Hace unos años, quiero recordar que en la década de los años 90 del Siglo pasado, había en Oviedo una magnífica librería llamada Ñ. Durante un tiempo, Ñ sacó un boletin trimestral que era una especie de catálogo de libros que no se hallaban habitualmente en librerías por estar agotados. En ese catálogo uno podía encontrar ofertas y alguna que otra rareza como es el caso que ocupa ésta entrada del blog: Las vigilias de Bonaventura.
Que la editorial Acantilado dispone de un catálogo rico y enjundioso es algo que cualquier buen lector conoce. Ediciones cuidadas de obras magníficamente traducidas, gran variedad en los temas que tratan. Todo los títulos aparecidos en Acantilado tienen algo y es una tentación ver una balda con un gran número de esos libros caracterizados por los colores de sus cubiertas: negro, rojo, gris y amarillo mostaza. Precisamente fue ésta editorial la que dio a conocer en España ésta joya del Romanticismo alemán: Las vigilias de Bonaventura. Apareció de forma anónima en el año de gracia de 1805 y durante mucho tiempo se atribuyó su autoría a diferentes escritores: Clemens Brentano, Friedrich Schelling o Ernst Theodor Amadeus Hoffmann. Sin embargo, con el paso del Tiempo, se ha llegado a la conclusión de que la obra es original de August Klingemann (Ernst August Friedrich Klingemann), escritor alemán nacido el 31 de Agosto de 1777 y fallecido el 25 de Enero de 1831. Escribió novelas y obras de teatro. Entre las primeras se cuenta ésta que hoy traemos al blog. Las vigilias de Bonaventura, escrita en 1804 y editada un año después, narra a lo largo de 16 capítulos (16 noches) las reflexiones de un vigilante nocturno (un Sereno) que va contando las historias y los pormenores de los habitantes de las casas en las calles por las que le lleva su deambular nocturno. Humor, imaginación y una galería de personajes curiosos pueblan ésta narración que se convierte en un relato entrañable para cualquier persona que disfrute con esos libros que, nada más y nada menos, cuentan historias.
En su día estaba agotada y era imposible encontrarla en librerías a no ser que fuesen de segunda mano, pero he investigado y, al parecer, puede conseguirse aún en la edición que realizó la editorial Acantilado en el mes de Enero del año 2001 con traducción de Marisa Siguan y Eduardo Aznar.
Si la encuentras quédate con ella: merece la pena.
En su día estaba agotada y era imposible encontrarla en librerías a no ser que fuesen de segunda mano, pero he investigado y, al parecer, puede conseguirse aún en la edición que realizó la editorial Acantilado en el mes de Enero del año 2001 con traducción de Marisa Siguan y Eduardo Aznar.
Si la encuentras quédate con ella: merece la pena.
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