David Sylvian en el año 2003 |
Cíclope 3.0 del martes 7 de enero del año 2025. El primer Cíclope de este año recién estrenado y que comenzamos con la octava entrega del Especial David Sylvian.
Con este esquema de programa cerrábamos el año anterior en el mes de diciembre con la séptima entrega dedicada a Sylvian y ocupábamos la edición con el retorno de nuestro hombre a las grabaciones firmadas con su nombre y apellido. Fue el caso del álbum aparecido en 1999 titulado Dead Bees On A Cake. Sylvian entraba al siglo XXI con un trabajo repleto de composiciones brillantes y con una postura existencial depurada de momentos personales oscuros y senderos depresivos. En la edición de hoy del Especial vamos a detenernos en un punto de su historia musical. Entramos de pleno en el nuevo siglo y antes de continuar la cronología de sus trabajos individuales y colaboraciones, vamos a recuperar algunas huellas de nuestro protagonista que se nos habían quedado atrás y comenzamos con la colaboración que realizó en 1986 con el que fue compañero en la banda Japan, el guitarra bajo y saxo Mick Karn.
Mick Karn nacía en Nicosia, Chipre, en 1958 y fallecía en Londres en 2011. Formó parte de Japan desde el principio hasta el final de la banda. Fue parte indirecta del mall rollo que se desarrolló en el proyecto cuando Sylvian le quitó la novia. Pero a pesar de eso siguieron siendo amigos y siempre contó con la colaboración del vocalista y viceversa, Sylvian ha contado con él cuando lo ha necesitado.
Karn estudió primero instrumentos de viento y madera como el fagot y el clarinete. Sin embargo, es su distintiva voz de bajo sin trastes por la que es más conocido, un detalle que lo coloca al lado del gran Jaco Pastorius. Según Karn, generalmente el bajo pasaba desapercibido y su misión era que se notara su presencia. Ya en las primeras grabaciones de Japan se puede escuchar su bajo sinuoso. Fue el primer miembro de Japan que grabó un disco en solitario, Titles, de 1982. En 1984 realizó una colaboración con Peter Murphy, ex-Bauhaus, bajo el nombre Dali's Car, dejando un único disco: The Waking Hour. Karn volvió a la actividad en solitario para asociarse con amigos como Steve Jansen y Richard Barbieri, batería y teclista de Japan. Con ambos formó el sello discográfico Medium, se unieron al guitarrista David Torn y las buenas compañías produjeron en Karn un efecto más que positivo porque se volvió más prolífico, componiendo álbumes de texturas muy elaboradas como Bestial Cluster en 1993 y The Tooth Mother en 1995. Entre uno y otro surgió un proyecto experimental, Polytown, con la guitarra de David Torn y el batería Terry Bozzio. Rock progresivo musculoso, a veces funky, que requiere atención para escucharlo. Aún encontró tiempo para invertirlo en la creación de otra de sus facetas como creador: escultor. Se retiró un año sabático en San Francisco, se dedicó a sus esculturas y cuando se cumplía el arco de tiempo brotaron una serie de composiciones que dieron lugar al álbum Each Eye a Path, de 2001. The Concrete Twin se lanzó en 2010, y sería su testamento sonoro porque le diagnosticaron cáncer ese mismo año y murió el 4 de enero de 2011, a la edad de 52 años.
En 1986/87 aparecía el segundo álbum que firmaba en solitario Karn, un disco titulado Dreams of Reason Produce Monsters. En el disco colaboran, entre otros, Steve Jansen, en la batería, percusión y teclados, además de escribir él sólo una de las composiciones. Coproduce el álbum, a medias con Karn. Traemos este trabajo hoy al Especial David Sylvian porque nuestro hombre coescribe a medias con el bajista dos temas en los que pone la voz como es el caso del corte con el que hemos comenzado, Buoy.
El año 2000, el punto de arranque del siglo XXI, recibe una novedad elaborada por la discográfica de Sylvian contando con su colaboración, un doble CD y LP titulado Everything and Nothing.
Con carpeta diseñada por Russell Mills, un artista multidisciplinar que había colaborado con Sylvian diseñando carpetas para Japan y posteriormente para nuestro protagonista, el doble álbum recoge temas de una serie de trabajos de Sylvian en solitario, algunas colaboraciones y una serie de composiciones que quedaron fuera de algunos discos por problemas de espacio. Hay una amplia diversidad de ediciones, dependiendo del país o países de origen. No es lo mismo la edición europea que la japonesa o la rusa. Varían en unos cuantos cortes extras, los famosos Bonus Tracks. Sí hay una cosa en común en todas esas versiones y es la dedicatoria del autor
Este Álbum está dedicado con amor, gratitud y respeto a mis padres, Sheila y Bernard.
En el año 2003 se publicaban dos discos de Sylvian con formato diferente: grabado entre el 11 y el 17 de agosto y editado el 8 de octubre aparecía el EP World Citizen, cinco cortes que en realidad son 2 con cinco mezclas diferentes. El tema World Citizen, original de David Sylvian, tiene 3 versiones: versión corta, versión larga y remezcla electrónica de Ryoji Ikeda, un músico japonés dedicado a la música electrónica y a la instalaciones visuales.
Ryoji Ikeda
Ryoji Ikeda a la izquierda en una actuación en vivo en una galería de arte |
El segundo tema estrella de este EP, también en dos versiones, es I Won't Be Disappointed, composición hecha a medias entre Sylvian y Sakamoto. El resultado final es el que suele ser cuando se unen los ingenios de estos dos músicos. En Japón gustó tanto que, al formato EP, sumaron un larga duración elaborado con los 5 cortes originales más una serie de temas que aparecen en el doble Everything and Nothing como es el caso de Heartbeat, un tema original de Arto Lindsay, grabado en 1992 por Sylvian, su esposa Ingrid Chavez y Sakamoto. Él la había incluido un año antes, en 1991, en su álbum homónimo, Heartbeat.
La versión larga duración japonesa del EP original World Citizen incluye piezas como The Scent Of Magnolia, un tema original de los compositores norteamericanos Andrea Allen y Sebastian Arocha Morton, que ya había aparecido en el doble Everything and Nothing y que aparecería también en la reedición de Dead Bees On A Cake, reedición en formato doble LP del año 2018. The Scent Of Magnolia junto a Ride, son ejemplos de cortes que no tuvieron sitio en los discos originales donde iban a estar incluidos. Ride, en concreto, tendría que haber formado parte del disco Secrets of the Beehive, de 1987, pero no lo hizo por falta de espacio.
World Citizen fue uno de los dos discos de Sylvian que veía la luz en el año 2003. Fue una obra en colaboración con Ryuichi Sakamoto, uno de los músicos cuya relación creativa con nuestro hombre dio lugar a momentos francamente brillantes.
Como dejo dicho más arriba, en el año 2003 se publicaban dos discos de Sylvian con formato diferente: el EP del que ya hemos hablado ampliado a larga duración según la edición japonesa y un álbum, grabado entre los meses de febrero y marzo de ese mismo año y publicado el 22 de mayo con el título Blemish.
La foto de cabecera de esta entrada es la que le sirvió de inspiración a Atsushi Fukui para realizar la carpeta de este disco de Sylvian, probablemente la obra más seca que ha realizado hasta el momento. Me ha costado escoger los cortes porque son difíciles dada la austeridad de instrumentos y el distanciamiento emocional al que llega nuestro hombre.
Sylvian, en pleno siglo XXI, deja atrás agujeros negros emocionales y anímicos y se calma, se serena. Comienza mostrando una especie de preludio con aquel Dead Bees On A Cake de 1999, como si dijera: después de 12 años aquí estoy de nuevo, con paisajes interiores crepusculares, con melodías otoñales y alguna que otra rareza (él sólo con guitarra acústica que se inclinaba hacia lo disonante...) pero, en líneas generales bien, cercano, armónico. Y ahí se situó, resolviendo diplomáticamente las implicaciones de trabajar con una discográfica, que no por ello tuvo que hacer ninguna concesión. Sencillamente se sienta a negociar qué cortes, qué temas se pueden meter en un disco doble, como una especie de recopilación. Aparecía Everything and Nothing. Lo primero que hace Sylvian ya metido en el siglo XXI es ponerle la carne de gallina a la discográfica: esto es lo que yo soy ahora, afirma sin ningún tipo de arrogancia pero sí convencido. Y muestra la maqueta de Blemish. Bueno, bueno. Se sobrentiende que faltan cosas como los arreglos en general, una instrumentación menos austera, menos espartana... No, el disco es así. Se le sugiere que lo guarde en un cajón y que ya hablarían más adelante. Es cuestión de meses. Él anda dándole vueltas a la cabeza cuando recibe una llamada de su gran amigo Ryuichi Sakamoto. Tiene un proyecto que quiere compartir con él. Es cuestión de que se pongan a ello (era la idea de World Citizen, el tema). A Sylvian se le cruza en la mente la idea que le cuenta su amigo y hace tanta mella que responde inmediatamente que vale, que sí, que se ven en... En unos días. Trabajan como es habitual: de manera próspera, inmediata, con resultados que parecen imposibles en tan pocas fechas. Se construye el EP, la casa discográfica es de las fuertes, Warner Bros. Blemish es otra historia. Nadie quiere hacerse responsable y al final se publica a través de una independiente, Samadhisound, un sello discográfico creado por Steve Jansen y David Sylvian. ¿Qué pasa con Blemish? Ya lo he dicho: es un disco seco. Es un trabajo que expande el yin y el yang del compositor e intérprete de una forma fracturada y austera. El disco está compuesto por ocho canciones que son de las más desnudas, angustiadas e intensas que ha hecho. Todas son ni agradables ni en lo más mínimo tranquilizadoras. El tema de apertura, el que le da título al álbum, dura 13 minutos y 42 segundos, está compuesto por Sylvian y lo interpreta él con su guitarra acústica, con ese filo de disonancia que cultiva en este trabajo. Únicamente cuenta con dos colaboradores, el guitarrista y compositor Derek Bailey (1930-2005) y Christian Fennesz músico, compositor e intérprete de música electrónica, jazz.
Derek Bailey fue uno de los guitarristas experimentales más influyentes y aventureros de Inglaterra, que evolucionó desde la escena del Jazz tradicional de los años cincuenta hacia la escena del Jazz vanguardista del Londres de los años sesenta. Aunque Bailey tocó con los mejores miembros de la escena del Free Jazz británica, también forjó relaciones con varios músicos europeos como Han Bennink y Peter Brötzmann, músicos de Free Jazz japoneses como Abe Kaoru, Toshinori Kondo, así como improvisadores estadounidenses como Anthony Braxton, George Lewis y John Zorn, por citar unos cuantos nombres. Organizó un festival anual llamado Company Week en los años 80 y 90, que reunió a un grupo único de improvisadores internacionales de diversos orígenes.
Espero que te guste el programa.
Enlace:
https://www.radio.tomares.es/blog/ciclope-30-07-01-24
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