viernes, 20 de marzo de 2020

Irene Vallejo



Irene Vallejo


Irene Vallejo Moreu, nacida en Zaragoza en 1979, es doctora en Filología Clásica por las univesidades de Zaragoza y Florencia.  Su labor principal consiste en la divulgación e investigación de autores y autoras clásicos.  Colaboradora del periódico Heraldo de Aragón escribe sobre temas de actualidad cruzados con enseñanzas del mundo antiguo.  Fruto de dicha colaboración en forma de columnas semanales son los textos recogidos en las antologías El pasado que te espera y Alguien habló de nosotros.  En narrativa tiene dos novelas, La luz sepultada y El silbido del arquero.  Para el ámbito de lecturas infantil y juvenil también posee un par de títulos: El inventor de viajes y La leyenda de las mareas mansas.  
Es una mujer muy joven que ha escrito un ensayo extraordinariamente documentado, elocuente, con una erudición que muestra claramente que ha investigado y conoce, sabe de lo que está escribiendo.  La obra en cuestión se titula El infinito en un junco.  La invención de los libros en el mundo antiguo.





Este es un libro que, desde la primera frase, te atrapa, como toda buena narración que se precie de ello, porque lejos, muy lejos de construir todo un volumen de contenido denso, marmóreo, plúmbeo, especializado, Irene Vallejo opta por la forma de un Cuento, con mayúsculas, donde la diversificación es la constante entre las líneas que se van abriendo en senderos que te van llevando de aquí para allá, trufando el texto con anécdotas de la Historia, con reseñas que unen como si manejara un tiralíneas imaginario, el ayer con el hoy.
Todo comienza como empiezan los cuentos, como si tuvieras a la autora paseando contigo y, tomándote del brazo, arrancara describiendo la acción en la antigua Grecia, por cuyos caminos misteriosos grupos de hombres a caballo siembran, con su presencia, inquietud entre los que trabajan la tierra: jinetes es igual a guerreros perpetrados con espadas, lanzas, que se dedican a pisotear con las pezuñas de sus monturas los sembrados y a destruir lo que han levantado con tanto trabajo.  Pero esta vez no es así, pasan de largo.  A lo máximo que llegan es a pedir agua.  Vienen desde muy lejos, y buscan libros, manuscritos para comprar o para copiar.  Traen el encargo de sus reyes de conseguir el conocimiento que guardan los rollos de papiros.  Y Vallejo cuenta cómo se fabricaban aquellos rollos, cómo se manufacturaban los soportes sobre los que los escribas dejaban registrados los diferentes temas que trataban de hacer perdurable el saber.   Todo arranca desde la memoria de la mítica Biblioteca de Alejandría.
No sé con qué tipo de papel se ha hecho la edición pero lo cierto es que el volumen de 400 páginas y pico no pesa.  Es manejable y su lectura produce una inmensa alegría, tanta, que cuando se termina, entran ganas de abrazarlo, como me ha pasado a mi cuando lo acabé hace tan sólo un día.  Me lo regalaron el mes pasado, por mi cumpleaños, y he tardado una semana en leerlo, esta que llevamos confinados en casa por el tema del ínclito Coronavirus.
Lo ha publicado Siruela en su colección Biblioteca de Ensayo.  La primera edición fue en septiembre del año 2019, y en el mes de enero de este año 2020 iba ya por la 7ª reedición.  Obras así se deben divulgar porque merecen la pena y con creces.







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