lunes, 12 de febrero de 2018

Vladímir Voinóvich


Vladímir Voinóvich
(1932)


La Literatura rusa ha oscilado siempre entre dos extremos: la tragedia y la sátira.  León Tolstói y Fiódor Dostoyevski son dos ejemplos de ese sentimiento trágico de la Vida (suscribiendo el título de una de las magnas obras de don Miguel de Unamuno).  Puede parecer tópico pero sin embargo es real y más cotidiano de lo que se podría desear: la literatura rusa se suele catalogar por cualquier persona como historias tristes que ocupan libros de miles de páginas, libros muy nombrados y no por ellos muy leídos: Ana KaréninaGuerra y Paz en el caso de TolstóiCrimen y castigoLos hermanos Karamázov de Dostoyevski.  Tiene razón quien piense, y sienta, que ante ciertos textos de la producción sovíética clásica la emoción que se encuentra sea de cierta obscuridad y peso específico.  Emociones profundamente graves, gravedad que se hace palpable, física, a medida que se leen ciertas narraciones.  Por ejemplo, en Memorias del subsuelo, escrita en 1864 por el gran Fiódor Dostoyevski, el primer párrafo de la obra te sitúa y prepara para lo que te vas a encontrar:
Soy un hombre enfermo... Soy malo.  No tengo nada de simpático.  Creo estar enfermo del hígado, aunque, después de todo, no entiendo de eso ni sé, a punto fijo, dónde tengo el mal.  No me cuido, ni nunca me he cuidado, por más que profeso estimación a la Medicina y a los médicos, pues soy sumamente supersticioso, cuando menos lo bastante para tener fe en la Medicina. (Mi ilustración me permitiría no ser supersticioso, y, sin embargo, lo soy...)  No, caballero; si no me cuido es por pura maldad; eso es.  ¿Acaso no puede usted comprenderlo?  Pues bien, caballero: lo entiendo yo, y basta.  Sin duda no acertaría yo a explicarle a quién perjudico en este caso con mi maldad.  Me hago perfecta cuenta de que, no cuidándome, no perjudico a nadie, ni siquiera a los médicos; mejor que nadie en el mundo, sé que sólo a mí mismo me hago daño.  No importa; si no me cuido es por malicia.  ¿Que tengo enfermo el hígado? ¡Pues, que reviente! 
(Fiódor Dostoyevski - Obras Completas - Tomo 2.  Traducción: Rafael Cansinos Asséns - Editorial Aguilar - 1991)

Tan difícil es comunicar a través de la palabra escrita la tristeza más existencial como la carcajada más liberadora y catártica.  La Literatura en Rusia está cuajada de nombres y obras que ilustran tanto un aspecto como otro, el Dolor y la Alegría, ambos casos iguales en importancia, existencialmente hablando.  Nikolái Gógol, que precedió a los autores citados más arriba, fue el precursor de esa otra vertiente, la satírica, que llega hasta nuestros días.  En ésta otra área de la Literatura soviética se encuentran dos nombres de los que, uno de ellos, ocupa ésta entrada del blog: Vladímir Voinóvich.  El otro escritor satírico, anterior por muy pocos años a Voinóvich, es Mijaíl Bulgákov, responsable de una obra fundamental para comprender la Literatura Contemporánea no sólo rusa, sino mundial: El Maestro y Margarita.  Pero Mijaíl Bulgákov tendrá una entrada en éste blog para él sólo porque su importancia trascendental lo impone.  Hoy hablamos de Vladímir Voinóvich, nacido en Stalanibad, hoy Dusambé y actual Tayikistán, el 26 de Septiembre de 1932.  Quiere decir que en el mes de Septiembre de éste 2018 cumplirá 86 años.  Actualmente reside en Berlín, dedicado a la literatura y a la pintura.  Que la Salud no le abandone y dure mucho tiempo.
Vladímir Voinóvich fue soldado, y soldado soviético, a lo largo de la década de los años 50.  De la vida militar pasó a trabajar en Radio Moscú donde se dió a conocer escribiendo la letra del himno no oficial de los astronautas soviéticos, titulado Catorce minutos hasta el despegue.  
A mediados de la década de los años 60, tras una serie de detenciones de escritores rusos acusados de haber editado sus trabajos fuera, en el extranjero, Voinóvich se implica en movimientos disidentes.  Tiene una facilidad especial para construir historias levantadas con todas las herramientas imaginables de la sátira y ataca, sin paliativos, a la corrupción, el antisemitismo, el vacío de la pomposidad...elementos comunes a la sociedad soviética de aquel tiempo.  Su forma de escribir y de contar las cosas hicieron de él uno de los escritores más populares en aquella Rusia.
En 1974, en París, ve la luz Vida e insólitas aventuras del soldado Iván Chonkin.  La obra es recibida con un clamor por parte de los que conocían algo de su producción e inmediatamente es catalogada como su obra maestra.
Vida e insólitas aventuras del soldado Iván Chonkin narra, con un estilo ágil e hilarante, los hechos acaecidos en vísperas del estallido de la Segunda Guerra Mundial, cuando un avión del Ejército Rojo realiza un aterrizaje forzoso en una remota aldea rusa.  El soldado Iván Chonkin es enviado allí con órdenes de custodiar el aparato.  Olvidados de todos y de todo, Chonkin se integrará en la vida de la aldea, sin abandonar nunca la vigilancia del aparato.  Pero ante la inminente invasión alemana, la policía política se entera de la existencia de un soldado que custodia un avión caído y envía un destacamento para arrestarlo por deserción.
La obra, escrita entre 1963 y 1970, tiene uno de esos comienzos que consigue atrapar el interés de cualquier persona que guste de leer una historia:
En verdad es imposible saber hasta qué punto es fidedigna la historia aquí detallada, cuyas ramificaciones han subsistido casi hasta nuestros días, porque el suceso que la desencadenó se produjo en la aldea de Krásnoide hace tanto tiempo que no queda ya casi ninguno de los testigos de entonces, y los que quedan lo relatan cada uno a su manera o bien ni siquiera lo recuerdan.  Claro que, en realidad, el suceso tampoco parecía merecedor de retenerlo en la memoria desde entonces.  Por lo que a mí se refiere, lo que hice fue reunir cuanto había llegado a mis oídos sobre el asunto y añadir algún detalle de mi cosecha; hasta podría ocurrir que el volumen de lo añadido superase al de lo recabado.  Como quiera que sea, la historia en cuestión me pareció tan amena que decidí exponerla por escrito.  Y si el lector la encuentra exenta de interés, tediosa o, simple y llanamente, estúpida, no tiene más que dejarla de lado y considerar que no he relatado nada.

Pocos meses después de su edición parisina la novela se distribuyó en la URSS de forma clandestina, en copias realizadas a ciclostil.  Ese mismo año de edición de la novela, 1974, Voinóvich fue expulsado de la Unión de Escritores Soviéticos acusado de promover una imagen falsa de su país en el extranjero.  En 1980 se le obligó a abandonar el país y en 1981, una orden firmada por el entonces Presidente Leonid Brézhnev, le privó de su nacionalidad.  Lo que son las cosas: Vida e insólitas aventuras del soldado Iván Chonkin no se editaría de forma oficial en Rusia hasta después de la perestroika.     






En España están editadas dos novelas suyas: la distopía conocida como Moscú 2042 y por supuesto Vida e insólitas aventuras del soldado Iván Chonkin, editada por Libros del Asteroide en el año 2006 con traducción de Antonio Samons García.  La portada de la edición que aparece aquí es la perteneciente a la primera edición en Debolsillo, en el mes de Septiembre del año 2007, bajo las premisas de Random House Mondadori.
Una lectura altamente recomendable.



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