Fotograma de la película 1917 dirigida por Sam Mendes |
En la edición del martes 13 de octubre de Cíclope 3.0 la mayoría de canciones hacen alusión al tema del conflicto bélico, empezando por Tom Verlaine.
No sé las veces que he escuchado la canción que bautiza el álbum, Words from the Front pero, cada vez que lo hago, la guitarra eléctrica de Verlaine me sigue cortando la respiración. Es como si temiera que alguna cuerda se fuera a romper, como si el nerviosismo con el que suena se fuera a descomponer provocando un silencio. Esa guitarra, con ese aleteo de mariposa eléctrica...es inmensa. Precisamente este disco y esta canción es el punto de fuga para que el Cíclope buscase canciones relacionadas con el conflicto bélico.
Y tirando del hilo se remonta hasta la década de los años 60, en concreto un disco, The Freewheelin' Bob Dylan, y una canción, Masters of War. Esa canción y el resto de composiciones dylanianas significaron la apertura para un campo de expresión desconocido hasta el momento, se multiplicaron opciones, se iluminaron tinieblas, y el mundo comenzó a cambiar. Del árbol Maestros de la Guerra crecerían ramas nuevas que darían paso a lo que se llamó la Canción Protesta, en principio vía de expresión de cualquier manifestación pacifista y antibélica que con el paso rápido del tiempo se politizó ampliamente, abarcando no sólo el tema bélico sino lo social, lo político, lo económico... De aquellos años 60 data la obra musical de Barry McGuire.
La idiosincrasia de Murdoch determina su forma de idear cómo darle forma a un grupo de música, cosa que intentó durante un tiempo sin conseguirlo. Fanático seguidor de la banda Felt, Murdoch dejó Glasgow a principios de los años 90 para trasladarse a Londres con la esperanza de encontrar a Lawrence Hayward, alma-máter de sus admirados Felt. No hubo nadie, ni siquiera su ángel de la guarda, que le avisara de que eso era una empresa avocada al fracaso: el egotrón de Lawrence Hayward funcionaba las 24 horas del día, inclusive en las confabulaciones oníricas mientras dormía, seguía (¿seguirá aún?) hablando de sí mismo en tercera persona y por supuesto dando por sentado que las decisiones que tomara ante el proceso creativo de la composición de una canción era la justa. Porque él no se equivocaba jamás. ¿Quién? Lawrence Hayward, decía el mismo Lawrence Hayward. Y nosotros, contigo, exclamamos: ¡Ah! Él.
En fin, Murdoch dejó Londres y volvió a su Glasgow natal, se matriculó en la Universidad y comenzó a escribir cuentos y canciones. Mientras estudiaba se formó en un curso de economía relacionada con negocios musicales. Como proyecto final de la materia decidió reunir a un grupo de músicos con los que poder grabar un disco. Para reclutarlos se dejó llevar por su instinto y en un local que era un café que no cerraba durante la noche fue haciendo entrevistas y así fue cómo concibió Belle & Sebastian, que tuvo forma de septeto, siete miembros con el mismo denominador común: estudiantes universitarios, todos de acuerdo con la idea de permanecer a pequeña escala, mantener el concepto de grupo como un proyecto y no dejar que ese proyecto manejara sus vidas. Tenían asumido que se publicarían dos álbumes y después se separarían. Durante sus primeros dos años de existencia pública, los miembros de la banda protegieron sus personalidades enviando fotos publicitarias de una mujer que no estaba en el grupo, y posando a regañadientes para sesiones fotográficas. Realizaban actuaciones en Cafés, pero también lo hicieron en lugares poco comunes como casas particulares, bibliotecas o sacristías de iglesias.
El nombre del grupo lo tomó Murdoch de la serie para la televisión francesa de los años 60 Belle y Sebastian, posteriormente, en 2013, llevada al Cine por el realizador francés Nicolas Vanier, ambas producciones basadas en la novela homónima de Cécile Aubry. Durante la Ocupación alemana de Francia se forja la amistad entre un niño, Sebastián, y su perro, Belle. Viven en una pequeña localidad en los Alpes franceses, cerca de la frontera con Suiza. La llegada de los soldados alemanes alterará la vida de todos los personajes que viven en el pueblo.
Belle & Sebastian como tomaban el nombre de una narración infantil-juvenil y además aparecían en el mercado internacional allá por 1996, en plena época del subgénero conocido como Chamber Pop, la crítica se apresuró a catalogarlos como tales pero en verdad el grupo da mucho más como para ser encasillados de una forma tan ligera.
El tema que recupera el Cíclope de esta banda es uno del año 2000, del álbum Fold Your Hands, Child, You Walk Like a Peasant. El tema en cuestión, I Fought in a War (Luché en una guerra).
De soldados va la historia que viene a continuación.
Entre el lanzamiento de Heartattach and Vive en 1980 y Swordfishtrombones en 1983, Tom Waits se deshizo de su manager, de su productor y de su compañía discográfica. Alteró drásticamente un enfoque musical que se había vuelto tan confiable como poco emocionante y se reinventó. Ahora las historias que contaba en sus canciones sobre borrachos y enamorados han ampliado los perfiles de los personajes, figuras surrealistas de personas que incendian sus casas, de pueblos australianos donde no para el ferrocarril...un mundo de inadaptados, no sólo un vecindario, capta ahora su atención. Y de esas historias que se recogen en el álbum de 1983, Swordfishtrombones, una resuelta con un contrabajo y un piano, más la voz de Waits: Cosas de soldados.
Entre el 3 de enero y el 7 de febrero del año 2017, Cíclope 3.0 estuvo dedicado a la figura de Leonard Cohen, septiembre de 1934 - noviembre de 2016. Entonces, los Especiales Discografía los hacíamos seguidos, los martes, uno detrás de otro hasta completar la obra de un músico o de un grupo. Hoy, por la temática del programa sobre Conflicto Bélico, no podía faltar una canción como The Partisan.
El origen del tema The Partisan se remonta a la Segunda Guerra Mundial, con las tropas alemanas avanzando por Europa, con Francia ocupada con las banderas de la cruz esvástica y el nazismo floreciendo como una hierba maligna no deseada.
Emmanuel d'Astier de la Vigerie (1900-1969) foto de la izquierda, escritor, periodista y político, compuso en 1943 La complainte du partisan, El lamento del partisano, el himno de la Resistencia francesa.
El autor la escribió para animar a las tropas aliadas y sobre todo a la población francesa.
En verdad lo que Emmanuel d'Astier hizo fue ponerle letra a una canción original de Anna Marly (foto de la derecha), cantante y compositora francesa de origen ruso cuyo nombre original era Anna Betulínskaya, nacida en octubre de 1917 en San Petersburgo y fallecida en febrero de 2006 en Palmer, Alaska, Estados Unidos.
Nacida durante la Revolución rusa en la que su padre fue fusilado, abandonó su país con su madre y su hermana para establecerse en Francia a principios de los años 20. Unos años después cambiaría su apellido por el de Marly, como sobrenombre artístico, para actuar primero como bailarina y después como cantante. En 1941 se marchó a Londres para unirse al movimiento de la Francia Libre del general Charles de Gaulle. En 1942 creaba la melodía y la letra en ruso de Le Chant des Partisans, cuya letra en francés escribirían al año siguiente Joseph Kessel y Maurice Druon. La composición, utilizada como sintonía en el programa de la BBC de habla francesa Honneur et Patrie, Honor y Patria, se convirtió inmediatamente en el himno de la Resistencia francesa, que cantaba tanto esa versión como la otra, la de Anna Marly con letra de Emmanuel d'Astier de la Vigerie. La canción tendría tantas versiones como interpretaciones: Joan Baez, Édith Piaf que cantó la adaptación que le hizo la mismísima Marly titulándola Une chanson à trois temps, y por supuesto la re-creación de Leonard Cohen.
Cohen recupera la versión de Marly y de d'Astier, toma como columna vertebral la versión ya existente en inglés Song of the French Partisan, la adapta, la renombra como The Partisan, y la incluye en su segundo álbum. Todo un clásico suyo en nada de tiempo. Nunca dejó de reconocer el origen de la composición. En una antología de las letras de sus canciones aparecida en 2009, Cohen escribió al respecto
La canción la aprendí de un amigo cuando tenía 15 años. Él tenía 17. Su padre era un líder sindical. Estábamos trabajando en un campamento de verano en Ste. Marguerite, Quebec y cantábamos juntos todas las mañanas, revisando "The People's Song Book" de principio a fin. Desarrollé la curiosa noción de que los nazis fueron derrocados por la música.
No podía faltar un tema así en un programa como el de hoy.
Ahora, de Canadá volvemos al Reino Unido, a Escocia y en concreto de nuevo a Glasgow. Antes nos situábamos en esa ciudad con Belle & Sebastian, ahora lo hacemos con un quinteto de vida efímera, People in Control.
No hay fotos del grupo, ni de Charles Bullen, Ian Hill, Judy Carter, Martin Frederix o Rick Wilson. Lo único que sabemos de ellos es que en 1981 publicaban el single When it's War (Cuándo es la guerra) y que lo hicieron con un sello independiente belga, Crammed Discs, un sello fundado por Marc Hollander, el alma y motor de proyectos belgas como Aksak Maboul. La Crammed Discs publicó discos de grupos y solistas de cualquier nacionalidad, no se circunscribía al ámbito belga. People in Control y sus curiosas composiciones no encontraron sitio en su Escocia natal pero sí en Bélgica. La Crammed los incluyó en un álbum antológico que reunía un poco de los discos que publicaban.
De la desnudez de People in Control al tremendismo sonoro de los primeros Waterboys.
The Waterboys en 1984 con el trío motor de Mike Scott (en el centro, con cazadora vaquera) Karl Wallinger (detrás, con gafas) y Anthony Thistlethwaite primero por la derecha. |
Dejamos el tema bélico pero no abandonamos el escenario. Si The Waterboys desarrollaban su historia en Rusia ahí nos quedamos, en la capital Moscú, con una banda llamada Mooncake.
Anton Marchenko, guitarra acústica y guitarra bajo.
El grupo se completa con Nikolay Bulanov, violonchelo y teclados, y Anton Strotz, batería. En el año 2015, Marchenko abandona al grupo y es sustituido por Leonid Kurashov.
La música de Mooncake es una mezcla vibrante de sonidos en un estado permanente de desarrollo. En el año 2013, antes de que uno de los dos fundadores del proyecto, Anton Marchenko, dejara la idea de seguir con la banda, Mooncake publicaban Zaris, un disco que recoge lo que son capaces de hacer estos moscovitas. El Cíclope reseña un tema del disco, el que le da título al trabajo.
No nos queda tiempo sino para escuchar un tema más porque, además, lo último que suena es una larga composición de 12 minutos firmada por The Pirate Ship Quntet.
Se reunieron en el año 2004, en Bristol, Inglaterra, llamándose Pirate Ship. Por aquel entonces llegaron a ser una banda de ocho miembros que ensayaban el aleteo de un buen Post-Rock, en la línea de, por ejemplo, Mogwai. El sonido del grupo estaba formado por guitarras eléctricas, guitarra bajo, teclados, batería y trompeta. Después de una serie de cambios llegarían a quedarse como quinteto con dos guitarras eléctricas, guitarra bajo, batería y un violonchelista, Sandy Bartai, con un curriculum brillante: había sido miembro de la Orquesta Sinfónica de Bournemouth y de la Orquesta Sinfónica de Londres. Se toman con tranquilidad el grabar y publicar discos: en 2007 ve la luz un trabajo con 3 temas de larga duración; en 2012 lanzan su primer larga duración y el año pasado, 2019, publicaban su último disco hasta el momento, Emitter.
Emitter |
Con el tema que le da título a ese álbum y que incluye un saxo tocado por Andrew Hayes termina esta edición de Cíclope 3.0
Espero que te guste el programa:
Enlace:
https://www.radio.tomares.es/blog/ciclope-30-13-10-20
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