Arthur Kampf - Danza Macabra - 1949 |
Cíclope 3.0 del martes 7 de septiembre de 2021, primer programa de la nueva temporada, y primer espacio Especial Discografía, hoy con la primera entrega del Especial Dead Can Dance.
Con ese encuentro entre Perry y Gerrard la base de Dead Can Dance se había forjado y aunque también influiría la presencia de otros elementos del grupo como Peter Ulrich, la esencia fue y sería la doble columna vertebral entre ambos.
Asignar un género musical a DCD es bastante difícil por no decir que es inclusive innecesario. ¿Qué es lo que hacen? Música. Puede parecer una perogrullada pero es que es verdad: lo que hacen es Música, música eterna, como se titula una de sus composiciones, música multi-influida por diferentes culturas y raíces, pero música, sin ningún tipo de matrícula, inmenso dolor de cabeza para las personas encargadas de posicionar sus discos en las diferentes categorías de los muebles de discos en la sección de Música de unos grandes almacenes. Pero ningún inconveniente para ti, que lo que te interesa es que la música te comunique algo y en el caso que nos ocupa comunica no algo sino muchísimo.
El primer álbum de Dead Can Dance se publicaba el 27 de febrero de 1984 con una formación capitaneada por Brendan Perry, guitarra eléctrica, teclados, guitarra bajo, voz y yangquin; Lisa Gerrard, voz y yangquin; Scott Rodger, guitarra bajo; James Pinker, multinstrumentista y Peter Ulrich, batería y percusión. Cinco miembros principales más cuatro colaboradores circunstanciales dan un total de 9 miembros para el primer LP de la banda, un disco con una triple dedicatoria de agradecimiento: a Ivo Watts-Russell por haber creído y apostado por ellos desde el comienzo haciéndolo realidad con un contrato con la 4AD, a Robin Guthrie, guitarra de Cocteau Twins por sus consejos y amistad y al diseñador gráfico Vaughan Oliver que trabajó durante años con el equipo de diseño 23 Envelope y por lo tanto con el sello 4AD. De la producción del disco se encargaron todos los miembros del grupo. La portada del disco representa una máscara tribal de Nueva Guinea, que se pensó utilizar como logotipo de la banda, pero después el logo serían las tres letras iniciales de las tres palabras del nombre en diferentes diseños.
El primer disco de DCD sirvió para catalogarlos como músicos pertenecientes al Rock Gótico, ubicados en la incipiente Ola Oscura, Dark Wave, por albergar sonidos y estructuras relacionadas con dichas corrientes dentro del Rock y por toda la metáfora que irradian sus composiciones tras el tema con el que se abre el disco, The Fatal Impact, el estallido de una bomba y la melodía interpretada por instrumentos, sin voz. ¿Qué queda? El paisaje después de la explosión de un obús, y la muerte que puede bailar. Pero no, ni rock gótico ni, menos aún, traducir el nombre del grupo como una alusión a muertos o muerte que puede bailar. Perry y compañía se desvinculan de cualquier goticismo así como de otros conceptos siniestros. Dead Can Dance significa poner vida nuevamente dentro de algo que está muerto, o que hace mucho tiempo no ha sido utilizado. Según declaraciones del binomio Perry/Gerrard el nombre del grupo nace de un extenso proceso de meditación ante la necesidad de inyectar nueva vida a estructuras de música e instrumentos que se pueden considerar como muertos y obsoletos. Es precisamente esta interpretación la que justifica la utilización de toda una gama de elementos musicales comunes como lo son la guitarra, los teclados, los instrumentos de percusión, los sintetizadores, hasta otros de matices mucho más clásicos como la gaita, el violín, el violonchelo la tuba, la zanfoña o el yangquin, un instrumento que tocan tanto Brendan Perry, Lisa Gerrard o Peter Ulrich.
Yangquin es un salterio utilizado en China. Su origen es Oriente Medio, en Persia, en lo que actualmente es Irán. Se toca con unos mazos finos, como cualquier salterio.
Será un sonido, el del yangquin, reconocible en casi todos los discos que dejan grabados Dead Can Dance. Ningún álbum posterior al disco de presentación va a tener un perfil más cercano a las formas posteriores del Punk como lo hizo ese vinilo de debut. Se mantendrán una serie de características como la interpretación a medias de las composiciones cantadas unas veces por la voz masculina y otras por la voz femenina. En ocasiones cantarán a dúo. La otra constante, fundamental, el eclecticismo.
1984 será su año productivo por excelencia: se publica el primer disco del grupo, contribuyen con dos temas en el disco It'll End in Tears, primer álbum del laboratorio musical This Mortal Coil, y en agosto de ese mismo 1984 Perry y compañía publican, desde entonces y siempre con la 4AD, otro disco, en este caso un EP de cuatro canciones bajo el título Garden of the Arcane Delights.
Las cuatro composiciones que forman el EP podrían haber formado parte del LP de presentación pero aparecieron así como un disco individual. En la reedición de los discos en CD aparecería junto al álbum en un CD publicado en 1988. En Japón lo hizo en 1987, un año antes. El mercado japonés no tiene nada que ver ni con el americano ni con el europeo. Ambos discos, el primer LP y este EP, forman la mayor parte del contenido del programa de hoy, la primera edición del Especial Dead Can Dance en Cíclope 3.0 El otro disco con el que además cerramos el espacio de hoy es el segundo álbum de DCD, Spleen and Ideal.
Grabado entre septiembre y noviembre de 1985, Spleen and Ideal se publicaba en diciembre de ese año. Entre los miembros de la banda se mantienen como es obvio el dúo Perry/Gerrard. Permanece Peter Ulrich y se suman hasta un total de 7 colaboradores entre los que se encuentran el guitarrista y violonchelista Martin McCarrick, que pasaría por las filas de Siouxsie & The Banshees y el proyecto de Marc Almond llamado Marc and The Mambas.
Con este Spleen and Ideal DCD se sumerge por completo en la embriagadora mezcla de tradiciones musicales que definirían su sonido y estilo durante el resto de discos que van a recoger su producción. Según el historiador de música australiano Ian McFarlane, el estilo de Dead Can Dance se puede describir como
paisajes sonoros construidos de grandeza fascinante y solemne belleza; polirritmias africanas, folklore gaélico, canto gregoriano, mantras de Oriente Medio...
La identificación del grupo con una gama de sonidos vinculados con la Europa medieval comienza aquí, en este disco, en sus claras referencias místicas de las canciones, en sus títulos, las referencias al latín, los coros, todo contribuye a desarrollar una idea que está más allá de los conceptos limitados de álbum o grupo que están enclavados en la simple revitalización de la música antigua. Es mucho más y eso lo han ido desarrollando a través de una discografía rica y variada que vamos a ir escuchando a lo largo de los especiales que les vamos a dedicar aquí, en Cíclope 3.0
Por hoy terminamos. Espero que te guste el programa.
Enlace:
https://www.radio.tomares.es/blog/ciclope-30-07-09-21
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