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Dead Can Dance # 6 |
Cíclope 3.0 del martes 1 de febrero de 2022. Primer martes del mes de febrero y Sexta entrega del Especial Dead Can Dance. Comenzamos por el final de la edición anterior de este Especial. Nos quedábamos con Lisa Gerrard en solitario, con su primera incursión en los estudios para grabar lo que es su primer álbum sin la compañía de Brendan Perry ni de ningún otro miembro de Dead Can Dance.
Realizado con músicos en su gran mayoría de nacionalidad australiana, The Mirror Pool aparecía en 1995. Es un disco que incluye temas que ya había interpretado Gerrard en vivo con DCD pero que ahora recibían el primer registro en estudio.En el andamiaje y tornillería del álbum son importantes dos colaboraciones: la Orquesta Filarmónica de Australia, con arreglos y dirección de John Bonnar y, sobre todo, el músico australiano Pieter Bourke, compositor, productor e ingeniero de sonido que, a partir de este trabajo, va a formar un dúo temporal con Lisa.
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Pieter Bourke |
La contribución de Bourke pasa por tocar instrumentos orientales de percusión, como la tabla, hacer palmas e incluso hacer coros.
Será más tarde, en trabajos posteriores, cuando además de tocar también compondrá a medias con Gerrard.
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Lisa Gerrard |
La gran mayoría de composiciones de The Mirror Pool se deben a ella pero también se encuentran versiones de temas tradicionales como La canción de amor persa (El arma de plata) con la que comenzamos el programa de hoy, una pieza tradicional originaria de la ciudad de Shiraz, en el centro-sur de Irán. Entre las versiones que se recogen en el disco una particularmente interesante, la titulada Largo, una de las melodías más conocidas compuesta por Georg Friedrich Händel (1685-1759), perteneciente a su ópera Jerjes, estrenada por primera vez en 1738. La obra se desarrolla en Persia, la actual Irán, el año 480 antes de Cristo y está protagonizada por Jerjes I de Persia que canta, al inicio, el aria Ombra mai fu, conocida con el nombre de Largo.Un tema más de este primer disco en solitario de Lisa Gerrard y entramos en el álbum de Dead Can Dance firmado y publicado en 1996 con el título Spiritchaser.
Bajo los auspicios del sello discográfico 4AD, como era habitual, el séptimo disco de estudio de DCD se publicó el 17 de junio de 1996 y nada más ver la luz se comenzó a hablar en los medios especializados de la posibilidad de que este fuese el último trabajo que editaban DCD, que el proyecto había llegado a un final lógico, dado que el álbum es más resumen que una plataforma de impulso para seguir hacia delante. Además estaban las tensiones personales y creativas entre Perry y Gerrard, aquejados de un cierto agotamiento en la actividad creativa conjunta del tándem, lo cual contribuyó a aumentar el rumor de separación.Todo esto me parece harto matizable: no estoy de acuerdo con que el álbum sea un resumen más que una continuidad hacia delante porque, entre otras cosas, no sólo no cesan en sus exploraciones de posibilidades de buscar y encontrar puntos de fuga en la música, escuchada desde un punto fundamentalmente étnico, sino que además se modernizan porque hasta el momento no habían utilizado nunca las posibilidades que dan los samplers y aquí hacen una samplerización de un tema de The Beatles, en concreto de George Harrison, aquel hindú Within You Without You incluido en el mítico Sgt. Pepper's Lonely Hearts Club Band. Y saben perfectamente dónde encajarlo en el tema Indus, que es uno de los que selecciona el Cíclope. Que es un adelante y no un resumen también porque amplían los horizontes de las estructuras musicales, cambiando de aquel Mundo Renacentista y Medieval de Aion de 1990 por un mundo más étnico, más tribal, aspectos que desarrollarían años más tarde porque, sí, efectivamente, Dead Can Dance se separaron...momentáneamente. Gerrard y Perry se dedicaron a trabajar por separado. Ella colaborando con músicos y dedicándose principalmente a la composición de bandas sonoras de películas; él, graban, menos que ella, y centrándose en el taller de percusión que dirige. DCD tardarían 16 años en volver a grabar un disco, sería en el año 2012. Pero esa es otra historia a la que llegaremos a su debido tiempo. Ahora nos quedamos con el disco de 1996, Spiritchaser, un trabajo donde los instrumentos de percusión van a tener un marcado protagonismo.
Los miembros de DCD son nómadas, pocos repiten en la formación exceptuando, claro está, al dúo Gerrard/Perry, y en ocasiones Peter Ulrich, batería percusionista que estuvo en los primeros trabajos de la banda y habitual en las actuaciones en vivo como es el caso del álbum inmediatamente anterior, Toward the Within de 1994, donde él está presente en los créditos, así como otros instrumentistas básicamente de útiles de percusión como Ronan O'Snodaigh, Lance Hogan y Robert Perry (hermano de Brendan). Hogan está detrás también de la guitarra eléctrica y la guitarra bajo. Renaud Pion se encarga del clarinete turco. Perry y Gerrard cantan y tocan el resto de instrumentos.
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Ronan O'Snodaigh |
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Lance Hogan |
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Robert Perry |
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Renaud Pion |
Spiritchaser está producido por el binomio Perry/Gerrard y grabado en Quivvy Church.
Quivvy Church es una iglesia desacralizada y convertida en vivienda, propiedad de Brendan Perry. Se encuentra en Cavan, Irlanda, y además de ser su casa es también el lugar donde tiene su taller de percusión e imparte clases.
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Quivvy Church |
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Interior 1 |
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Interior 2 |
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Uno de los dos dormitorios de la ex-iglesia, casa y taller. |
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El Control Central para trabajar con el Sonido |
De los 8 cortes que forman Spiritchaser, el Cíclope selecciona 5 entre los que se encuentra La canción de las Estrellas, uno de los temas interesantes de este trabajo tanto por el sonido como por el contenido, de dónde toman DCD la idea. Utilizan dos textos relacionados con los rituales de los indios algonquinos y otro perteneciente a una invocación del vudú haitiano. Los indios algonquinos son un grupo de pueblos nativos de Canadá, Estados Unidos y norte del estado mexicano de Coahuila. Practicaban el animismo, creían que todas las cosas en la naturaleza como los animales, los vegetales, las montañas, los ríos...tenían espíritus que podían hacer el mal o el bien.
El tejido de este disco de Dead Can Dance está formado por los hilos que conectan con ese espíritu armónico (suscribiendo el título de una obra de Joscelyn Godwin) "entre el cielo y la tierra", como una especie de crisol que recoge las vibraciones de unos viajeros que transitan en caravana por caminos antiguos y modernos.
Joscelyn Godwin (foto de la derecha) es un compositor inglés, musicólogo y traductor conocido por su trabajo de música antigua, paganismo y música en el ocultismo. En 1987 se publicaba Armonías del Cielo y la Tierra. La dimensión espiritual de la música desde la antigüedad hasta las vanguardias, de la que se incluye un fragmento en la cubierta del disco Spiritchaser y que resulta muy apropiada para hablar del contenido del álbum y, una vez más, el sentido del nombre de la banda. Este es el fragmento: "En la mayoría de instrumentos musicales la caja de resonancia está hecha de madera mientras que el auténtico generador de sonido es de origen animal. En culturas donde la música se usa aún como una fuerza mágica, la construcción de un instrumento implica siempre el sacrificio de un ser vivo. El alma de ese ser entra, pues, a formar parte del instrumento, y en los sonidos que emite se deja oír la "voz de los muertos", siempre presente entre nosotros"
El disco está dedicado a la memoria de Mark Gerrard, hermano de Lisa, y Eleanor Vormehr, hermana de Klaus Vormehr, ineniero de sonido de dos de las composiciones del álbum.
Hasta aquí el número 6 del Especial Dead Can Dance. Volveremos con ellos el próximo mes de marzo.
Espero que te guste el programa.
Enlace:
https://www.radio.tomares.es/blog/ciclope-30-01-02-22
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