viernes, 4 de diciembre de 2020

Cíclope 3.0 - 24-11-20

 


Bob Dylan
 con una máquina de escribir


Cíclope 3.0 del martes 24 de noviembre de este año 2020 que se termina dentro de poco.

Hoy arrancamos con un objeto de la vida cotidiana que estuvo interactuando con nosotros no hace mucho y que desde hace unos años fue desbancado por el PC, el Ordenador Personal, especialmente por los programas de tratamiento de texto.  Me refiero a la máquina de escribir, pieza de museo para muchos y objeto insustituible para otros.  Hay una película documental muy interesante sobre el tema, historias de personas cuyas vidas están conectadas por el uso de las máquinas de escribir, personas que se resisten a dejar de escuchar el sonido del teclado, el golpeteo de las teclas sobre el rodillo.


California Typewriter, del año 2016 con dirección y fotografía de Doug Nichol, versa sobre el uso, costumbre y necesidad de seguir utilizando dicho objeto de escritura como pieza fundamental.  La cinta cuenta con opiniones de, entre otros, Tom Hanks, coleccionista que no sólo las guarda en su museo personal sino que además las sigue utilizando; Sam Shepard, para quien la máquina de escribir, el sonido del timbre indicando final de línea, el rodillo donde va el papel, todo forma una liturgia especial que colabora al proceso creativo de la escritura...  De hecho, allá por los años de la década de los 40, se comercializó una máquina de escribir silenciosa que fue un auténtico fracaso, lo que llevó a la conclusión de que el cliqueteo de la máquina al escribir era uno de los atractivos para los consumidores.

Pero el motivo de la presencia de la máquina de escribir en el programa de hoy es diferente al de la utilización como objeto de escritura.  La traemos porque también se la ha utilizado como elemento de percusión reinventado y partiendo de ahí empezamos, musicalmente hablando.



Joseph J. Lilley

Joseph J. Lilley (1913-1971) fue un músico norteamericano, compositor de bandas sonoras de películas.  Trabajó para los Estudios Paramount desde 1943 y participó en muchos musicales producidos por los Estudios.

En 1963 se encargó del score original de la película Who's Minding the Store?, dirigida por Frank Tashlin y protagonizada por el cómico Jerry Lewis.  En España el título de la cinta se tradujo como Lío en los Grandes Almacenes y tiene uno de los gags cómicos más celebrados en el mundo de la Comedia: el uso imaginario de una máquina de escribir por parte de Lewis.  El personaje espera ante el despacho de un jefe a ser recibido.  Mientras tanto, de fondo, suena el teclear de la máquina de escribir de una secretaria, hecho que provoca que Lewis monte todo un ejercicio de mimo utilizando imaginariamente una máquina de escribir, todo envuelto por la melodía de la Orquesta que trabaja ensamblada con el cliqueteo del objeto.  Ese fragmento de dicha banda sonora sirve para abrir hoy Cíclope 3.0, el corte titulado La máquina de escribir.



 

La mirada del ojo ciclópeo traza un camino con un tiralíneas imaginario y nos reconduce desde la década de los 60 hasta nuestros días.




En el año 2017, David Peña Dorantes (foto de la izquierda, original de Luis Castilla), publicaba el álbum El tiempo por testigo...A Sevilla, donde este pianista vinculado al mundo del flamenco realizaba una curiosa composición con la máquina de escribir como objeto musical.  El tema en cuestión lleva por título La máquina y el Cíclope lo trae a la edición de hoy por motivos obvios.  






Más aportaciones musicales utilizando el sonido de una máquina de escribir: canción Holiday de los británicos Jazz Butcher.


Jazz Butcher, con o sin artículo, es, fue (llevan años sin dar señales de vida) el vehículo de expresión del prolífico cantante y compositor Patrick Huntrods (foto de la derecha), alias Pat Fish, un excéntrico británico arquetípico cuyo agudo ingenio observador y dones melódicos le facilitó capitanear una banda que a través de más de una década se estuvo desenvolviendo en una constante metamorfosis tanto estilística como de alineaciones del grupo y nombres en constante cambio.  Así nos encontramos a los músicos bajo el nombre de The Jazz Butcher, Jazz Butcher Conspiracy o Jazz Butcher & His Sikkorsis from Hell.
Fish nació en Londres en 1957 y se crió principalmente en Northampton.  Comenzó a pisar los escenarios mientras estudiaba Filosofía en Oxford a finales de los años 70.  
La última vez que grabaron como The Jazz Butcher fue en el año 2012, después, en 2017 y 2018 aparecerían álbumes dobles que recogían ediciones remasterizadas de parte de su discografía.  El tema de la remasterización merece una entrada a parte en este blog por lo que no voy a entrar en el tema.  El cuarto trabajo de la banda aparecido en 1985 y titulado Sex and Travel, incluye la canción Holiday que está resuelto con, entre otros instrumentos, una máquina de escribir.  Cosas de la industria fonográfica, la reedición de los discos del grupo se realizó con las ínclitas remasterizaciones y así, la canción aludida, Holiday, aparecía en el segundo disco de Jazz Butcher, el que firmaban en 1984 con el título A Scandal in Bohemia.  Cómo y por qué...ni idea.  Manías o costumbres, vete tú a saber.  Lo que nos importa, el tema en cuestión que nos sirve además para dejar la máquina de escribir y pasar a otra cosa.


Pat Fish
, izquierda, junto al guitarrista bajo David J, ex de bandas como Bauhaus o Love and Rockets 



  




Frontal de la funda del disco



La otra cara de la carpeta del disco















Dejamos el objeto fetiche con el que hemos comenzado a enredar hoy el programa pero no abandonamos a ciertos músicos.

In Bath of Bacon fue el álbum con el que se presentaron The Jazz Butcher en el mundo discográfico.  El disco incluye un tema titulado Gloop Jiving en el que Pat Fish va nombrando a los miembros de la banda así como a una serie de músicos amigos, invitados para la ocasión como es el caso de un tal Rolo.  Ese Rolo no es otro sino Rolo McGinty, alma y motor de la banda británica The Woodentops.



The Woodentops
(Rolo en el centro, con guitarra)



No es la primera vez que el grupo suena en Cíclope 3.0, ya lo han hecho en otras ocasiones y creo haber comentado que sacaron el nombre de una serie infantil de televisión de los años 50 de la BBC, una familia de personajes de madera.  
The Woodentops, desde que aparecieron a principios de los 80 en Northampton, Inglaterra (paisanos de Pat Fish y compañía) recibieron buenas críticas.  Comenzaron publicando una serie de Singles y Maxi-Singles donde mostraban ingenio y creatividad a la hora de componer canciones dotadas de un ritmo sincopado que resultaban atractivas.  Su estreno larga duración de 1985 con el álbum Giant hizo que se asentaran las esperanzas en la banda.





En 1988 grababan Wooden Foot Cops on the Highway, disco del que el Cíclope extrae un tema.






Temporada larga de silencio para Woodentops: en 1988 desaparecen del panorama musical para volver en el año 2013 con un nuevo trabajo, Granular Tales.

Para ilustrar la carpeta de su nuevo disco recuperan la estética de la serie de televisión de aquella familia de madera de la que extrajeron el nombre de la banda.

Granular Tales recoge el sonido característico del grupo con esa percusión de madera hueca que caracterizó el perfil de su música cuando comenzaron.  Pero ha pasado mucho tiempo desde 1988 hasta el 2013 y, ¡ay!, The Woodentops no supieron reinventarse.  Poco interés despertaron en las nuevas generaciones de oyentes y la banda, desde entonces, guarda silencio.

De percusión con elementos de madera y otros materiales para recrear ritmos nos vamos a quedar ahora, con un colectivo que también han llegado a sonar alguna vez por aquí, me refiero a los australianos Hunters and Collectors.




Macro branda de siete miembros capitaneados por el vocalista Mark Seymour, Hunters and Collectors se forjaron un camino y un lugar único en la cultura rock australiana.


Originalmente la banda se formó en el ambiente Post-Punk de 1981 en Melbourne, cruzando el Funk-Rock y el Krautrock Industrial de la Alemania de los 70.  De hecho el nombre del grupo sale del título de una canción de la banda Can de su álbum de 1975 titulado Landed que incluía el tema Hunters and Collectors.



Al principio, Hunters and Collectors era una banda extraña que usaba percusiones de todo tipo y trompetas.  Crearon un sonido específico que se catalogó como Música Tribal, un cruce entre Killing Joke y Can.  Ofrecían atmósferas muy densas, con ritmos hipnóticos y textos que apelaban a espíritus torturados.  Junto a sus paisanos Midnight Oil encarnaron una visión de las raíces de Australia llena de arena, polvo, temblores y espíritus extraños.  Su primer disco data de 1982, aquellos años en los que en sus actuaciones en directo, Mark Seymour (en la foto, con guitarra acústica), animaba a la audiencia a unirse no con palmas y silbidos sino haciendo percusión con las tapas de los contenedores de basura de la calle, con los extintores de incendio que hubiese en la sala de conciertos, con lo que fuera siempre y cuando hicieran ruido.

Del año 1982 el Cíclope rescata una larga composición, Run Run Run, incluida en el álbum Hunters and Collectors.



 

Tenía su gracia el término Música Tribal: mucha percusión, oscuridad conducida por sintetizadores, cierto perfil ritualista...  Killing Joke, cuando comenzaron, estuvieron enclavados en dicho género o estilo.


Los comienzos de la banda se remontan a finales de los años 70, en concreto 1978, cuando Jeremy Coleman, conocido como Jaz Coleman (en la foto,segundo por la izquierda) y Paul Ferguson (primero por la derecha) unen sus intereses musicales para darle forma a un proyecto.  Al principio el proyecto estaba en sus cabezas.  Ellos tenían cometidos concretos: Coleman voz y teclados, Ferguson batería.  Hacían falta otros músicos y esos fueron Martin Glover Youth, conocido por el apellido Youth, guitarra bajo (el rubio) y el guitarrista Kevin Walker, conocido artísticamente como Geordie (primero por la izquierda).

El EP de debut se lo gestionan ellos, con el dinero prestado de la entonces novia de Jaz ColemanJohn Peel, en su prestigioso programa de la BBC, quedó impresionado con ese primer disco y le ofreció una sesión en su espacio, convirtiéndose en uno de los momentos de mayor audiencia de la cadena.  El prestigio ya estaba sembrado, ahora tocaba recoger la cosecha: Island Records les ofrece un contrato que firman inmediatamente, lo que les posibilita crear su propio sello discográfico.  Después de cambios interiores con la discográfica Killing Joke comienza a desarrollar una serie de actuaciones en Inglaterra ganándose la reputación de ser controvertido: las creaciones proyectadas en el fondo del escenario donde toca el grupo, los collages de fotos, son obras de arte que, a menudo, presentan imágenes repulsivas.  En una ocasión, uno de los carteles de sus conciertos mostraba a una figura del Estado Vaticano bendiciendo a legiones de nazis.  Resultado: prohibición de actuar en Glasgow.



La foto fue parte de la campaña de promoción de los álbumes y cassettes de Killing Joke pasados a CD 


Killing Joke de 1980 fue el álbum que confirmó al proyecto como unos fieles representantes del sonido tribal.  Temas como Requiem, que recupera el Cíclope, son fundamentales para entender a un grupo que proyectó una larga sombra de influencias detrás de su existencia.



De esta foto parte la idea para diseñar la portada del primer álbum de Killing Joke




Portada de Killing Joke, 1980, diseño de Mike Coles





La carpeta desplegada



Interior de la carpeta: los mismos niños que saltan el muro le tiran piedras a una aparición de Jesucristo.




No habían hecho sino empezar y ya, con cuatro álbumes a la espalda entre 1980 y 1983, hay fisuras en el seno de la banda: Jaz Coleman desarrolla una paranoia obsesiva centrada en el ocultismo, decide que el Apocalipsis está cerca y deja al grupo.  Le sigue el guitarrista Kevin Walker, conocido como Geordie, no se sabe si con el mismo cuelgue que su colega o porque el Destino lo puso en el camino del otro para que lo cuidase.  El caso es que se escapan a Islandia donde trabajan con algunos grupos locales como Theyr, también escrito Peyr, una banda que eran un cruce entre Joy Division y Killing Joke, que alcanzaron una especie de nirvana interior cuando precisamente KJ tocan con ellos como cualquier miembro más.  Theyr, por cierto, serían los futuros Sugarcubes.




Theyr










Theyr actuando vestidos con atuendos y símbolos nazis, influencia escandalosa de sus queridos Killing Joke


  


Durante su estancia en Islandia se producen cambios en los miembros de la banda: Youth, guitarra bajo, viaja de vuelta a Inglaterra, de nuevo recala en Islandia para despedirse del proyecto dejando como sustituto al bajista Paul RavenColeman está más calmado, no ha llegado el Fin del Mundo según el Apocalipsis de San Juan, todo o casi todo sigue igual, así que vuelven al Imperio Británico con energías renovadas: cualquier cosa que hubiesen hecho Killing Joke hasta el momento no tenía nada que ver con el cambio que presentaron a partir de 1985 y su LP Nightime: se han vuelto más...melódicos, ya no son los fieles representantes de la Música Tribal, ahora se decantan (se decanta Coleman) por historias de desequilibrios urbanos, trastornos inducidos y otras crisis.  Hay quienes abandonan la escucha de sus nuevos discos y hay una nueva ola de oyentes.  Son cambios comunes a otras bandas, otros solistas, otros músicos.  En 1986 daban un paso más allá e inyectan emociones melancólicas en las composiciones que forman el álbum Brighter Than A Thousand Suns.  Llega 1988 y en la misma línea aparece Outside The Gate, un álbum que dejó fuera de órbita a los antiguos seguidores del grupo que, hasta el momento, a trancas y barrancas, habían aceptado los cambios estilísticos,  Ahora, ya, no.  

Tampoco era tan malo.  Después de recuperar el tema Requiem de su primer LP, el Cíclope reseña de este disco de 1988 el tema My Love of This Land, una canción que refleja los principios medio ambientales que defiende Coleman, partidario del concepto de sostenibilidad ambiental y que ha invertido en la creación de dos eco-aldeas en el Pacífico Sur y en Chile.



Black Lab


Estamos en la recta final del programa de hoy.  Como Killing Joke nos han dejado composiciones melódicas vamos a continuar en esa línea tranquila con este grupo original de San Francisco que responde al nombre de Black Lab.




Black Lab se formó originalmente en la área de la Bahía de San Francisco.  No hay que equivocarlos con Blacklab, un dúo de Dark Doom original de Osaka, Japón.  Los norteamericanos empezaron como cuarteto, pasaron a trío y al final quedaron como dúo, siempre con el cantante, multinstrumentista y fundador Paul Durham (en la foto anterior en el centro).  Como dúo la formación cuenta con él y con el guitarrista y programador Andy Ellis.  Esa última metamorfosis del proyecto ha contribuido con sus canciones en bandas sonoras de películas como Spiderman, Varsity Blues, Blade Trinity y Buffy, la cazavampiros.




Con un par de temas del álbum A New World, del año 2016, despedimos esta edición de Cíclope 3.0
  






Espero que te guste el programa.


Enlace:

https://www.radio.tomares.es/blog/ciclope-30-24-11-20






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