lunes, 23 de abril de 2018

Cynthia Ozick


Cynthia Ozick

Voy a comenzar haciendo una declaración de principios: amo la literatura de Cynthia Ozick.  Puedo afirmar que es mi escritora, viva, favorita.  Y eso que, la primera vez que oí su nombre y vi el título de una de sus obras, los prejuicios insanos me hicieron dudar de ella.  No recuerdo con certeza la fecha pero sería allá por la década de los 90, a mediados o tal vez al final cuando, mirando en la mesa de novedades en una librería, me encontré con un libro titulado El Mesías de Estocolmo.  Me llamó la atención la portada porque utilizaba un dibujo, un autorretrato de Bruno Schulz.  Leo un poco la sinopsis y me encuentro con que, la autora, hace que el protagonista de su historia, un tal Lars Andemening, crítico literario sueco, conozca pocas cosas de su pasado como por ejemplo que nació en Polonia, de la que fue liberado muy pequeño para evitar las atrocidades nazis.  El protagonista se siente con el derecho pleno, como huérfano, de escoger, elegir un padre.  Se inventa a sí mismo y en esa historia, por una serie de hechos circunstanciales, encuentra el permiso para declararse hijo del legendario escritor polaco Bruno Schulz, que fue asesinado por un oficial de la Gestapo, dejando incompleto el manuscrito de su obra El Mesías.  Pensé: ¿Y esto?  ¿Una fantasía sobre el gran Bruno Schulz?  Y dejé el libro con cierto desprecio.
Unos cuantos años después leí En el bosque del espejo.  Ensayos sobre las palabras y el mundo de Alberto Manguel, donde me encuentro un capítulo dedicado a Cynthia Ozick.  Hasta el momento, de ella únicamente sabía que era una escritora norteamericana, nacida en Nueva York en el año 1928, de origen judío, y que tenía una serie de obras más.  Manguel, en su obra citada, hacía una semblanza de Ozick que hizo que me decidiera a leerla.  Entonces, cuando descubro El Mesías de Estocolmo, me doy cuenta de que había observado con mirada marciana el envoltorio de la novela, que la había contemplado como quien tiene entre las manos un estuche cerrado pero que no había mirado en su interior y que lo que guardaba era una perla, un ejemplar absoluto y rotundo que forma parte de un largo  collar donde las perlas pueden variar de tamaño, pero jamás de autenticidad.  Caí, agradecido, en la lectura de una de las escritoras más grandes que ha dado la Historia de la Literatura.  Al poco tiempo de haber leído el libro de ensayos de Manguel tuve el honor de conocerle a él en persona y confesé, en voz alta, mi gran prejuicio y más grande equivocación al haber tildado de arrogante el hecho de tomar la figura de Bruno Schulz como parte fundamental del desarrollo de la historia que cuenta Ozick.  Desde entonces, no pierdo ninguna oportunidad de leer las obras que no conozco de ella y cada nueva edición es una epifanía de palabras e ideas que ayudan a ubicarse en el Mundo.  Voy a ensayar una sinopsis lo más amplia posible sobre sus obras traducidas al español y voy a intentar crear en quien lea éstas líneas el interés por ésta autora de edad ya avanzada (tiene 90 años) y a quien le deseo longevidad y elocuencia.




La primera obra de Cynthia Ozick que vio la luz en España fue El Mesías de Estocolmo, escrito en 1987.  La edición aparecida en marzo de 1989 corrió a cargo de la editorial Montesinos con traducción de Miguel Martínez-Lage.  La portada del libro es significativa: una mesa escritorio donde se encoge un hombre de dimensiones superiores a su entorno y una pared donde se puede ver una reproducción, un autorretrato de Bruno Schulz que sirvió como ilustración de la cubierta de la edición, también de Montesinos, de la obra de Schulz, Sanatorio bajo la clepsidra.


  














































El Mesías de Estocolmo (The Messiah of Stockholm) es la historia de un hombre, Lars Andemening, que se inventa una historia y remodela su vida que se vuelve irreal para los demás, pero real para él mismo.  Como ya se ha dicho, siendo muy pequeño es salvado de la barbarie nazi en Polonia y trasladado a Suecia.  Vive como reseñador literario, convencido de ser hijo del autor Bruno Schulz.  No se conoce ningún otro familiar y sus relaciones para con el resto del mundo se circunscribe a la amistad que le une a una librera.  Éste personaje es el que le comunica un día que ha aparecido una mujer llamada Adela, como uno de los personajes de Schulz, que dice ser hija del autor.  Schulz muere asesinado por un agente de la Gestapo.  Estaba trabajando en el manuscrito de la obra El Mesías.  Y ésta tal Adela dice poseer el manuscrito original de dicha obra.
Siguiendo con la cronología de las traducciones de la obra de Ozick en España, que no es la cronología de cuando fueron escritas, en el mes de noviembre del año 1987, de nuevo la editorial Montesinos con traducción de Miguel Martínez-Lage se encarga de que vea la luz Levitación (Levitation: Five Fictions) escrita en 1982.




En 1989 se edita El Chal (The Shawl), un relato que en España y editada por Montesinos aparece formando parte de un volumen que incluye esa narración y el relato Rosa.  La traducción fue de Daniela Stein y la  primera edición se llevó a cabo en el mes de febrero de 1992.
El Chal es un relato tan breve como intenso de un fragmento de vida en un campo de concentración nazi.  Ozick, de origen judío, no vivió en primera persona el horror nazi pero la verosimilitud con la que narra hizo que en su día la obra fuera celebrada por un psiquiatra, lector del relato, que reconoció que tan solo alguien que ha pasado por una situación así es capaz de contarlo como ella lo hace; por otro lado, una lectora, superviviente de uno de esos campos de exterminio, le afeó a Ozick que se inventara el horror que no había vivido. 
La narración es breve (ambos relatos lo son) pero inconmensurablemente grandes por su belleza.


 

Los últimos testigos (Heir to the Glimmering World) del año 2004, se traduciría en el año 2006 por Isabel Núñez y apareció editada por Lumen.  La obra narra el exilio de la familia Mitwisser desde los turbulentos años treinta en Alemania a Nueva York.  Rose Meadows acude a la llamada de un anuncio que solicita una ayudante para el señor Mitwisser, un erudito y obscuro estudioso, especializado en una remota secta judía.  Elsa, esposa de Mitwisser, reputada física, vive recluida en su habitación; la hija de dieciséis años regenta la casa; un extraño personaje, benefactor de la familia, hijo de un exitoso autor de libros para niños que se enriqueció con la fabulación de la infancia de su hijo, interviene también en ésta trama de refugiados.  Una de esas novelas que se abre como una lámpara caleidoscópica que ilumina sobre los insospechados caminos de la vida.




Cuerpos extraños (Foreign Bodies), del año 2010, se edita por primera vez en la editorial Lumen en el mes de febrero del año 2013, con traducción de Eugenia Vázquez Nacarino.  Es el particular homenaje que hace Ozick a uno de sus autores favoritos: Henry James.  Una mujer de mediana edad vaga por las calles de París.  Se sienta en un bar y pregunta por un tal Julian, un muchacho norteamericano que un buen día dejó su casa en California para viajar por Europa y, al parecer, instalarse en París.  Quien hace la pregunta es su tía Bea que, finalmente lo encontrará, y descubrirá que existen muchas más cosas en la vida que solicitan de su intervención.


 

Toda la obra de Cynthia Ozick, está recorrida por el tema de la Creación.  Ella es de origen judío, como ya se ha indicado, y en el judaísmo el único creador es Dios.  Toda Creación de otra mano infringiría seriamente Su unidad esencial.  Dios es un autor celoso que no admite competencia.
En 1985, Alberto Manguel realizaba para la CBC canadiense una serie de programas de Literatura.  En un apartado de esa serie, analizaba la relación de un escritor/ra con Dios.  Entre otros autores entrevistó a Cynthia Ozick que aseguró encontrarse dividida en dos:
"La mitad de mí es una ciudadana que vive en el mundo; la otra mitad es escritora.  La ciudadana tiene una relación con Dios y la escritora tiene otra muy diferente.  Como ciudadana me atemoriza eso que se lee en Deuteronomio 29:29: Las cosas secretas pertenecen al señor nuestro Dios; pero las cosas reveladas nos pertenecen para siempre a nosotros y a nuestros hijos.  Como ciudadana, no se me permite reflexionar sobre las cosas secretas, místicas.  Soy judía; por lo tanto debo ser agnóstica.  Pero como escritora no puedo.  Como escritora soy gnóstica y como y bebo de esa maravilla que es lo desconocido.  Soy pagana.  La escritora que hay en mí huye de Dios para ir hacia los dioses"
Entre los dioses paganos siempre hay lugar para otro: los creadores divinos son muchos.
En el siglo XVI, Judá Loev ben Bezabel, rabino de Praga, hizo un hombre artificial, un golem, que, se decía, podía realizar algunas tareas prácticas en la sinagoga, como barrer el suelo y hacer sonar las campanas.
El golem es el tema central de la novela clásica de la literatura fantástica del mismo nombre del escritor austríaco Gustav Meyrink escrita en 1915.  La figura se ha llevado al Cine y se ha escrito largo y tendido sobre dicha leyenda.  Pero no conozco nada que se pueda comparar a la obra de Ozick titulada Los papeles de Puttermesser (The Puttermmesser Papers), aparecida el año 1997 y editada en España en 2014 por la editorial Mardulce, con traducción de Ernesto Montequin
Los papeles de Puttermesser narra la historia de una funcionaria neoyorquina relegada a una actividad repetitiva y monótona.  Para salvar lo que ella siente como una humillación inventa un golem.  Más bien dicho, una golem, en femenino.  Gracias a la ayuda de ésta llega a ser alcaldesa de la ciudad.  Cómo crea esa golem, lo que ocurre, las circunstancias que se desatan por realizar dicha creación...de eso no digo nada porque el factor sorpresa es fundamental.  Tan solo decir que no hay nada comparable al ingenio desplegado por Ozick en ésta obra.




En el año 2007 aparecen todos sus cuentos recopilados en un solo volumen con el nombre de Cuentos reunidos (Collected Stories).  La primera edición en español es de abril del año 2015.  Lo editó Lumen con traducción de Eugenia Vázquez Nacarino, y es un banquete gozoso sentarse a leer las narraciones que se incluyen en éste volumen.




Metáfora y Memoria.  Ensayos reunidos (Metaphor & Memory), del año 1989, apareció traducido por Ernesto Montequin en la editorial Mardulce en 2016.  La obra está dividida en dos grandes secciones: Temas y Autores.  Susan Sontag, Henry James, Kafka, Virginia Woolf, Truman Capote, Tolstoi, Sylvia Plath, Dostoievski... son autores sobre los que Ozick proyecta una luz que amplia significados.  No intenta suplantar el criterio, los comentarios, la opinión del lector.  Busca ampliar sus miras, las metáforas de los libros.  ¿Es necesaria esa labor de guía espiritual, como si de un Virgilio guiando a Dante (nosotros, los lectores) se tratase?  Necesario, no.  Imprescindible, sí, porque enriquece nuestro punto de vista con su forma y manera, aguda e inteligente, de acercarse a las figuras de los escritores y sus textos.  Y todo lo que se añada de forma positiva, siempre, siempre será bienvenido.




Llegamos a la última obra traducida al español, por ahora, de Cynthia Ozick, La galaxia caníbal (The Cannibal Galaxy), editada en 1983 y traducida al español por Ernesto Montequin para la edición de Mardulce del año 2017.
La galaxia caníbal es una obra que se centra en las aspiraciones de un personaje, Joseph Brill, que imagina acceder al mundo de la más alta espiritualidad enseñando en una escuela en la que piensa convertirse en guía de generaciones futuras.  El tejido de las frustraciones va jalonando su vida y lo grande de Ozick es que plantea preguntas como parte del devenir continuo de la vida, pero no da respuestas, no busca respuestas, porque eso sería otra historia.  La obra es una perla más, una joya en el tesoro que es la escritura de ésta autora.




Queda una última traducción al castellano editada en Argentina por la editorial Bajo la Luna, de Buenos Aires.  Se trata de la obra Virilidad (Virility) que en Argentina apareció en el año 2008 con traducción de Mirta Rosenberg.  No puedo hablar de la obra porque no la he leído y resulta bastante difícil conseguirla si no es a través de la Red, donde la tengo encargada desde hace tiempo.  Por el momento aún no he recibido respuesta alguna.




Me pregunto cuándo le concederán el Premio Nobel de Literatura, por su grandiosa labor como escritora.  Únicamente me queda tomarte del brazo y hacer énfasis en una cosa: lee a Cynthia Ozick, no te vas a arrepentir, al contrario, querrás leer sus obras una y otra vez.  Te lo aseguro.






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