lunes, 7 de enero de 2019

C.S. Lewis





C.S. Lewis
(1898-1963)


Clive Staples Lewis, nacido en Belfast, Irlanda del Norte, en 1898, más conocido como C.S. Lewis, fue un hombre de letras británico, reconocido por su labor como autor de novelas de fantasía, ensayista, crítico literario, académico, locutor de radio y apologista cristiano.  Tal vez es recordado sobre todo por ésta última actividad, que no fue la única pero sí la que ocupó gran parte de su obra y en especial su labor como conferenciante en los últimos años de vida.
Lewis fue una figura fundamental en la Universidad de Oxford, donde ejerció como profesor de literatura junto a su amigo J.R.R. Tolkien.  Juntos participaron en el movimiento literario Inklings, una reunión de literatos entre los que estaban, además de Lewis y Tolkien, el hermano mayor de aquel, Warren Lewis, historiador, y el poeta, novelista y teólogo, Charles Williams, entre otros.
De Lewis hay traducciones, y muy buenas, de sus obras.  Aquí traigo unas cuantas, las que conozco de él.  Es un autor que se debate, popularmente, entre los que no lo han leido y lo rehuyen por considerarlo un escritor ñoño que sólo habló de cristianismo y los que lo han leido, sí, y que cuando se les nombra al ínclito irlandés responden con cierto desprecio: ¡Ah, bueno!  El moralista ese...
Sí, fue eso y también un gran escritor y magnífico orador...cuando no daba conferencias sobre la importancia del Dolor y de la vertiente divina del sufrimiento.  No todo lo que escribió o las disertaciones que hizo a través de la Radio o en sus charlas en cenáculos universitarios, no todo estuvo contaminado por la religión.  En su favor hay que decir que su conversión no fue una transformación paulina.  No se cayó de ningún caballo o mula y, al golpearse, se le cambiaron las estructuras mentales, como le pasó a Pablo de Tarso, más conocido por San Pablo y por esas epístolas que nadie contestó.  El cambio en Lewis fue producto de largas meditaciones, de reflexiones compartidas con su amigo Tolkien.  Fue ateo en su juventud, con un ateísmo calmado, nada agresivo.  Casi se puede paralelizar su paso de no creyente a creyente con un caso parecido, el del autor italiano Giovanni Papini, que de ateo y ateo beligerante como mostró a través de algunas de sus obras (Gog, El libro negro...),  se convirtió, tras profundas reflexiones, en un católico fervoroso y proselitista, llegando a escribir Historia de Cristo, obra que termina con un manifiesto de fe por parte de la mano que la escribió.  Sobre esto, la mano que escribió Historia de Cristo, Papini cuenta una anécdota muy curiosa en sus Diarios.  Siendo un niño de unos 6 ó 7 años de edad se encontraba con su madre en una mesa de una heladería en Florencia cuando acertó a pasar por allí una pareja de dos caballeros que miraban con admiración la arquitectura que les rodeaba.  Uno de ellos miró hacia la mesa donde se encontraban él y la madre.  Le estuvieron observando unos momentos y acto seguido hablaron en una lengua extranjera.  Uno de esos dos caballeros, el que tenía unos bigotes inmensos, le sonrió y le pasó la mano por la cabeza al pequeño que se deleitaba con su copa de helado.  Hicieron una reverencia y se marcharon.  Años después, estaba el joven Papini ante los periódicos de un kiosco cuando le llamó la atención una noticia: había fallecido el filósofo Friedrich Nietzsche.  La noticia aparecía con grandes titulares y acompañada de una foto de un señor con unos grandísimos bigotes, el mismo caballero que le tocó la cabeza y le rozó con la palma la cara.  Recordándolo, afirmaba Papini:
Quién le iba a decir al hombre que escribió Historia de Cristo que iba a ser acariciado, cuando niño,  por la mano que escribió El Anticristo.
La conversión de Lewis ocurre por el año 1931 e irá trufando toda su obra, de ahí que haya que leer con pies de plomo si no quieres encontrarte con una homilía de fin de semana, muy bien escrita, pero homilía en definitiva.
Como autor de narrativa fantástica, Lewis es responsable de una heptalogía (siete novelas) conocidas como Las Crónicas de Narnia, novelas de fantasía donde se mezclan animales que hablan, ciertas leyendas de origen griego y romano que van salpimentando la narración y algo de la antigua mitología hebrea desembocando en ciertas sombras de moral cristiana.  Las Crónicas de Narnia han sido adaptadas al Cine, se han transformado en videojuego para consolas y es de las obras más reconocidas del autor irlandés.
No voy a seguir la cronología de ediciones en español sino la fecha de edición original de cada uno de los trabajos que aparecen en ésta entrada.  Comenzamos por la obra satírica editada en 1942, Cartas del diablo a su sobrino, subtitulada en la traducción española como Las cartas de Escrutopo, que se corresponde con el título original The Screwtape Letters.  Esta correspondencia epistolar entre demonios (uno ya anciano y retirado, el otro joven con una primera "misión") se publicó por primera vez en 1941, a través de un periódico, el Manchester Guardian.  Después, en 1942, se editaría bajo forma de libro y en España ve la luz por primera vez en 1993 con traducción de Miguel Marías en la editorial RIALP.  En el año 2006, la misma editorial con la misma traducción realizaba la 12ª reedición de la obra.  Este no es el estilo de un moralista cristiano al uso.  Su sentido del humor, su sátira, su ironía, hacen de la lectura de éste libro una sesión oxigenada y oxigenante.  Está dedicada a su gran amigo: A J.R.R. Tolkien.


  

En 1955 se editó Cautivado por la Alegría (Surprised by Joy), el libro donde Lewis cuenta la historia de su conversión: del ateísmo al cristianismo.  ¿Hasta qué punto su historia concierne a otros o a él sólo?  Esa Alegría, si se comparte, es lo que suscita el "A mí también me ocurrió eso".  Desde esa perspectiva de paralelismo se puede compartir.  Si no es así, queda sencillamente como una narración bien escrita, que es como está redactada, sin un ápice de tremendismo como sucede con la conversión de Papini, que se volvió un energúmeno a raíz de su conversión a la fe católica con esa oscilación de péndulo: de ateo beligerante a creyente profundo, ejerciendo un proselitismo extraordinariamente irritante.  Cautivado por la Alegría se editó con traducción de María Mercedes Lucini en 1989 en Ediciones Encuentro, en la colección Ensayo en 2002, con una segunda edición en febrero de 2008 y una tercera en junio de ese mismo año.  La obra está dedicada al monje y místico de la Orden de San Benito Dom Bede Griffiths (1906-1993), que estudió literatura en la universidad de Oxford bajo la tutoría de Lewis quien se convirtió en amigo de por vida.  Griffiths abrazó la fe católica en 1931, cuando aún estudiaba con Lewis como profesor.




Un año después de ésta autobiografía sesgada, parcial porque sólo habla de un aspecto de su vida, aparecería la novela que, personalmente, me parece más interesante dentro de la producción narrativa de nuestro autor: Mientras no tengamos rostro.  Retorno a un mito (Till we have faces.  A myth retold).  Esa especie de subtítulo, Retorno a un mito, hace alusión al mito griego de Eros y Psique, nombrados como Cupido y Psique que es como aparecen precisamente en Metamorfosis o El asno de oro, de ApuleyoLewis utiliza al autor latino y su novela, del año 125 antes de Cristo, como fuente, no como influencia o modelo.  La narración de Lewis nos presenta la historia de Orual, una mujer fea e hija del rey de Gloma y de Psique, su hermanastra pequeña, niña de belleza deslumbrante, víctima de un extraño encantamiento que transformará su vida.  Esa fuente de la que bebe Lewis, la que escribió Lucio Apuleyo Platónico, es la siguiente:
Un rey y una reina tenían tres hijas, la menor de las cuales era tan hermosa que los hombres la adoraban como si fuese una diosa y descuidaron por su causa el culto a Venus.  Tanto era así que, la hija menor, llamada Psique, no tenía pretendientes porque los hombres veneraban su supuesta divinidad para aspirar a su mano.  El padre, al consultar al oráculo de Apolo respecto al matrimonio de su hija, recibió esta respuesta:
No esperes un yerno humano.  Abandona a Psique en una montaña y deja que sea pasto de un dragón.
Su padre, obediente, la abandonó.  Venus, sin embargo, celosa de la belleza de Psique, había concebido su propio castigo: ordenó a su hijo Cupido que inflamase a la muchacha con una pasión irreprimible por los hombres de más vil condición.  Cupido se disponía a cumplir el mandato, pero al ver a Psique él mismo se enamoró.  Hizo que Céfiro, el Viento de Poniente, se la llevase a un lugar secreto donde él había dispuesto un magnífico palacio.  Allí la visitaba por las noches y gozaba de su amor.  Le prohibió, no obstante, ver su rostro.  Poco después, ella le pidió permiso para que sus dos hermanas fueran a visitarla.  Él accedió, de mala gana, llevando a las dos volando.  Se quedaron asombradas con la vista de todo aquel esplendor.  Pero por dentro las reconcomía la envidia porque ni sus maridos eran dioses ni sus casas tan hermosas como la de su hermana.  Se confabularon para deshacer la dicha de la que disfrutaba la hermana menor.  Le hicieron creer que su misterioso marido que se amparaba en la obscuridad para permanecer anónimo, era en realidad una serpiente monstruosa.  Le dijeron que, esa noche, fuese a su alcoba con una lámpara tapada con un velo y un cuchillo afilado para que, cuando él se hubiera dormido, descubriera la lámpara y de una certera puñalada matara al monstruo.  "Así verás el horror que yace en tu lecho" -le aseguraron.  Y Psique, crédula, cayó en el engaño.  Cuando destapó la lámpara y vio al dios durmiente, lo miró embelesada de amor, hasta que de la lámpara cayó una gota de aceite caliente sobre el hombro de Cupido, despertándolo.  De pie de un salto, desplegó sus alas y desapareció ante la vista de Psique.
Las hermanas sufrieron la ira del dios que les causó la muerte, mientras Psique vagaba, sin rumbo, desolada, deseando ahogarse en las aguas del primer río que encontrara a su paso.  Fue el dios Pan el que la convenció para que desistiera de sus intenciones.  Tras una serie de calamidades, Psique fue a caer en manos de su enemigo principal: Venus, que la tomó como su esclava, imponiéndole una serie de obligaciones imposibles de sobrellevar.  La primera tarea consistía en seleccionar semillas colocándolas en montones separados, labor que pudo cumplir gracias a la ayuda de unas solícitas hormigas.  Después pasaría por una serie de pruebas de las que consigue salir hasta que Cupido se reencuentra con ella, intercede ante la presencia de Júpiter solicitando su perdón y etcétera.
Lewis cambia, modifica algunos aspectos del mito para conseguir elaborar una búsqueda del yo, del sentido de la Vida sin alharacas religiosas.  Es, probablemente, su mejor novela, al margen de las de contenido fantástico como es la saga de Narnia.  Mientras no tengamos rostro se tradujo en España por Luis Magrinyá para Ediciones RIALP, primera edición en 1992, con prólogo de Eduardo Terrasa.




Mientras no tengamos rostro aparecía en 1956, el año en el que el autor contrae matrimonio con Helen Joy Davidman.  La dedicatoria de la obra es precisamente a ella, a Joy Davidman, escritora estadounidense más conocida como Joy Gresham, apellido heredado de su primer matrimonio.



Joy Gresham
, de soltera Helen Joy Davidman



El matrimonio Lewis/Davidman (ella afectada por la enfermedad que desencadenaría su fallecimiento)

El matrimonio feliz Lewis-Davidman duró hasta julio de 1960, fecha en la que ella fallece víctima de un cáncer de hueso.  La muerte de su esposa fue un mazazo para el autor.  Con ella conoció la dicha y la felicidad.  Trabajaron juntos, ella haciendo las veces de secretaria de los asuntos de su marido, compartiéndolo todo.  Lewis consiguió sublimar el duelo a través de la literatura.  En 1961 aparecía Una pena observada (A grief observed), una serie de reflexiones del esposo herido por la desaparición de su mujer.  Originalmente lo firmó con el nombre de N.W. Clerk, para evitar que se conociera la autoría del libro.  Incluso el nombre de la mujer aparece con la letra H, en alusión directa al primer nombre de ella, Helen.  ¿Por qué quiso evitar el autor que se le conociera?  Para sobrellevar aún más, con esa especie de distancia, el inmenso dolor.  Vio la luz en España en 1988, traducida por Carmen Martín Gaite para la editorial Trieste.



 
Es un texto hermoso, extraordinariamente doloroso, humano.  Creo que es comparable a otra obra que también se escribe a raíz del fallecimiento de una esposa: Et nunc manet in te (Y permanece en ti) de André Gide.  Su esposa, Madeleine Rondeaux, fallecía en abril de 1938.  Gide comenzó la redacción de la obra en agosto de 1938 y lo concluyó en Egipto, entre los meses de enero y abril de 1939.  Bellísima en su brevedad.
La misma traducción de Carmen Martín Gaite se edita por primera vez en la editorial Anagrama en 1994 con el título levemente cambiado: Una pena en observación.  Actualmente no sé cuántas reediciones lleva, la última que supe de ella fue la número 12, en julio del año 2012.




La portada de ésta edición de Anagrama la ilustra un fotograma de la película Tierra de penumbras (Shadowland) dirigida por Richard Attenborough en 1993, con guión del escritor William Nicholson basado en su propia novela e interpretada en sus principales papeles por Anthony Hopkins como C.S. Lewis y Debra Winger en el papel de Joy Gresham.  La película, la novela, recogen los años de matrimonio entre Lewis y Gresham.
Antes de entrar en los dos ensayos que van a cerrar ésta entrada del blog dedicada a C.S. Lewis nos quedamos un poco más en el año 1961.  Después de la publicación de Una pena observada, Lewis cumpliría con una petición largamente planteada por editores y algunos lectores incondicionales.  Dicha petición no era otra cosa que volviera a escribir sobre Escrutopo, el Diablo de aquella obra publicada en 1942 titulada Cartas del diablo a su sobrino.  Se esperaba, con ganas, una segunda entrega y en 1961 ve la luz El diablo propone un brindis y otros ensayos (Screwtape proposes a toast and other pieces), que se edita en España en el año 2008 en la editorial RIALP con traducción de José Luis del Barco.  Se distancia de aquellas cartas del Diablo en el tratamiento del discurso, que se vuelve más dicción de una conferencia que en una voz que discurre por las líneas de una relación epistolar.  De todas formas, merece la pena.




De ese mismo año, 1961, data la edición del ensayo La experiencia de leer. Un ejercicio de crítica experimental.  Originalmente tiene como título lo que aquí en España aparece como subtítulo: An experiment in criticism.  Lo sacó Alba Editorial en primera edición en el mes de mayo del año 2000, con traducción de Ricardo PochtarLewis, indesmayable ante una mala crítica, siempre mantuvo una postura tolerante, comprensiva ante una mala crítica, un comentario poco agradable acerca de alguno de sus libros.  Decía comprender que cuando un redactor, una redactora de cualquier publicación diaria, semanal, mensual, llegaba a su centro de trabajo y se encontraba sobre su mesa una torre de 8, 10 libros que, en su gran mayoría, no le interesaban, era lógico que lo que escribieran al respecto estuviera contaminado con un mal humor extraordinario, consecuencia de lo cual era el resultado de un comentario negativo sobre la lectura realizada.  Así que, un libro sobre el hábito de la lectura, tenía que ser diferente y, especialmente, interesante como es el caso que nos ocupa.
La experiencia de leer. Un ejercicio de crítica experimental se propone juzgar la literatura a partir de cómo son leídos los libros, no a través del binomio libros buenos / libros malos sino buenos lectores / malos lectores.  ¿Quién es mejor lector, el que disfruta con las páginas de 50 Sombras de Grey de E.L. James o el que lee Solenoide de Mircea Cartarescu?  Los hábitos de lectura y los prejuicios asociados a ellos, las distintas maneras de leer y las diferentes satisfacciones y mucho más queda recogido en éste ensayo, breve (unas 142 páginas), sin necesidad de caer en un oscurantismo terminológico a la hora de hablar de un tema como la Crítica Literaria.




De este y otros mundos. Ensayos sobre literatura fantástica (On stories and other essays.  Of this and other worlds) es un volumen que recoge escritos que se reunieron por primera vez en 1966.  Son textos, ensayos sobre Literatura Fantástica y, especialmente, sobre Cuentos de Hadas y Ciencia-Ficción, dos ramas de la Fantasía que le eran particularmente muy queridas a C.S. Lewis.
La primera edición española, que estuvo en manos de Alba Editorial y que tradujo Amado Diéguez Rodríguez, vio la luz en marzo del año 2004.  Es la misma edición que apareció en 1982 coordinada por Walter Hooper, uno de los dos albaceas de C.S. Lewis, el otro es Owen BarfieldHooper se encarga de escribir el prefacio.



A Priscilla Collins, dedican esta colección de ensayos los albaceas literarios de C.S. Lewis, en señal de respeto y admiración, y agradecidos por el infatigable apoyo que les ha brindado en su esfuerzo por merecer la confianza que en ellos depositó y por ser dignos del objeto que les fue encomendado.
Firman la dedicatoria, Owen Barfield y Walter Hooper.  Lady Priscilla Collins fue una de las editoras de la obra de Lewis en Inglaterra, fiel devota y defensora del autor.



Walter Hooper


















Owen Barfield



























La edición de los ensayos reunidos en De este y otros mundos sería póstuma porque C.S. Lewis fallecía en Oxford el 22 de noviembre de 1963, tres años después de la muerte de su amada esposa, Helen Joy Davidman.  A pesar de sus obras de perfil moralista, dejó ensayos y novelas que merecen la pena leerlos.







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