domingo, 14 de enero de 2018

Stanislaw I. Witkiewicz


Stanislaw I. Witkiewicz

El bucle de los años finales del Siglo XIX y los primeros del Siglo XX en la antigua Polonia está cuajado de hombres y mujeres que reunieron en la figura de cada vida una multiplicidad de doctrinas artísticas.  Fue una constante el escritor, la pintora, el músico, la poetisa que además de una actividad concreta también se aplicaban al desarrollo de otras vías de expresión.  Uno de esos casos de variedad artística estuvo representado por Stanislaw I. Witkiewicz, genio múltiple que cultivó diversos ámbitos de expresión artística: escritor, pintor, filósofo y artista gráfico.  Nació en Varsovia, Polonia, el 24 de Febrero de 1885 y falleció el 18 de Septiembre de 1939.
Aunque hoy se le recuerda más como novelista sus comienzos, literariamente hablando, fueron teatrales.  Su producción está considerada una precursora de lo que sería conocido como el Teatro del  Absurdo, con nombres como el de Samuel Beckett y Eugène Ionesco.  La pintura y los comentarios sobre pintores sería una actividad que se antepuso a su obra como autor de novelas, piezas cuajadas de personajes excéntricos donde el tema del Arte y la Industria Artística con todas sus derivaciones van a estar presente: críticos, marchantes, autores de vanguardia, amigos de artistas...
El motivo por el que Witkiewicz (conocido por el seudónimo Witkacy) viene a éste blog es porque su obra, especialmente como novelista, merece la pena y con creces.  Para ilustrar éste argumento tenemos su obra Las 622 caídas de Bungo o La mujer diabólica, escrita en 1911, aparecida en 1919 y editada en España por la editorial Destino en su Colección Áncora y Delfín en Enero del año 2002, con traducción de Josep M. de Sagarra.  El origen, la génesis de argumentos como el de ésta obra se encuentra en las pinturas de Witkacy donde está profundamente influido por autores como Goya, Félicien Rops o Aubrey Beardsley, los más eminentes demonólogos del Siglo XIX, según el mismo Witkiewicz.  Los principales protagonistas de esas escenas que pintaba son una mujer demoníaca y su víctima: un hombre desesperado, sin voluntad, condenado al fracaso.  Es, sin lugar a dudas, el origen, la esencia de esas 622 caídas de Bungo, una novela donde un joven artista (Bungo) se enamora de una diva inaccesible, la bella y frívola Akne Montecalfi.  Por ella es capaz de hacer lo más inimaginable, de humillarse hasta límites insospechados.  La novela tiene la declaración de amor más accidentada que se pueda leer en toda la Historia de la Literatura.  Los amigos del círculo artístico del joven Bungo son tan tremendos como sus nombres y apellidos: el barón Brummel de Bufadero-Bluff, el duque Edgar de Nevermore o el peculiar Tymbeusz.  Las 622 caídas de Bungo o La mujer diabólica es uno de esos libros que comienzan y que se van abriendo como una flor, poco a poco.  Contiene un Prefacio escrito por Genezyp Kapen, en 1919, y que no es otro que el mismo Witkiewicz, el cual cierra el Prefacio en cuestión con éstas palabras:
Si este libro le hace a alguien más llevadero, pongamos por caso, un aburrido y fastidioso viaje, o un rato de yacer enfermo en la cama, si le proporciona un momento de solaz tras los quehaceres de un día cotidiano, o puede que lleno a rebosar de importantes acontecimientos, habrá cumplido su cometido.




En España, por suerte, no es la única obra de Stanislaw I. Witkiewicz traducida, hay una buena representación de lo que escribió tanto en teatro como en narrativa: Insaciabilidad, Comedia repugnante de una madre, La gallina acuática: tragedia esférica en tres actos...  Y muchas más.  Sólo tienes que poner su nombre y apellido en el Buscador que utilices y te saldrán sus obras.  Probablemente parte de la edición de sus libros esté agotada, por las fechas de edición, pero otros se pueden conseguir con cierta rapidez.  De todas formas siempre queda la opción de comprarlo de segunda mano, por suerte para cualquier lector.







































En las dos fotos superiores, dos momentos teatrales de Witkiewicz de una serie experimental de fotografías: en la inmediatamente superior a éstas líneas la foto titulada El monstruo de Düseldorff acompañado por Janina Turowska.  
Witkiewicz un hombre que, en líneas generales, está considerado como un autor especialmente difícil.  Es cierto: sus reediciones no se van a encontrar entre los libros más vendidos en algunos comercios de superficies más o menos grandes, pero sí van a estar en ese rincón del corazón de las personas que disfrutan leyendo libros que cuentan historias.  Esto puede parecer una obviedad y sin embargo no lo es: no todos los libros que ven la luz guardan una historia de interés en su interior, por mucha apariencia que tengan.  Ocurre como con los seres de apariencia humana: no todos tienen alma, por muchas similitudes que puedan presentar con otros seres semejantes.  Stanislaw I. Witkiewicz fallecía el 18 de Septiembre de 1939.  Ante el terror de la invasión de las tropas alemanas y soviéticas de Polonia escogió el suicidio.  Tanta Vida se quedó sin opciones de seguir creando.



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