Cíclope 3.0 del martes 15 de enero de 2019. Perdón por el retraso pero un cuadro gripal me ha dejado fuera de combate desde la realización del programa. La fiebre y el mal cuerpo me han imposibilitado estar ante el teclado del ordenador para darle un mínimo de organización a lo que tenía que escribir. Superado el bache, de nuevo enredando en las entradas de este blog.
Radiohead vienen a ilustrar la cabecera para la entrada del segundo Cíclope del año y lo hacen porque van a estar presentes en el programa como banda y a través de su alma-máter, Thom Yorke.
Como banda, porque existe un cuarteto de músicos franceses que se llaman Amnesiac Quartet cuyo nombre de reminiscencias radioheadianas tiene una intención clara, transparente y diáfana: su tremenda admiración por el quinteto de Oxfordshire, tanta que les llevó a bautizarse con el título del álbum que el grupo grabó en el año 2001, Amnesiac. Así surge en 2006, en París, un grupo de formas jazzísticas capitaneado por el teclista Sébastien Paindestre seguido por Joachim Florent, contrabajo, Fabrice Theuillon, saxofón, y Antoine Paganotti, batería. Juntos le dan estructura al colectivo Amnesiac Quartet, graban dos álbumes, por el momento, ambos con un mismo denominador común: título y contenido. Son extraordinariamente explícitos: Tribute to Radiohead, Vol. 1 (2010) y Tribute to Radiohead, Vol. 2 (2013). El primero de los dos volúmenes reúne unas cinco improvisaciones abiertas sobre canciones de la banda grabadas en vivo. El segundo trabajo volvía a incidir sobre esas derivaciones en las que se enredan con sabiduría los miembros del cuarteto.
Radiohead vienen a ilustrar la cabecera para la entrada del segundo Cíclope del año y lo hacen porque van a estar presentes en el programa como banda y a través de su alma-máter, Thom Yorke.
Como banda, porque existe un cuarteto de músicos franceses que se llaman Amnesiac Quartet cuyo nombre de reminiscencias radioheadianas tiene una intención clara, transparente y diáfana: su tremenda admiración por el quinteto de Oxfordshire, tanta que les llevó a bautizarse con el título del álbum que el grupo grabó en el año 2001, Amnesiac. Así surge en 2006, en París, un grupo de formas jazzísticas capitaneado por el teclista Sébastien Paindestre seguido por Joachim Florent, contrabajo, Fabrice Theuillon, saxofón, y Antoine Paganotti, batería. Juntos le dan estructura al colectivo Amnesiac Quartet, graban dos álbumes, por el momento, ambos con un mismo denominador común: título y contenido. Son extraordinariamente explícitos: Tribute to Radiohead, Vol. 1 (2010) y Tribute to Radiohead, Vol. 2 (2013). El primero de los dos volúmenes reúne unas cinco improvisaciones abiertas sobre canciones de la banda grabadas en vivo. El segundo trabajo volvía a incidir sobre esas derivaciones en las que se enredan con sabiduría los miembros del cuarteto.
Amnesiac Quartet |
En pocas ocasiones trabajó Yorke en solitario mientras estuvo al frente de la banda Radiohead. En solitario quiere decir que grabara discos con su nombre y apellido o colaborara en proyectos de otros músicos. Poco a poco el abanico de intervenciones se fue ampliando hasta llegar incluso a liderar otro grupo, Atoms for Peace, con una breve existencia. Sus álbumes en solitario y la sombra positiva de su labor como compositor le han ido granjeando una reputación ganada a pulso. El año pasado, 2018, recibió un encargo especial: realizar la banda sonora para la película Suspiria, remake de la cinta homónima de 1977 dirigida por Dario Argento con música del mismo Argento y del grupo Goblin. Yorke ya había recibido encargos como el que le hizo el director David Fincher para la película El Club de la Lucha, del año 1999, encargo que rechazó por encontrarse bajo un fuerte stress por la promoción del disco OK Computer de Radiohead. Tampoco lo tuvo fácil el director Luca Guadagnino cuando le encargó la banda sonora de Suspiria. Tardó meses en aceptar el encargo que, al final, asumió trabajando en una idea que se apartaba de la música compuesta por el grupo Goblin y Argento para la película de éste de 1977 y acercándose más a bandas sonoras como la de Blade Runner de 1982, a compositores contemporáneos como Pierre Henry, músicos dedicados a la electrónica como James Holden o grupos de Rock Alemán de la década de los 70 como Faust o Can. El resultado es una colección de canciones, piezas instrumentales, interludios, donde se mezcla lo armónico y lo cacofónico. Suspirium, especie de leimotiv de la obra, es interpretado primero al piano solo, con la voz de Yorke, una composición en tiempo de vals. Su hijo Noé toca la batería en algunos de los cortes como ocurre en Has Ended.
Pues ya que estamos escuchando Cine, bandas sonoras de películas, nos quedamos ahora con una de Ciencia-Ficción del pasado año: KIN.
Dirigida por los hermanos Jonathan y Josh Baker, y Daniel Casey, con guión de los dos hermanos, cuenta con unos veteranos en lo relacionado con ambientaciones musicales para imágenes, los británicos Mogwai. Llevan tiempo trabajando el género de las bandas sonoras tanto para documentales como películas con resultados francamente buenos.
Mogwai |
A veces, una banda sonora es capaz de evocar con una claridad tremenda las imágenes de una película; y la fuerza de las imágenes de una película erosionan un paisaje musical que sin lugar a dudas pertenece a esa cinta. Es el caso que ahora nos ocupa, la película Acensor para el cadalso, de 1958, dirigida por Louis Malle, con guión de Roger Nimier y Malle basado en la novela de Noël Calef. La banda sonora corría a cargo, nada más y nada menos, que de Miles Davis. La sugestión visual que tiene la música de ésta película y la textura de las fotos con la que está resuelta la cinta representa una de las simbiosis más enriquecedoras entre las dos doctrinas artísticas: la música nos trae a la cabeza la fuerza de las imágenes y la cámara, sin música, nos lleva a través de su fotografía a la única melodía posible que es la que acompaña todo el tiempo la acción en ésta magnífica película.
La cinta la dirigió un jovencísimo Louis Malle de 25 años, la primera película que dirigía en solitario después de haber realizado codirección de películas primero con el maestro Robert Bresson Un condenado a muerte se ha escapado, y después con Jacques Cousteau El mundo del silencio.
Miles Davis se encargó de componer el score de la cinta y de tocar la trompeta solo como él sabía hacerlo. La compañía de músicos era de lujo: Pierre Michelot, contrabajo; Kenny Clarke, batería; René Urtreger, piano; Barney Wilen, saxo tenor.
La cinta la dirigió un jovencísimo Louis Malle de 25 años, la primera película que dirigía en solitario después de haber realizado codirección de películas primero con el maestro Robert Bresson Un condenado a muerte se ha escapado, y después con Jacques Cousteau El mundo del silencio.
Jean Moreau y Louis Malle en Venecia, presentando la película en 1958 |
Jean Moreau y Miles Davis |
Miles Davis se encargó de componer el score de la cinta y de tocar la trompeta solo como él sabía hacerlo. La compañía de músicos era de lujo: Pierre Michelot, contrabajo; Kenny Clarke, batería; René Urtreger, piano; Barney Wilen, saxo tenor.
El gran Miles Davis en las sesiones de grabación del score para la película |
El Cíclope recupera un homenaje al gran trompetista y compositor que le tributaron en su día el septeto madrileño Esclarecidos. Es aquel Miles, Miles, Miles incluido en su segundo trabajo.
Esclarecidos fue una banda madrileña de los años 80 y 90, un septeto capitaneado por Cristina Lliso y Nacho Lliso, futuros cofundadores del sello discográfico Grabaciones Accidentales, más conocido como GASA, donde llegaron a grabar grupos como Duncan Dhu, Los Burros y Os Resentidos, entre otros.
Esclarecidos |
Para cerrar el programa de hoy el Cíclope recupera el sonido de un trompetista noruego que ya ha sonado en otras ocasiones, Arve Henriksen.
El registro que consigue Henriksen con la trompeta es extraordinariamente particular: extrae de su instrumento un sonido influido por la sonoridad de la flauta japonesa conocida con el nombre de shakuhachi, una flauta de origen chino que se asentó en la cultura japonesa a partir del siglo VI. El sonido le fue tan llamativo a este hombre que lo introduce a la hora de tocar la trompeta. Además, Henriksen posee la cualidad de cantar, de vocalizar con el registro de la voz de una soprano, tanto es así que el control que realiza sobre su voz puede hacer pensar que lo que estás escuchando es la voz de una mujer como ocurre en éste tema que escoge el Cíclope extraído de su álbum Lugares de Adoración (Places of Worship) del año 2013.
Arve Henriksen |
El registro que consigue Henriksen con la trompeta es extraordinariamente particular: extrae de su instrumento un sonido influido por la sonoridad de la flauta japonesa conocida con el nombre de shakuhachi, una flauta de origen chino que se asentó en la cultura japonesa a partir del siglo VI. El sonido le fue tan llamativo a este hombre que lo introduce a la hora de tocar la trompeta. Además, Henriksen posee la cualidad de cantar, de vocalizar con el registro de la voz de una soprano, tanto es así que el control que realiza sobre su voz puede hacer pensar que lo que estás escuchando es la voz de una mujer como ocurre en éste tema que escoge el Cíclope extraído de su álbum Lugares de Adoración (Places of Worship) del año 2013.
Espero que te guste el programa.
Enlace para descargarlo/escucharlo:
http://www.radio.tomares.es/blog/ciclope-30-15-01-19
Enlace para descargarlo/escucharlo:
http://www.radio.tomares.es/blog/ciclope-30-15-01-19
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