miércoles, 27 de noviembre de 2024

Cíclope 3.0 - 26-11-24 - Especial Siouxsie and The Banshees # 3


Siouxsie and The Banshees en 1982



Cíclope 3.0 del martes 26 de noviembre de 2024.  Entramos en la edición de esta tercera entrega del Especial Siouxsie and The Banshees donde acabábamos en la edición de octubre, con el cuarto álbum de la banda titulado Juju, publicado el 19 de junio de 1981.

Juju viene del francés y está conectado con el significante juguete.
La portada reproduce una imagen de una estatua africana que el grupo encontró en el Museo Horniman en Forest Hill, Londres.  Fue el cuarto LP que se publicaba de ellos y tanto cuando vio la luz como años después, un disco repleto de canciones que influyeron en grupos coetáneos como en otras bandas aparecidas unos cuantos años después.  Es un trabajo apreciado no sólo por sus colegas de profesión, también la crítica se multiplicó en elogios por el álbum que firmó una de las formaciones más ricas en productividad y que se mantuvo unida gracias a la labor importante de un guitarrista como John McGeoch, Steven Severin en la guitarra bajo, Budgie, batería y percusión y Siouxsie Sioux en la voz y ocasionalmente guitarra eléctrica en una de las canciones que escucharemos hoy, el segundo corte que suena: Sin in My Heart.


 
Juju está formado por un total de 10 canciones.  Entre la edición de octubre y esta de noviembre escuchamos todas, menos una, porque alguna se tenía que quedar fuera para cuadrar los 60 minutos del programa.  El perfil de este LP de S. and T. B. cubre muchos aspectos de su música.  Uno que llama particularmente la atención es el que viene de la batería de Budgie (primero por la derecha en la fotografía).  Quería que sonara, la batería, como si en el estudio hubiera un segundo Budgie con otra segunda tanda de tambores, que el sonido sonara duplicado.  La producción del disco recayó sobre el cuarteto y sobre el productor Nigel Gray que captó lo que quería el batería y entre el grupo y el productor consiguieron proyectar ese sonido de tambores que transmiten la familiaridad con la naturaleza, con lo primitivo y salvaje, con el sonido del corazón de la selva.  De ahí que recibiera el término de Música Tribal.  El concepto se gastó de tanto usarlo: cualquier grupo de los 80 que hicieran predominar el timbal de base de la batería ya estaban incurriendo en el Sonido Tribal.  En realidad, en esos casos, se debía hablar de Sonido o Música Trivial.  Es algo parecido al sobreuso del concepto Vanguardia.  En muchos casos es más certero el término Vargüandia, por el rollo pestiñero que resulta.  Bueno, no sigo, que si no nos vamos por las ramas y perdemos el sentido de esta entrada del blog.
Juju y sus composiciones que se paran bruscamente para continuar; que parecen resolver la salida a los pocos segundos de haber iniciado los primeros acordes pero que siguen.  Es un álbum de canciones que tienen una cierta semejanza con las que conformaron aquel Kaleidoscope de 1980 pero un paso más allá, un paso adelante, más evolucionadas.
Estamos en 1981 y las ceremonias góticas, el ambiente goticista, se enriquece en el seno de Siouxsie and The Banshees.  Esto no quita para que se comience a fraguar un camino diferente, distinto, en la creatividad de algunos miembros del proyecto.

Siouxsie se quedaba colgada escuchando la guitarra de McGeoch.  Le parecía imposible que lograra alcanzar ciertas cotas cuando nada en la canción indicaba que ese era el camino, eso era lo que le faltaba a la composición.  Pero había otros momentos en que la ponía como una moto cuando discutían por algunos aspectos relacionados con tal o cual tema que estaban intentando terminar.  El carácter escocés de McGeoch la ponía a cien, y no precisamente eróticamente hablando.  Para eso había que observar atentamente los descansos en los ensayos, en las tomas del estudio...entonces Siouxsie se salía un rato a fumarse un cigarrillo y a charlar con Budgie.  Se les veía hablar y hablar, con buena sintonía, cercanos, tanto que un día, en la década de los años 90, contrajeron matrimonio, allá por 1991.  Después llegó una historia de desamor y se separaban en 2007.  



Pero eso es otra historia.  La que nos interesa ahora no tiene nada que ver con historias de prensa del corazón sino con la labor de músicos, compositores e intérpretes.
En 1981 Siouxsie Sioux y Budgie anunciaban la creación de un dúo llamado The Creatures formado por ellos dos: Siouxsie en la voz y Budgie en la batería y la percusión.  Esto no significaba que Siouxsie and The Banshees fueran a desaparecer.  The Creatures surge como un proyecto paralelo, sin intención de desplazar al otro.

En el mes de septiembre de 1981 hicieron su debut oficial con un EP de cinco canciones titulado Wild Things.  Es una versión del tema que interpretaron The Troggs allá por 1966.

The Troggs, longevo cuarteto británico que en 1966 escalaron las listas de éxitos con Wild Thing (en singular, aunque The Creatures lo escribieron en plural).  Este cuarteto uniformado desarrollaban todo un sonido garajero que influyó en tantas bandas coetáneas y posteriores.


Foto de Wyatt McSpadden

El tema en cuestión, Wild Thing, estaba compuesto por el hombre que aparece en la foto derecha, Chip Taylor, cuyo nombre real es James Wesley Voight, hermano menor del actor Jon Voight y tío de la actriz Angelina Jolie.
La versión de The Creatures era eso, una versión, se alejan del original para, utilizando el mismo esquema, la misma base, llegar a una meta distinta.
Este fue el debut, un disco en formato EP.  Regresarían dos años después, en 1983, con el álbum de larga duración Feast.  Como su trabajo en The Banshees seguía siendo la máxima prioridad del dúo, no asumieron nuevamente la apariencia de The Creatures hasta que lanzaron el álbum Boomerang a fines de 1989, después de que Banshees se disolviera a raíz de The Rapture de 1995.  Pero a esa parte de la historia ya llegaremos.  Hablamos de ellos, de The Creatures, porque es algo que sucede como un intermedio.  Veo que tiene más sentido seguir la línea cronológica que no después, cuando el proyecto se acabó, qué otras historias ocurrieron (y le damos la vuelta a la clepsidra, para recuperar lo que sucedió en aquellos años).  Volvemos a la dinámica del proyecto madre, Siouxsie and The Bansheesa pesar de los pesares.  
Digo esto porque el ambiente en el grupo no siempre estaba relajado: el reciente despido del manager de la banda y ex pareja de Siouxsie, Nils Stevenson, puso un punto de relax.  Este hombre se había vuelto obsesivo en respuesta a la creciente relación de ella con Budgie, así que un motivo menos de preocupación, pero las luchas interiores, las problemáticas de cada uno, mezcladas con libre expresión de emociones, de sentimientos, de consumo de alcohol, de drogas y cambios de las fases de la luna, presagiaron, en varias ocasiones, un final inminente y la ruptura definitiva del proyecto.  Pero no fue así.  Nos situamos en 1982.  Entre los meses de junio y agosto, sesiones de grabación con material nuevo que vería la luz en formato de LP el 5 de noviembre de ese año, con el título
A Kiss In The Dreamhouse



        
Empezando por lo más inmediato, la carpeta del disco, fue diseñada por Siouxsie, que quería vincular el sonido, el contenido de las canciones, con obras de su amado y admirado Gustav Klimt (1862-1918)

Klimt, en la foto de la izquierda, mezclaba diferentes materiales para la ejecución de sus obras.  Siouxsie quería un diseño para la funda del disco de espíritu klimtiano: mezcla de collage y pintura/foto, con toques dorados.  Sobre todo color y dorados.  Una obra de Klimt fue el origen de la carpeta del disco, la obra Dánae, de 1907.




El título del álbum, Un beso en la casa de los sueños, se le ocurrió al bajista, Steven Severin, después de ver en televisión un programa sobre prostitutas de Hollywood en la década de 1940, que se sometían a cirugía estética para parecerse a estrellas de Cine y así poder conseguir más clientes.  Dreamhouse era el nombre de un burdel, real, en Los Ángeles, donde la clientela podía conocer réplicas perfectas de las estrellas de la época, mujeres, por ejemplo, como Mae West.



La divina Mae West


En este nuevo trabajo la banda se aleja un poco de su excelente y directo predecesor, Juju, para actualizar los estilos más vanguardistas de Kaleidoscope.  En ese disco experimentaban con la electrónica (sintetizadores, cajas de ritmo), aquí, en A Kiss In The Dreamhouse, la experimentación llegó a cotas que, nunca antes ni después, habían utilizado.  Se volvieron más atentos con el sonido y las posibilidades que les ofrecían los estudios de grabación.  La carpeta del disco es tan colorista porque las canciones que lo forman lo son, es lo que percibía Siouxsie, Severin, Budgie...McGeoch también, pero él se inclinaba por la utilización de sintetizadores para realizar los trabajos de cuerda de orquesta.  Siouxsie y Severin, no.  Rotundamente, no.  Tenía que haber cuerdas reales, orquestación de cuerdas, nada de máquinas.  Las canciones estaban abiertas a la masa de una orquesta.  De hecho la composición de las canciones se había realizado teniendo como punto de fuga el tema Fireworks del LP Juju, una versión orquestada que escuchaban en bucle mientras estudiaban qué hacer con tal o cual canción.  Siouxsie aseguró que
Fireworks indicaba la dirección que queríamos para el álbum. Queríamos cuerdas... John (McGeoch) quería una máquina, un sintetizador, pero Steven (Severin) y yo dijimos que tenían que ser cuerdas reales.  Dan un sonido verdadero, terrestre y rico.  Se puede oír a las cuerdas escupiendo, respirando y resoplando.  Steve y yo siempre hemos querido que nuestra música fuera interpretada por la Royal Philharmonic Orchestra.  Siempre hemos pensado que nuestras canciones se adaptarían a la orquestación.  Las cuerdas reales tienen un sonido muy físico.

McGeoch usó más instrumentos además de su guitarra como la flauta dulce y el piano.  En líneas generales, la banda amplió la paleta de sonidos con elementos como carillones, campanas tubulares, loops...  Pero orquesta de cuerda, como tal, no.  Hay violines, es cierto, dos, para ser justos, pero habría que esperar hasta 1984 y al LP Hyaena para escuchar una composición como Dazzle donde el conjunto de una orquesta sonará con esa presencia tan querida por Severin y Siouxsie.  En el programa de hoy no van a sonar todos los temas seleccionados de este álbum de 1982, A Kiss in the Dreamhouse, lo hacen tres.  En la próxima edición del Especial Siouxsie and The Banshees, la cuarta entrega, terminaremos de darle audición a este trabajo tan elaborado tanto en la parte instrumental como en la correspondiente a la voz.  La de Siouxsie tuvo muchas sobregrabaciones que se sumaron a todo ese perfil experimental que tiene el disco.

Terminamos con una obsesión hecha canción.  Es la que nos sirve para cerrar.

Espero que te guste el programa.


Enlace:

https://www.radio.tomares.es/blog/ciclope-30-26-11-24



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