miércoles, 14 de octubre de 2020

Cíclope 3.0 - 13-10-20



Fotograma de la película 1917 dirigida por Sam Mendes 




En la edición del martes 13 de octubre de Cíclope 3.0 la mayoría de canciones hacen alusión al tema del conflicto bélico, empezando por Tom Verlaine.


A Verlaine, tanto en solitario como parte fundamental de la banda Television le dedicamos el Especial Discografia de los primeros martes de mes entre septiembre y diciembre del año 2018.
No sonaba por aquí desde hacía tiempo y hoy lo hemos recuperado como punto de arranque, punto de fuga hacia otras canciones que hablan de la Guerra.

Palabras desde el Frente de 1982 incluye el tema que le da título al álbum, un relato narrado en primera persona y que describe un paisaje sin caminos ni carreteras, con el fango hasta las rodillas, con soldados que mueren entre las manos de cirujanos ebrios.  Las tropas se mueven como las olas de un mar soñado y las órdenes del general son tajantes: Ataquen otra vez.

No sé las veces que he escuchado la canción que bautiza el álbum, Words from the Front pero, cada vez que lo hago, la guitarra eléctrica de Verlaine me sigue cortando la respiración.  Es como si temiera que alguna cuerda se fuera a romper, como si el nerviosismo con el que suena se fuera a descomponer provocando un silencio.  Esa guitarra, con ese aleteo de mariposa eléctrica...es inmensa.  Precisamente este disco y esta canción es el punto de fuga para que el Cíclope buscase canciones relacionadas con el conflicto bélico.  

Y tirando del hilo se remonta hasta la década de los años 60, en concreto un disco, The Freewheelin' Bob Dylan, y una canción, Masters of War.  Esa canción y el resto de composiciones dylanianas significaron la apertura para un campo de expresión desconocido hasta el momento, se multiplicaron opciones, se iluminaron tinieblas, y el mundo comenzó a cambiar.  Del árbol Maestros de la Guerra crecerían ramas nuevas que darían paso a lo que se llamó la Canción Protesta, en principio vía de expresión de cualquier manifestación pacifista y antibélica que con el paso rápido del tiempo se politizó ampliamente, abarcando no sólo el tema bélico sino lo social, lo político, lo económico...  De aquellos años 60 data la obra musical de Barry McGuire.



McGuire
, nacido en la ciudad de Oklahoma en 1935, se había mudado a la ciudad de Nueva York a principios de la década de los 60.  Guitarrista y cantante se unió al grupo de folk New Christy Minstrels.





New Christy Minstrels, cultivando el género musical que hoy conocemos con el epígrafe Christian Music (Música cristiana).  En su caso lo que hacían era Folk, es decir, Christian Folk Music.  También hay Christian Rock Music, pero eso es otra historia.

 



McGuire fue ungido como el cantante principal de la banda y participó en varios álbumes del colectivo.  En la foto anterior está situado en el centro, con la mano en la oreja.  Su voz áspera llamó la atención del productor discográfico Lou Adler y del cantante y compositor P.F. Sloan lo que dio como resultado que McGuire abandonase la banda New Christy Minstrels y comenzara una labor musical en solitario en 1963.  Se publica un álbum de presentación, The Barry McGuire Album, que tiene una acogida buena.  Dos años después, en 1965, aparecen tres LPs: uno con su nombre y apellido añadiendo en el título que el disco se ha hecho posible gracias a la colaboración de algunos miembros del grupo que lo acogió como vocalista; el segundo disco de ese año incluye temas originales de P.F. Sloan, temas coescritos por él y McGuire y versiones de The Mamas and The Papas (California Dreamin'), Bob Dylan (Just Like Tom Thumb's Blues) y The Beatles (Yesterday y Hide Your Love Away).

Pero sería con el tercer disco grabado y publicado en 1965 cuando McGuire vería la luz del estrellato internacional, un álbum titulado Eve of Destruction del que el single con la canción homónima escrita por P.F. Sloan fue un éxito rotundo porque su emisión por la Radio, en territorio Norteamericano, fue constante: sonaba en una emisora y cuando acababa, se pasaba el dial para sintonizar otra estación de radio y ahí estaba la ínclita canción.  Así durante el tiempo necesario para que llegara a Europa con el halo de canción pacifista, canción protesta contra la Guerra.  Y también en el viejo continente recaló en las emisoras de Radio y también se vendió el disco alcanzando cotas nada desdeñables.  Y si estamos haciendo alusión en el programa de hoy a canciones con el tema del conflicto bélico como columna vertebral, no podía faltar esa canción.
Aunque el Cíclope ha evitado canciones con alguna alusión directa a la Guerra en el título, aunque son pocas las que entran (7 en total de 9 temas que conforman el espectro musical de hoy) alguna hay, lo mismo que por mucho que haya buscado la abstracción, Guerra, sin hablar de ninguna en concreto, también aparecen situaciones y fechas claras (la 2ª Guerra Mundial).  No creo que sea problema cuando las canciones en cuestión suenan bien y son buenas, como la que rescatamos de Belle & Sebastian.



Belle & Sebastian es el proyecto del guitarrista cantante de la foto de la derecha, Stuart Murdoch, original de Glasgow, Escocia, como todo el resto de miembros que pertenecen a la banda.

La idiosincrasia de Murdoch determina su forma de idear cómo darle forma a un grupo de música, cosa que intentó durante un tiempo sin conseguirlo.  Fanático seguidor de la banda Felt, Murdoch dejó Glasgow a principios de los años 90 para trasladarse a Londres con la esperanza de encontrar a Lawrence Hayward, alma-máter de sus admirados Felt.  No hubo nadie, ni siquiera su ángel de la guarda, que le avisara de que eso era una empresa avocada al fracaso: el egotrón de Lawrence Hayward funcionaba las 24 horas del día, inclusive en las confabulaciones oníricas mientras dormía, seguía (¿seguirá aún?) hablando de sí mismo en tercera persona y por supuesto dando por sentado que las decisiones que tomara ante el proceso creativo de la composición de una canción era la justa.  Porque él no se equivocaba jamás.  ¿Quién?  Lawrence Hayward, decía el mismo Lawrence Hayward.  Y nosotros, contigo, exclamamos: ¡Ah!  Él.

En fin, Murdoch dejó Londres y volvió a su Glasgow natal, se matriculó en la Universidad y comenzó a escribir cuentos y canciones.  Mientras estudiaba se formó en un curso de economía relacionada con negocios musicales.  Como proyecto final de la materia decidió reunir a un grupo de músicos con los que poder grabar un disco.  Para reclutarlos se dejó llevar por su instinto y en un local que era un café que no cerraba durante la noche fue haciendo entrevistas y así fue cómo concibió Belle & Sebastian, que tuvo forma de septeto, siete miembros con el mismo denominador común: estudiantes universitarios, todos de acuerdo con la idea de permanecer a pequeña escala, mantener el concepto de grupo como un proyecto y no dejar que ese proyecto manejara sus vidas.  Tenían asumido que se publicarían dos álbumes y después se separarían.  Durante sus primeros dos años de existencia pública, los miembros de la banda protegieron sus personalidades enviando fotos publicitarias de una mujer que no estaba en el grupo, y posando a regañadientes para sesiones fotográficas.  Realizaban actuaciones en Cafés, pero también lo hicieron en lugares poco comunes como casas particulares, bibliotecas o sacristías de iglesias.


El nombre del grupo lo tomó Murdoch de la serie para la televisión francesa de los años 60 Belle y Sebastian, posteriormente, en 2013, llevada al Cine por el realizador francés Nicolas Vanier, ambas producciones basadas en la novela homónima de Cécile Aubry.  Durante la Ocupación alemana de Francia se forja la amistad entre un niño, Sebastián, y su perro, Belle.  Viven en una pequeña localidad en los Alpes franceses, cerca de la frontera con Suiza.  La llegada de los soldados alemanes alterará la vida de todos los personajes que viven en el pueblo.

Belle & Sebastian como tomaban el nombre de una narración infantil-juvenil y además aparecían en el mercado internacional allá por 1996, en plena época del subgénero conocido como Chamber Pop, la crítica se apresuró a catalogarlos como tales pero en verdad el grupo da mucho más como para ser encasillados de una forma tan ligera.

El tema que recupera el Cíclope de esta banda es uno del año 2000, del álbum Fold Your Hands, Child, You Walk Like a Peasant.  El tema en cuestión, I Fought in a War (Luché en una guerra).




De soldados va la historia que viene a continuación.


Entre el lanzamiento de Heartattach and Vive en 1980 y Swordfishtrombones en 1983, Tom Waits se deshizo de su manager, de su productor y de su compañía discográfica.  Alteró drásticamente un enfoque musical que se había vuelto tan confiable como poco emocionante y se reinventó.  Ahora las historias que contaba en sus canciones sobre borrachos y enamorados han ampliado los perfiles de los personajes, figuras surrealistas de personas que incendian sus casas, de pueblos australianos donde no para el ferrocarril...un mundo de inadaptados, no sólo un vecindario, capta ahora su atención.  Y de esas historias que se recogen en el álbum de 1983, Swordfishtrombones, una resuelta con un contrabajo y un piano, más la voz de Waits: Cosas de soldados.



  

Entre el 3 de enero y el 7 de febrero del año 2017, Cíclope 3.0 estuvo dedicado a la figura de Leonard Cohen, septiembre de 1934 - noviembre de 2016.  Entonces, los Especiales Discografía los hacíamos seguidos, los martes, uno detrás de otro hasta completar la obra de un músico o de un grupo.  Hoy, por la temática del programa sobre Conflicto Bélico, no podía faltar una canción como The Partisan.


El Partisano forma parte del segundo LP de Leonard Cohen titulado Songs from a Room, aparecido en 1969.  Las canciones que forman el disco transmiten una intimidad desnuda y una honestidad emocional intrépida que es tan poderosa como el álbum de debut en 1967, Songs of Leonard Cohen.  Aunque no llegue a las cotas de ese primer disco no dejó ninguna duda de que Cohen era una fuerza creativa importante en el mundo de la composición contemporánea.

El origen del tema The Partisan se remonta a la Segunda Guerra Mundial, con las tropas alemanas avanzando por Europa, con Francia ocupada con las banderas de la cruz esvástica y el nazismo floreciendo como una hierba maligna no deseada.



Emmanuel d'Astier de la Vigerie (1900-1969) foto de la izquierda, escritor, periodista y político, compuso en 1943 La complainte du partisan, El lamento del partisano, el himno de la Resistencia francesa.

El autor la escribió para animar a las tropas aliadas y sobre todo a la población francesa.


En verdad lo que Emmanuel d'Astier hizo fue ponerle letra a una canción original de Anna Marly (foto de la derecha), cantante y compositora francesa de origen ruso cuyo nombre original era Anna Betulínskaya, nacida en octubre de 1917 en San Petersburgo y fallecida en febrero de 2006 en Palmer, Alaska, Estados Unidos.

Nacida durante la Revolución rusa en la que su padre fue fusilado, abandonó su país con su madre y su hermana para establecerse en Francia a principios de los años 20.  Unos años después cambiaría su apellido por el de Marly, como sobrenombre artístico, para actuar primero como bailarina y después como cantante.  En 1941 se marchó a Londres para unirse al movimiento de la Francia Libre del general Charles de Gaulle.  En 1942 creaba la melodía y la letra en ruso de Le Chant des Partisans, cuya letra en francés escribirían al año siguiente Joseph Kessel y Maurice Druon.  La composición, utilizada como sintonía en el programa de la BBC de habla francesa Honneur et Patrie, Honor y Patria, se convirtió inmediatamente en el himno de la Resistencia francesa, que cantaba tanto esa versión como la otra, la de Anna Marly con letra de Emmanuel d'Astier de la VigerieLa canción tendría tantas versiones como interpretaciones: Joan Baez, Édith Piaf que cantó la adaptación que le hizo la mismísima Marly titulándola Une chanson à trois temps, y por supuesto la re-creación de Leonard Cohen.

Cohen recupera la versión de Marly y de d'Astier, toma como columna vertebral la versión ya existente en inglés Song of the French Partisan, la adapta, la renombra como The Partisan, y la incluye en su segundo álbum.  Todo un clásico suyo en nada de tiempo.  Nunca dejó de reconocer el origen de la composición.  En una antología de las letras de sus canciones aparecida en 2009, Cohen escribió al respecto

La canción la aprendí de un amigo cuando tenía 15 años.  Él tenía 17.  Su padre era un líder sindical.  Estábamos trabajando en un campamento de verano en Ste. Marguerite, Quebec y cantábamos juntos todas las mañanas, revisando "The People's Song Book" de principio a fin.  Desarrollé la curiosa noción de que los nazis fueron derrocados por la música.

No podía faltar un tema así en un programa como el de hoy.  

Ahora, de Canadá volvemos al Reino Unido, a Escocia y en concreto de nuevo a Glasgow.  Antes nos situábamos en esa ciudad con Belle & Sebastian, ahora lo hacemos con un quinteto de vida efímera, People in Control.


No hay fotos del grupo, ni de Charles Bullen, Ian Hill, Judy Carter, Martin Frederix o Rick Wilson.  Lo único que sabemos de ellos es que en 1981 publicaban el single When it's War (Cuándo es la guerra) y que lo hicieron con un sello independiente belga, Crammed Discs, un sello fundado por Marc Hollander, el alma y motor de proyectos belgas como Aksak Maboul.  La Crammed Discs publicó discos de grupos y solistas de cualquier nacionalidad, no se circunscribía al ámbito belga.  People in Control y sus curiosas composiciones no encontraron sitio en su Escocia natal pero sí en Bélgica.  La Crammed los incluyó en un álbum antológico que reunía un poco de los discos que publicaban.

De la desnudez de People in Control al tremendismo sonoro de los primeros Waterboys.


A Pagan Place fue el segundo álbum de Mike Scott y compañía, The Waterboys.  El disco incluye una declaración de los principios musicales que caracterizan la forma de entender la música que tiene Scott: Música Grande, impetuosa, apasionada donde se mezclan, con sabiduría, los espíritus de Van Morrison, Bob Dylan, John Lennon y mucho más.  Ese auto de fé, esa declaración de intenciones quedaban recogidos en el tema Big Music, pero lo que recupera el Cíclope es una canción que habla de la Guerra, de la Segunda Guerra Mundial, de un muchacho ruso de apenas 17 años que marcha hacia el frente de batalla.  Red Army Blues comienza con los acordes de una composición perteneciente al folklore ruso, La Canción de las Estepas, que rápidamente cambia cuando el saxo de Anthony Thistlethwaite marca la señal para que comience la historia que canta Scott.  La letra la traduzco en el micro, por si no la conoces, porque merece la pena.



The Waterboys
en 1984 con el trío motor de Mike Scott (en el centro, con cazadora vaquera) Karl Wallinger (detrás, con gafas) y 
Anthony Thistlethwaite primero por la derecha.


Dejamos el tema bélico pero no abandonamos el escenario.  Si The Waterboys desarrollaban su historia en Rusia ahí nos quedamos, en la capital Moscú, con una banda llamada Mooncake.





Si vas a un restaurante chino tal vez aparezca en el menú que tienen Pastel de Luna, Mooncake.  Vale, pero no es sólo un postre oriental, también, y es lo que nos interesa, es el nombre de un grupo formado por dos guitarras, un violonchelo, una guitarra bajo y un batería.  Eso fue el comienzo, como quinteto, porque tras unos meses se quedaron como cuarteto.
La banda se fundó en el mes de julio del año 2006 por Pavel Smirnov y Anton Marchenko.






  

  Pavel Smirnov, guitarra eléctrica




 

 








Anton Marchenko, guitarra acústica y guitarra bajo.






El grupo se completa con Nikolay Bulanov, violonchelo y teclados, y Anton Strotz, batería.  En el año 2015, Marchenko abandona al grupo y es sustituido por Leonid Kurashov.

La música de Mooncake es una mezcla vibrante de sonidos en un estado permanente de desarrollo.  En el año 2013, antes de que uno de los dos fundadores del proyecto, Anton Marchenko, dejara la idea de seguir con la banda, Mooncake publicaban Zaris, un disco que recoge lo que son capaces de hacer estos moscovitas.  El Cíclope reseña un tema del disco, el que le da título al trabajo.




No nos queda tiempo sino para escuchar un tema más porque, además, lo último que suena es una larga composición de 12 minutos firmada por The Pirate Ship Quntet.




Se reunieron en el año 2004, en Bristol, Inglaterra, llamándose Pirate Ship.  Por aquel entonces llegaron a ser una banda de ocho miembros que ensayaban el aleteo de un buen Post-Rock, en la línea de, por ejemplo, Mogwai.  El sonido del grupo estaba formado por guitarras eléctricas, guitarra bajo, teclados, batería y trompeta.  Después de una serie de cambios llegarían a quedarse como quinteto con dos guitarras eléctricas, guitarra bajo, batería y un violonchelista, Sandy Bartai, con un curriculum brillante: había sido miembro de la Orquesta Sinfónica de Bournemouth y de la Orquesta Sinfónica de Londres.  Se toman con tranquilidad el grabar y publicar discos: en 2007 ve la luz un trabajo con 3 temas de larga duración; en 2012 lanzan su primer larga duración y el año pasado, 2019, publicaban su último disco hasta el momento, Emitter.



Emitter

Con el tema que le da título a ese álbum y que incluye un saxo tocado por Andrew Hayes termina esta edición de Cíclope 3.0


Espero que te guste el programa:


Enlace:

https://www.radio.tomares.es/blog/ciclope-30-13-10-20






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