de los años 60.

Su voz, su forma de cantar, hizo que se interesaran por ella bandas inglesas que trabajaban la música folk como fue el caso de toda una institución en el campo del Folk-Rock: Fairport Convention.





Fairport Convention en el año de su fundación, 1967.  De izquierda a derecha:
Martin Lamble, batería, Simon Nichol, guitarra, Judy Dyble, voz, Richard Thompson, guitarra, Iain Matthews, guitarra y Ashley Hutchings, guitarra bajo.



En el grupo cantaban todos aunque las voces principales eran Judy Dyble e Iain Matthews.

En mayo de 1968 la voz femenina dejó el grupo y fue sustituida por Sandy Denny
Judy Dyble, en la foto de la izquierda, pasó a trabajar con Giles, Giles and Fripp.  Nacía en 1949 y fallecía en 2020.


El tema que le da título al LP Rising for the Moon de Fairport Convention de 1975, es el corte con el que iniciamos hoy Cíclope 3.0, una de las ocasiones en las que Denny intervenía en la producción de la banda.  Entraba, salía, se tomaba un descanso, volvía a interactuar con el grupo...  La primera vez que se sale de las filas de Fairport Convention sería en 1970 y lo hizo para ponerse al frente vocal del quinteto Fotheringay, otro eslabón en la cadena de proyectos dedicados al Folk-Rock.



Fotheringay.  Detrás de Sandy, el que fue su esposo, Trevor Lucas, cantante folk, guitarrista, compositor, productor e ingeniero de sonido australiano (1943-1989) que también formó parte durante unos años de Fairport Convention.


Con su marido, Trevor Lucas, formaría otra banda de vida efímera ya que apenas duró la grabación de un LP.  El proyecto se llamó The Bunch y el disco aparecía en 1972 bajo el nombre Rock On.  Los nombres y apellidos de los miembros y colaboradores que tocaban aparecían en la portada del LP.





Rising for the Moon sería parte de los últimos trabajos en los que participó nuestra protagonista.  A finales de marzo de 1978, cuando estaba de vacaciones con sus padres en Cornualles, Denny cayó por una escalera y se golpeó la cabeza contra el suelo.  A raíz del incidente comenzó a tener dolores de cabeza intensos y un médico le recetó un analgésico conocido por tener efectos secundarios fatales si se mezcla con alcohol.  El 1 de abril de 1978, Sandy Denny realizó un concierto benéfico, la última vez que daría uno, en Byfield, días después de la caída.  El lunes 17 de abril, Denny cayó en coma mientras estaba en casa de una amiga.  Cuatro días después, murió en Wimbledon. Su muerte fue el resultado del fuerte traumatismo en la cabeza.  Dejaba un rastro luminoso: sus discos en solitario, su labor como colaboradora en otros proyectos, intervenciones con grandes del Rock como fue el caso de la que hizo con Led Zeppelin.

El 8 de noviembre de 1971 aparecía Led Zeppelin IV, el LP que tiene piezas zeppelianas como Rock & Roll, Black Dog, When the Levee Breaks y, sobre todo, Stairway to Heaven.  En ese disco intervino Sandy Denny haciendo un dueto con Robert Plant en el corte The Pattle of Evermore, el tema con el que cerramos esta semblanza corta sobre la figura de esta compositora y cantante que hoy nos ha servido de entrada en esta edición de Cíclope 3.0  Ahora nos venimos a los tiempos actuales, al siglo XXI, con un dúo entroncado con la tradición sólida del Blues cruzado con Rock.  Se llaman The Black Keys y se han ido ganando una reputación gracias a su trabajo como músicos con discos como Let's Rock.



La elocuencia eléctrica de la guitarra de Dan Auerbach y la contundencia de los tambores de Patrick Carney han ido sumando argumentos válidos desde que grabaron por primera vez en 2002 y su música, enlatada, traspasó fronteras.

Let's Rock veía la luz el 28 de junio de 2019.  Ya estaban asentados en su labor musical.  En 2010 el álbum Brothers se convertiría en disco de platino, por las ventas conseguidas, etc.  Lo importante es que este dúo, original de Akron, Ohio, formaron el proyecto The Black Keys pero en absoluta libertad, es decir, que si hay que tomarse un descanso existencial, se lo toma uno, y después vuelven a la carga.  Eso les ha sucedido durante un tiempo: vuelo en solitario de ambos miembros, ya sea para formar proyectos paralelos o para ilustrar aventuras individuales en solitario para tras una pausa, más o menos larga, volver a reunirse.  Estamos con el álbum Brothers, un disco que continuaba con una serie de elementos comunes a los trabajos del dúo: el perfil de sonido bluesero, blues pantanoso, correoso, con una pizca de psicodelia como dejaron ver y sentir en el disco anterior, Attack & Release, de 2008, con la producción, mezclas y colaboración en los sintetizadores, piano y órgano de Brian Joseph Burton, conocido por su seudónimo Danger MouseBrothers, de 2010, guardaba cierta psicodelia en el diseño de la carpeta del disco.


 
     


   
  

















Así suenan estos dos músicos: Dan Auerbach, izquierda, guitarra, voz y, como se indica en los créditos, Muchos otros instrumentos; a la derecha, Patrick Carney, batería, y él también responsable de muchos otros instrumentos.

La próxima vez que suenen en el programa vamos a intentar escuchar la música que hacen con esas otras bandas paralelas al proyecto principal y sus labores también en solitario.  Ahora nos movemos sobre la topografía del terreno: América del Norte, de Akron, Ohio, a Boston, Massachusetts, con una banda ya desaparecida que respondían al nombre de The Del Fuegos.



Escogieron el nombre de The Del Fuegos para indicar que ellos venían del sur del Cono Sur de América, de Tierra del Fuego.  Pero no era verdad, era una impostura, ellos llegaron de su Boston natal.  El grupo lo fundaron los hermanos Zanes, Warren y Dan, primero y segundo por la izquierda en la foto anterior.  Ambos tocaban la guitarra eléctrica y en el caso de Dan, además, cantaba como voz principal.  El hermano hacía coros.  Estuvieron activos dando conciertos por el circuito de salas guitarreras allá por Boston.  Cuando iniciaron una gira por la costa Este norteamericana, el nombre de The Del Fuegos tenía un eco cada vez más marcado.  La década de los 80, sonoramente hablando, se caracterizó por un doble frente instrumental: las guitarras eléctricas y la electrónica de los sintetizadores y las cajas de ritmo.  Había quien detestaba una tendencia y había quien no soportaba la otra.  Aún hoy algunos oyentes no aguantan nada que tenga que ver con la década de los 80, ya sea sonido o estética.


Pero centrándonos en lo estrictamente musical, The Del Fuego entraron con buen pie en escena allá por 1984 cuando publicaban su primer LP, The Longest Day: rock cimbreante, bien conjuntado, que tuvo una segunda entrega en 1985 con el álbum Boston, Mass.,


un disco que mostró la otra cara de lo que sabían hacer: canciones de amor de tempo lento  dotadas de un arrebato guitarrero que convencían.  Pero hasta ahí llegó la existencia en ascenso de este cuarteto.  Dejaron 5 discos grandes, 4 en estudio y uno grabado en directo, y desaparecieron en 1990.

Pero las guitarras continúan.  Y los sintetizadores, y las cajas de ritmo, porque la variedad se amplía con el paso del Tiempo, a pesar de los fundamentalismos totalitarios y otras malas tendencias.  Y con guitarras vamos a continuar capitaneando tríos y dúos.  Recalamos en territorio nacional, nos situamos en España y nos quedamos con una banda muy interesante original de La Floresta, Barcelona.  Es un trío de guitarra bajo, guitarra eléctrica y batería que responde al nombre de Astralia.




El trío está organizado entre los hermanos Guzmán, Roger, guitarra y Jordi, batería (primero y tercero de izquierda a derecha y que me perdonen si me he equivocado, pero es difícil distinguirlos) y en medio, Alberto Clemente, guitarra bajo.  Elaboran un Rock de ambiente atmosférico muy bien trabajado y para que quede constancia traemos dos cortes, uno de, hasta el momento, su último disco, Solstice de 2017, el tema Exhale; el otro de su álbum Atlas, de 2014, la composición que le da título al trabajo.





   



















Para cerrar el programa de hoy nos trasladamos hasta Hungría, para quedarnos con otra forma de rock instrumental que, a veces, adquiere formas abrasivas.  Es un dúo que responde al nombre de Rise Of Day.


Oficialmente Rise Of Day aparece en agosto de 2008 como proyecto en solitario del guitarrista Ákos Szilágyi de la localidad de Gyula, Hungría.  Durante los últimos años, Szilágyi ha participado en varios proyectos locales como Nakwada, Indicta o Kvantor Trekk.  En estas bandas, además de la guitarra, también ha tocado otros instrumentos como la guitarra bajo, el didyeridú, un instrumento de viento tradicional de los pueblos aborígenes australianos, el birimbao, instrumento de cuerda de origen africano parecido al arco musical...  En definitiva, tiene el curriculum de un multiinstrumentista capaz de manejar un variado abanico de utensilios y además capaz de hacerlo muy bien.  Actualmente, además de la guitarra, toca el bajo, el piano, sintetizadores...  Comparte protagonismo con József Murvai, batería, y ambos son los responsables de la música que elabora Rise Of Day.  Por cierto, no he sido capaz de identificar quién es quién en la foto de más arriba, una de las pocas instantáneas en la que aparecen los dos miembros del dúo.  El estilo del proyecto puede situarse en la nómina de músicos dedicados al Post-Rock, a veces con una fuerza demoledora con momentos de ambiente atmosférico.  Este dúo se encarga de poner el punto y final al programa de hoy con un corte incluido en su álbum de 2013 titulado Just In Time: Story About A Man Who Went To DeathHistoria de un hombre que murió justo a tiempo.





Espero que te guste el programa.

Enlace:



jueves, 5 de diciembre de 2024

Cíclope 3.0 - 03-12-24 - Especial David Sylvian # 7

 


David Sylvian en 1999


Cíclope 3.0 del martes 3 de diciembre de 2024, edición dedicada a la séptima entrega del Especial David Sylvian.

El programa de hoy está ilustrado por un sólo disco, el que se publicaba el 30 de marzo de 1999 firmado por nuestro protagonista, con su nombre y apellido, y que responde al título de Dead Bees On A Cake.




Sylvian no publicaba un disco firmado con su nombre y apellido desde 1987, cuando veía la luz el disco cuya portada se reproduce a la izquierda, Secrets of the Beehive.  No estuvo solo para la realización del álbum.  Contó, como es habitual en sus grabaciones, con un elenco de colaboradores extraordinarios por la calidad de cada uno entre los que destacaba Ryuichi Sakamoto, por trabajar estrechamente con Sylvian para perfilar y hacer posible un trabajo tan hermoso.  Desde entonces y hasta 1999, a lo largo de 12 años, Sylvian continuó creando pero lo hizo participando, contribuyendo a proyectos de otros, sin pertenecer a ningún grupo o banda, como mucho uniendo fuerzas con otra persona en formato de dúo o tándem, y no con perspectivas a quedar sujeto a un futuro más o menos inmediato.  Es el caso de la unión con Robert Fripp, asociación pensada para existir sobre un escenario durante un espacio de tiempo no largo con resultados en los estudios de grabación tampoco muy prolongados.

Sylvian, a lo largo de esa docena de años, pasó por una espiral depresiva: perdida absoluta del sentido de su vida, no saber qué buscaba ni qué es lo que le satisfacía, si es que había algo que de verdad dotaba de significado algún rincón de su existencia.


A lo largo de esos años, una amiga, Yuka Fujii (en la foto de la derecha), fotógrafa, va a ser quien recoja los estados de ánimo de Sylvian a lo largo de los días.  Sus trabajos fotográficos con él como tema central se pueden ver en la web oficial de nuestro protagonista.  Será quien se encargue de ilustrar parte del diseño del disco de reencuentro con nuestro hombre, diseño que está realizado por un músico, Russell Mills, que fue una de las últimas participaciones de Sylvian en el proyecto de otro llevadas a cabo antes de este álbum de 1999.

Dead Bees On A Cake lo vamos a escuchar casi al completo (unos 10 cortes), temas que están marcados por un profundo sentimiento oriental, especialmente hindú, como demuestra el sonido de las tablas y las alusiones a figuras hindúes de mujeres relacionadas con la espiritualidad de la India.  Sylvian, desde principios de la década de los años 90, abrazó la filosofía budista, sobre todo el budismo zen.


En el camino de la búsqueda interior conoce a Ingrid Chavez, (a la izquierda), poeta y vocalista mexicano-estadounidense, protegida de Prince entre los años 1987 y 1991.  Su álbum debut como cantante en principio iba a consistir en su poesía hablada con fondo de música atmosférica proporcionada por Prince.  El sello que iba a acoger su presentación, Warner Brothers, cuando supo de la intención de la poeta presionó para que el álbum tuviera también voces cantadas, cosa que a Prince no le gustó en absoluto y abandonó el proyecto.  El resultado final fue que la mitad del álbum se hizo como estaba previsto, y el resto consistió en canciones pop coproducidas por Ingrid y los productores e ingenieros de sonido que habían trabajado con Prince, Michael Koppelman y Levi Seacer JrChavez también escribió la mayor parte del éxito de Madonna, Justify My Love, y recibió un gran acuerdo extrajudicial por no ser acreditada en el lanzamiento inicial de ese sencillo. En 1992, Ingrid contrajo matrimonio con David Sylvian y colaboró activamente en la producción de su marido,


añadiendo voces, textos en las cubiertas de los discos y apareciendo fotografiada con él tal y como muestra parte del encarte interior del disco Dead Bees On A Cake.

La unión se afianzó más por el hecho de coincidir en esa búsqueda interior que los llevó a ambos, sin conocerse previamente, a entrar en contacto a través de los talleres de meditación organizados por diferentes figuras hindúes relacionadas con el budismo.

Un aspecto fundamental en este álbum de reencuentro de Sylvian con la actividad creativa donde su responsabilidad es completa, es la nómina de músicos que colaboran en el trabajo.  Hay nombres conocidos y otros que no lo son tanto.  En esto influye el hecho de que, muchos, son músicos de estudio, músicos de sesión habituales en círculos del mundo del Jazz y de las formas más vanguardistas.  Entre conocidos y menos conocidos están


Ryuichi Sakamoto 

(1952-2023), un colaborador fundamental en la labor creativa de Sylvian.  Se encarga de los arreglos de cuerda y de metal, del piano (eléctrico y acústico), de tocar el bansuri, una flauta que se utiliza en el norte de la India.  También hace uso de sonidos pregrabados (insectos) y cintas de efectos.


También habitual en las grabaciones de Sylvian, el fliscorno de Kenny Wheeler (1930-2014).



El flautista y saxofonista Lawrence Feldman




En las guitarras eléctricas y acústicas, un lujo de guitarrista norteamericano: Marc Ribot.





Y otro lujo guitarrero, paisano de Ribot, Bill Frisell, músico de escuela jazzística abierto a cualquier formato.  No toca solo las guitarras acústicas y eléctricas sino también el dobro.


Un copartícipe de los proyectos de David Sylvian es su hermano Steve Jansen.  Fue el batería/percusionista de Japan donde Sylvian era el vocalista y principal motor de la idea.  Después de aquella banda, donde estuviera Sylvian estaría Jansen.  Y proyecto que ideara Jansen proyecto en el que Sylvian recibiría la llamada del hermano para que participara.  Llegaremos a esos grupos que ha ido formando el batería, por ahora continuamos con los créditos, con el staff de colaboradores que intervienen en el álbum Dead Bees On A Cake que ocupa hoy la séptima entrega del Especial David Sylvian.


John Giblin (1952-2023)  bajista de origen escocés, habitual en las grabaciones de Peter Gabriel, John Lennon, Kate Bush, Phil Collins,  Annie Lennox...entre otros.




Ged Lynch, batería, típica figura del músico de sesión.





Tommy Barbarella
, un teclista que trabajó con Prince tanto en estudio como en directo.




Otro músico que se sienta a la batería es Scooter Warner.




Al principio de esta lista de créditos, al citar a Ryuichi Sakamoto, decía que, además de los instrumentos de teclados que suele tocar, también utiliza esa flauta de la India conocida como bansuri.  También utiliza la flauta bansuri Deepak Ram, que es un músico increíblemente versátil, conocido por sus evocadoras interpretaciones de música clásica tradicional del norte de la India, sus colaboraciones con músicos de otros géneros, sus composiciones innovadoras y su excelencia como docente.
Obtuvo un Máster en Música en la Universidad de Rhodes, Sudáfrica, en 1996 por su tesis, Explorando el sincretismo entre la música india y occidental a través de la composición.



Asentado en Nueva York pero de origen europeo, en concreto de Dinamarca, Chris Minh Doky, contrabajista.




Steve Tibbetts, guitarrista y compositor original de Madison, Wisconsin, y residente en Minneapolis, es conocido por su sonido original que combina elementos de Jazz, Rock y Música del mundo.

Es reconocido por su manejo de las guitarras tanto acústicas como eléctricas y por sus dos álbumes grabados a medias con la monja y activista tibetana Chöying Drolma (a la derecha).  Sin embargo en esta ocasión, Tibbetts no maneja guitarra alguna sino un poderoso gong.


Talvin Singh es un DJ y músico de tabla británico, conocido por crear una innovadora fusión de música clásica india bhangra y drum'n'bass. Generalmente se lo considera involucrado en un subgénero de música electrónica llamado Asian Underground.


La figura de las madres sabias, las gurús de la India, están presentes en las canciones y en la filosofía de Vida que palpita en este álbum de David SylvianShree Maa es una de estas mujeres fuente de energía luminosa para emprender el camino interior.  Praise, en inglés, subtitulado Pratah Smarami, en hindi, Recuerdo de la mañana en español, es un corte interpretado en la voz por esta mujer, que canta un texto tradicional, acompañada por las guitarras de David Sylvian.

El staff de colaboradores se cierra con Djivan Gasparyan (1928-2021), de origen armenio, compositor y educador e intérprete de duduk.


El duduk es un instrumento de viento de madera de lengüeta doble que es tradicional de Armenia.  En los países limítrofes de Armenia donde se le denomina mey en Turquía, duduki en Georgia y balaban en Azerbaiyán e Irán.
Para su fabricación se emplea la madera del albaricoquero.  Su gran lengüeta y el cuerpo cilíndrico producen un sonido dulce entre el corno inglés y el oboe.  Desde 2008, el duduk y su música están inscritos en la Lista representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, a propuesta de Armenia.
Djivan Gasparyan también aparece en los créditos de la banda sonora original de la película Gladiator no sólo tocando el duduk, sino como compositor del fragmento To Zucchabar.  
La autoría de las composiciones de Dead Bees On A Cake recae sobre David Sylvian en letra y música excepto en las composiciones Dobro # 1, escrita entre él y Bill Frisell; Midnight Sun coescrita entre Sylvian y los compositores/intérpretes Johnny Moore, Charles Brown y Eddie WilliamsPraise (Pratah Smarami) original de Shree Maa con letra tradicional y Darkest Dreaming coescrita entre Sylvian Djivan Gasparyan.
Mención especial se merece la utilización de samples.  En el corte I Surrender el sample es de la banda The Mahavishnu Orchestra; en Midnight Sun es John Lee Hooker.
De los 14 cortes que forman el álbum, en el programa de hoy escuchamos 10.  Un corte que me parece particularmente interesante es el titulado Talhiem, o Thalheim, no sé si se produce un error en la grafía del título cuando lo incluyen en la carpeta del disco.  Parece ser más lógico la segunda opción, Thalheim, porque es la alusión clara a dicha localidad alemana a la que hace referencia el texto de la canción.  Para Sylvian es un lugar muy especial porque allí conoció a su gran amor, Ingrid Chávez.  El tema está compuesto en letra y música por Sylvian, los músicos que colaboran son John Giblin en la guitarra bajo, Ged Lynch en la batería, Tommy Barbarella en el piano eléctrico, en el fliscorno Kenny Wheeler y por último Steve Jansen en la percusión.  Sylvian toca teclados, canta y, sobre todo, toca las guitarras eléctricas de una forma que, personalmente, me hizo sospechar que quien tocaba es Robert Fripp, por esa manera de sostener las notas, de utilizar los pedales de efectos...y sin embargo es el mismísimo Sylvian.
Su esposa pone la voz en un par de cortes del álbum.  Ya habían trabajado juntos anteriormente, algunas de esas obras conjuntas quedaron registradas aunque no siempre se comercializaron dichas grabaciones como fue el caso del disco Little Girls with 99 Lives, una edición muy limitada de 20 copias que Sylvian y Chávez enviaron a amigos y contactos de compañías discográficas en 1997, antes de la aparición del álbum que hoy nos ocupa.  La pareja estuvo junta desde 1992 hasta 2005.  Después, los caminos continuaron pero por separado.
Hasta aquí el programa de hoy.  Espero que te guste.

Enlace:


miércoles, 27 de noviembre de 2024

Cíclope 3.0 - 26-11-24 - Especial Siouxsie and The Banshees # 3


Siouxsie and The Banshees en 1982



Cíclope 3.0 del martes 26 de noviembre de 2024.  Entramos en la edición de esta tercera entrega del Especial Siouxsie and The Banshees donde acabábamos en la edición de octubre, con el cuarto álbum de la banda titulado Juju, publicado el 19 de junio de 1981.

Juju viene del francés y está conectado con el significante juguete.
La portada reproduce una imagen de una estatua africana que el grupo encontró en el Museo Horniman en Forest Hill, Londres.  Fue el cuarto LP que se publicaba de ellos y tanto cuando vio la luz como años después, un disco repleto de canciones que influyeron en grupos coetáneos como en otras bandas aparecidas unos cuantos años después.  Es un trabajo apreciado no sólo por sus colegas de profesión, también la crítica se multiplicó en elogios por el álbum que firmó una de las formaciones más ricas en productividad y que se mantuvo unida gracias a la labor importante de un guitarrista como John McGeoch, Steven Severin en la guitarra bajo, Budgie, batería y percusión y Siouxsie Sioux en la voz y ocasionalmente guitarra eléctrica en una de las canciones que escucharemos hoy, el segundo corte que suena: Sin in My Heart.


 
Juju está formado por un total de 10 canciones.  Entre la edición de octubre y esta de noviembre escuchamos todas, menos una, porque alguna se tenía que quedar fuera para cuadrar los 60 minutos del programa.  El perfil de este LP de S. and T. B. cubre muchos aspectos de su música.  Uno que llama particularmente la atención es el que viene de la batería de Budgie (primero por la derecha en la fotografía).  Quería que sonara, la batería, como si en el estudio hubiera un segundo Budgie con otra segunda tanda de tambores, que el sonido sonara duplicado.  La producción del disco recayó sobre el cuarteto y sobre el productor Nigel Gray que captó lo que quería el batería y entre el grupo y el productor consiguieron proyectar ese sonido de tambores que transmiten la familiaridad con la naturaleza, con lo primitivo y salvaje, con el sonido del corazón de la selva.  De ahí que recibiera el término de Música Tribal.  El concepto se gastó de tanto usarlo: cualquier grupo de los 80 que hicieran predominar el timbal de base de la batería ya estaban incurriendo en el Sonido Tribal.  En realidad, en esos casos, se debía hablar de Sonido o Música Trivial.  Es algo parecido al sobreuso del concepto Vanguardia.  En muchos casos es más certero el término Vargüandia, por el rollo pestiñero que resulta.  Bueno, no sigo, que si no nos vamos por las ramas y perdemos el sentido de esta entrada del blog.
Juju y sus composiciones que se paran bruscamente para continuar; que parecen resolver la salida a los pocos segundos de haber iniciado los primeros acordes pero que siguen.  Es un álbum de canciones que tienen una cierta semejanza con las que conformaron aquel Kaleidoscope de 1980 pero un paso más allá, un paso adelante, más evolucionadas.
Estamos en 1981 y las ceremonias góticas, el ambiente goticista, se enriquece en el seno de Siouxsie and The Banshees.  Esto no quita para que se comience a fraguar un camino diferente, distinto, en la creatividad de algunos miembros del proyecto.

Siouxsie se quedaba colgada escuchando la guitarra de McGeoch.  Le parecía imposible que lograra alcanzar ciertas cotas cuando nada en la canción indicaba que ese era el camino, eso era lo que le faltaba a la composición.  Pero había otros momentos en que la ponía como una moto cuando discutían por algunos aspectos relacionados con tal o cual tema que estaban intentando terminar.  El carácter escocés de McGeoch la ponía a cien, y no precisamente eróticamente hablando.  Para eso había que observar atentamente los descansos en los ensayos, en las tomas del estudio...entonces Siouxsie se salía un rato a fumarse un cigarrillo y a charlar con Budgie.  Se les veía hablar y hablar, con buena sintonía, cercanos, tanto que un día, en la década de los años 90, contrajeron matrimonio, allá por 1991.  Después llegó una historia de desamor y se separaban en 2007.  



Pero eso es otra historia.  La que nos interesa ahora no tiene nada que ver con historias de prensa del corazón sino con la labor de músicos, compositores e intérpretes.
En 1981 Siouxsie Sioux y Budgie anunciaban la creación de un dúo llamado The Creatures formado por ellos dos: Siouxsie en la voz y Budgie en la batería y la percusión.  Esto no significaba que Siouxsie and The Banshees fueran a desaparecer.  The Creatures surge como un proyecto paralelo, sin intención de desplazar al otro.

En el mes de septiembre de 1981 hicieron su debut oficial con un EP de cinco canciones titulado Wild Things.  Es una versión del tema que interpretaron The Troggs allá por 1966.

The Troggs, longevo cuarteto británico que en 1966 escalaron las listas de éxitos con Wild Thing (en singular, aunque The Creatures lo escribieron en plural).  Este cuarteto uniformado desarrollaban todo un sonido garajero que influyó en tantas bandas coetáneas y posteriores.


Foto de Wyatt McSpadden

El tema en cuestión, Wild Thing, estaba compuesto por el hombre que aparece en la foto derecha, Chip Taylor, cuyo nombre real es James Wesley Voight, hermano menor del actor Jon Voight y tío de la actriz Angelina Jolie.
La versión de The Creatures era eso, una versión, se alejan del original para, utilizando el mismo esquema, la misma base, llegar a una meta distinta.
Este fue el debut, un disco en formato EP.  Regresarían dos años después, en 1983, con el álbum de larga duración Feast.  Como su trabajo en The Banshees seguía siendo la máxima prioridad del dúo, no asumieron nuevamente la apariencia de The Creatures hasta que lanzaron el álbum Boomerang a fines de 1989, después de que Banshees se disolviera a raíz de The Rapture de 1995.  Pero a esa parte de la historia ya llegaremos.  Hablamos de ellos, de The Creatures, porque es algo que sucede como un intermedio.  Veo que tiene más sentido seguir la línea cronológica que no después, cuando el proyecto se acabó, qué otras historias ocurrieron (y le damos la vuelta a la clepsidra, para recuperar lo que sucedió en aquellos años).  Volvemos a la dinámica del proyecto madre, Siouxsie and The Bansheesa pesar de los pesares.  
Digo esto porque el ambiente en el grupo no siempre estaba relajado: el reciente despido del manager de la banda y ex pareja de Siouxsie, Nils Stevenson, puso un punto de relax.  Este hombre se había vuelto obsesivo en respuesta a la creciente relación de ella con Budgie, así que un motivo menos de preocupación, pero las luchas interiores, las problemáticas de cada uno, mezcladas con libre expresión de emociones, de sentimientos, de consumo de alcohol, de drogas y cambios de las fases de la luna, presagiaron, en varias ocasiones, un final inminente y la ruptura definitiva del proyecto.  Pero no fue así.  Nos situamos en 1982.  Entre los meses de junio y agosto, sesiones de grabación con material nuevo que vería la luz en formato de LP el 5 de noviembre de ese año, con el título
A Kiss In The Dreamhouse



        
Empezando por lo más inmediato, la carpeta del disco, fue diseñada por Siouxsie, que quería vincular el sonido, el contenido de las canciones, con obras de su amado y admirado Gustav Klimt (1862-1918)

Klimt, en la foto de la izquierda, mezclaba diferentes materiales para la ejecución de sus obras.  Siouxsie quería un diseño para la funda del disco de espíritu klimtiano: mezcla de collage y pintura/foto, con toques dorados.  Sobre todo color y dorados.  Una obra de Klimt fue el origen de la carpeta del disco, la obra Dánae, de 1907.




El título del álbum, Un beso en la casa de los sueños, se le ocurrió al bajista, Steven Severin, después de ver en televisión un programa sobre prostitutas de Hollywood en la década de 1940, que se sometían a cirugía estética para parecerse a estrellas de Cine y así poder conseguir más clientes.  Dreamhouse era el nombre de un burdel, real, en Los Ángeles, donde la clientela podía conocer réplicas perfectas de las estrellas de la época, mujeres, por ejemplo, como Mae West.



La divina Mae West


En este nuevo trabajo la banda se aleja un poco de su excelente y directo predecesor, Juju, para actualizar los estilos más vanguardistas de Kaleidoscope.  En ese disco experimentaban con la electrónica (sintetizadores, cajas de ritmo), aquí, en A Kiss In The Dreamhouse, la experimentación llegó a cotas que, nunca antes ni después, habían utilizado.  Se volvieron más atentos con el sonido y las posibilidades que les ofrecían los estudios de grabación.  La carpeta del disco es tan colorista porque las canciones que lo forman lo son, es lo que percibía Siouxsie, Severin, Budgie...McGeoch también, pero él se inclinaba por la utilización de sintetizadores para realizar los trabajos de cuerda de orquesta.  Siouxsie y Severin, no.  Rotundamente, no.  Tenía que haber cuerdas reales, orquestación de cuerdas, nada de máquinas.  Las canciones estaban abiertas a la masa de una orquesta.  De hecho la composición de las canciones se había realizado teniendo como punto de fuga el tema Fireworks del LP Juju, una versión orquestada que escuchaban en bucle mientras estudiaban qué hacer con tal o cual canción.  Siouxsie aseguró que
Fireworks indicaba la dirección que queríamos para el álbum. Queríamos cuerdas... John (McGeoch) quería una máquina, un sintetizador, pero Steven (Severin) y yo dijimos que tenían que ser cuerdas reales.  Dan un sonido verdadero, terrestre y rico.  Se puede oír a las cuerdas escupiendo, respirando y resoplando.  Steve y yo siempre hemos querido que nuestra música fuera interpretada por la Royal Philharmonic Orchestra.  Siempre hemos pensado que nuestras canciones se adaptarían a la orquestación.  Las cuerdas reales tienen un sonido muy físico.

McGeoch usó más instrumentos además de su guitarra como la flauta dulce y el piano.  En líneas generales, la banda amplió la paleta de sonidos con elementos como carillones, campanas tubulares, loops...  Pero orquesta de cuerda, como tal, no.  Hay violines, es cierto, dos, para ser justos, pero habría que esperar hasta 1984 y al LP Hyaena para escuchar una composición como Dazzle donde el conjunto de una orquesta sonará con esa presencia tan querida por Severin y Siouxsie.  En el programa de hoy no van a sonar todos los temas seleccionados de este álbum de 1982, A Kiss in the Dreamhouse, lo hacen tres.  En la próxima edición del Especial Siouxsie and The Banshees, la cuarta entrega, terminaremos de darle audición a este trabajo tan elaborado tanto en la parte instrumental como en la correspondiente a la voz.  La de Siouxsie tuvo muchas sobregrabaciones que se sumaron a todo ese perfil experimental que tiene el disco.

Terminamos con una obsesión hecha canción.  Es la que nos sirve para cerrar.

Espero que te guste el programa.


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