El 24 de octubre de 1988 se publicaba el cuarto trabajo de DCD bajo el sello discográfico 4AD, como era habitual.
Fue el último trabajo donde Brendan Perry y Lisa Gerrard estuvieron juntos como pareja sentimental, que no como pareja profesional, labor que continúan hasta nuestros días. El huevo de la serpiente presenta una cubierta que difiere de la típica decoración funeraria que hasta ese momento habían utilizado para ilustrar los diseños de las carpetas de algunos de sus discos y que inevitablemente hacía que se les catalogara como grupo de rock gótico, siniestro. La sinuosidad que vemos en la portada es la foto de un río tomada a vista de pájaro y, según Perry, muestra el movimiento zigzagueante del agua siguiendo el curso de un río, ese movimiento sinuoso recuerda al movimiento de una serpiente y es muestra de Vida. Él mismo, Perry, se encargó del diseño de la cubierta junto a Vaughan Oliver que ya había trabajado con el grupo en la cubierta de su primer LP. Con este disco cerrábamos la edición número 2 del Especial DCD, y con él abrimos la edición de hoy. Entre las composiciones del álbum se encuentra uno de los temas más emblemáticos del hacer de la banda, The Host of Seraphim, El huésped de los serafines, una composición que se abre con un suave zumbido de órgano y percusión con eco. Canta la voz femenina del grupo, que toma vuelo, asciende, con una invocación aparentemente sin palabras de poder y adoración. Lisa Gerrard, que tiene registro de soprano, posee un control vocal y un rango de múltiples octavas que hace que casi sea increíble que logre las cotas a las que llega. Es un merecido testimonio del alcance conceptual y de las habilidades de los miembros de la banda.
Le sigue, en la selección que realiza el Cíclope y que coincide con la del disco, Severance, un tema lento con acompañamiento de órgano, cantado por Brendan Perry pletórico en sus capacidades vocales. El grupo Bauhaus se separaba en 1983 y se volvían a reunir en 1998 con la idea de hacer una gira y grabar un álbum en directo. El disco vio la luz con el título de Gotham, se publicó en 1999 y contiene una curiosa versión de este tema, Severance.
Cuatro cortes más de The Serpent's Egg sirven para peinar este cuarto trabajo de DCD que está coproducido por la banda y el productor John A. Rivers, que ya estaba hecho a empaquetar el sonido del grupo. Los créditos lo firman siete músicos incluidos la doble base fundamental del proyecto y entre todos se distribuyen los instrumentos.
El otro disco que ocupa el programa de hoy es el quinto LP titulado Aion, publicado el 2 de julio de 1990.
A Brendan Perry, la obra El jardín de las delicias de Jheronimus Bosch, El Bosco, le fascinó la primera vez que lo vió, tanto es así que escogió un fragmento de la obra para ilustrar la portada del disco.
Mirando el tríptico, en la parte central, abajo a la izquierda, está la escena que ilustra la cubierta del disco, probablemente la obra más completa de las que han grabado por reunir esa riqueza de fuentes de las que beben Dead Can Dance y porque aquí el espíritu medieval está recogido no sólo en el sonido sino también en los textos y en todo el crisol en el que vuelcan su creatividad.
El Cíclope no sigue el orden de las canciones en el LP sino que las desordena según le parece y así comenzamos a escuchar el disco por una de las composiciones donde el medievalismo de Aion florece abiertamente más que nunca, con composiciones adaptadas de material centenario como por ejemplo Saltarello, una danza italiana del siglo XIV, que da la atmósfera y el ambiente de un mercado multicolor de la Roma o de Florencia de aquella época. En el tema suena un antiguo instrumento de viento que está enclavado entre la amplia gama de melodías y sonidos recuperados de la Edad Media y el Renacimiento con el objetivo de recrear la música de esa época.
El título del disco, Aion, hace mención al dios supremo e imparcial, el dios griego Aión o Eón, deidad del tiempo eterno y la prosperidad. No tiene nada que ver con Crono que es el Tiempo empírico dividido en pasado, presente y futuro. Es una deidad que, a pesar de pertenecer al panteón de la mitología griega, sería más nombrado en la mitología romana que adoptó el mito. En el entorno latino esta deidad está asociada al concepto de Saeculum, un termino usado por primera vez por los etruscos y que significaba, originalmente, el lapso de tiempo entre un suceso, por ejemplo la fundación de una ciudad, y el momento en que hubiera muerto toda persona viva durante ese acontecimiento: la fundación de una ciudad, o la cuna de una cultura, las personas vivas que estaban ahí y su fallecimiento.
Los misteriosos estados de ánimo quedan reflejados en composiciones como The song of the Sibyl, La canción de la Sibila, derivada de la Cataluña del siglo XVI.
La canción de la Sibila o Canto de la Sibila es un drama litúrgico de melodía gregoriana de origen catalán. Tuvo mucha difusión durante la Edad Media en el sur de Europa y se interpreta de forma tradicional en la Misa del Gallo en las iglesias de Mallorca (entre las que destacan las interpretadas en el Monasterio de Lluc y en la Catedral de Palma) y en la catedral de Alguer, ciudad de Cerdeña.
Precisamente, Mallorca y Alguer son los dos únicos lugares en los que el canto constituye una tradición que se prolonga desde la Baja Edad Media hasta nuestros días, habiendo quedado incluso inmune de la prohibición acaecida en el Concilio de Trento (1545-1563) y a cualesquier otra vicisitud. Precisamente por ello, el día 16 de noviembre de 2010 fue declarado por la UNESCO Patrimonio Inmaterial de la Humanidad. Previamente había sido declarado Bien de Interés Cultural (BIC) por el Consejo Insular de Mallorca el 13 de diciembre de 2004.
La Sibila es una profetisa del fin del mundo de la mitología clásica que se introdujo y adaptó al cristianismo gracias a la analogía que puede establecer entre dicha profecía y el concepto bíblico del juicio final. El testimonio más antiguo de la Sibila cristianizada y cantada en monasterios (no popularizada aún) lo aporta un manuscrito en latín del monasterio de San Marcial de Limoges en Francia, en pleno Imperio Carolingio. En España el documento más antiguo que se conserva es un manuscrito visigodo de la mezquita-catedral de Córdoba del año 960, perteneciente a la liturgia mozárabe. Del siglo XI data también el manuscrito de Ripoll redactado en latín, en el ámbito de la cultura litúrgica hispánica, siendo en poblaciones de la actual Cataluña en donde en buena medida arraigaría. En el corpus de los Textos Apócrifos del Antiguo Testamento aparecen las narraciones de la Sibila, donde aparecen mezcladas las figuras legendarias de la mitología griega (Zeus, Prometeo) con figuras de la mitología hebrea y de la cultura cristiana (Jesucristo, los Apóstoles). El Canto de la Sibila recibe pues una tradición cultural cristiana que tenía como tema central el Juicio Final que se emitiría sobre buenos y malos, es decir, sobre los fieles al Rey y Juez Universal, cuya llegada era anunciada desde la fiesta de su nacimiento en la condición humana. Inicialmente no fue propio de la Nochebuena actual.
Entre los detalles de las canciones de este disco que despiertan un interés inmenso está el texto del tema Fortune presents gifts not accordin to the book, La fortuna presenta regalos que no son acordes con el libro, basado en un poema de Luis de Góngora (1561-1627), uno de los autores claves del Siglo de Oro español. La amplitud de miras por parte de Dead Can Dance para este trabajo es verdaderamente titánica. Los temas, como es habitual, están interpretados tanto por Lisa como por Brendan, pero en esta ocasión se dan varias ocasiones en las que la interpretación es a dúo. La producción del disco está a cargo de Perry.
El punto y final lo pone la voz de Brendan en una de esas canciones con el sello DCD: Black Sun, con una poderosa percusión de timbales y sonido de trompetas y, una vez más, Perry pletórico, poniendo el cierre a esta edición de Cíclope 3.0
Espero que te guste el programa.
Enlace:
https://www.radio.tomares.es/blog/ciclope-30-02-11-21
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