viernes, 11 de agosto de 2023

Alain Corbin

 


Alain Corbin


Si buscas la palabra silencio en el diccionario te vas a encontrar con diferentes definiciones que, en verdad, expresan lo mismo pero dependiendo de qué diccionario consultes esas definiciones te van a resultar más o menos satisfactorias.

Según el Diccionario de la lengua española, el de la Real Academia española (D.R.A.E.), silencio es la abstención de hablar, falta de ruido; si consultas el Diccionario de uso del español de María Moliner encuentras que silencio es la circunstancia de no haber ningún sonido en un sitio o en un momento; por último, el Diccionario del español actual firmado por Manuel Seco, Olimpia Andrés y Gabino Ramos, especifica que el término silencio quiere decir ausencia total de sonidos o ruidos.

Todo el mundo, tiene una idea de qué es el silencio: cuando no se escucha nada.  De acuerdo, se puede afirmar que es algo común pero, ¿el silencio de la naturaleza, con sus cantos de pájaros, murmullo de agua a lo largo de un arroyo más o menos crecido, eso forma parte del silencio?  ¿O por el hecho de ser sonidos de la naturaleza van incluidos en el concepto de silencio?  Para que sea silencio de verdad, ¿tiene que tener el recogimiento de un templo, iglesia, mezquita?  ¿El silencio de las instalaciones de una Biblioteca es comparable al de un templo?  ¿Hay un silencio religioso y otro silencio laico?  De todo esto y mucho más escribe Alain Corbin en su ensayo Historia del silencio.  Del Renacimiento a nuestros días.



Historia del silencio.  Del Renacimiento a nuestros días está publicado por la editorial Acantilado con traducción de Jordi Bayod.

La primera edición vio la luz en el mes de junio de 2019 y en 2020 se realizaba la cuarta reimpresión.



Alain Corbin es un historiador francés nacido en 1936, especialista en la Historia del siglo XIX y estudioso de lo que se ha dado en llamar la historia de las sensibilidades, en una línea que arranca de los planteamientos de Lucien Febvre.


Lucien Febvre (1878-1956) en la foto de la derecha, fue uno de los más importantes historiadores franceses centrado en el siglo XX.  A él y a Marc Bloch se debe la creación de la conocida como Escuela de los Annales, que sería también el nombre de una revista dirigida por ambos autores.  A finales del siglo XIX, 1898, dominaba en Francia la escuela metódica que daba al documento un papel fundamental para establecer los hechos y marcar el rumbo objetivo de su disciplina.  Esa corriente va a ir perdiendo interés y veracidad lo que va a facilitar el nuevo impulso pluridisciplinar de Febvre y Bloch, con la ruptura de tabiques entre los geógrafos, economistas, historiadores y sociólogos.  Febvre critica la llamada historia historizante de sus antecesores, que se volcaba en los hechos de los grandes nombres con sus biografías, fechas, actos diplomáticos, batallas... y se centró en tiempos breves y en los eventos.  Para él era esa una visión desequilibrada que ignoraba movimientos sociales estructurados sobre tiempos de larga duración, que son parte de la vida humana y que constituyen una parte esencial de eso que se denominaba positivamente en el siglo XIX como lo que realmente ha pasado.  
Los 9 años de edad es un cumpleaños en el que muchos autores y muchas escritoras adoptan el hábito de la lectura.  Así ocurrió con nuestro hombre que, en 1945, en el seminario menor de Flers, en Orne, en aquel entonces Baja Normandía,  donde estudió bajo una terrible disciplina, se volcó en la lectura de novelas históricas como Notre-Dame de Paris de Victor Hugo.  De la ficción histórica a los manuales de historia hay muy poca distancia, y ahí, en ese cruce de caminos, comenzó a levantarse la arquitectura de su vocación posterior.  Estudió en la Universidad de Caen, y como uno de sus profesores era admirador de la Escuela de los Annales, la revista fundada por Marc Bloch y Lucien Febvre, le hizo leer a éste, cuya influencia arraigó en su pensamiento.  Corbin analiza datos sensibles y sensibilidades cambiantes en el tiempo, contribuyendo a plantear una nueva historia de los sentidos.  Ya había analizado, desde una perspectiva académica, la vida cotidiana de los campesinos.  Después estudió con gran repercusión, erudición y talento la prostitución en el siglo XIX para ampliar luego sus análisis de las representaciones de la sexualidad.  Continuó con obras de análisis de las sensaciones olfativas y también las auditivas.  Autor curioso donde los haya realizó un estudio sobre el cambio, la metamorfosis de la mirada de la sociedad occidental ante la playa, cómo dejó de ser un lugar temido en la modernidad y pasó a ser un espacio de descanso y placer.
Junto a otros autores como Georges Vigarello dirigió una famosa Historia del cuerpo  en tres volúmenes, mostrando los cambios en nuestra visión del cuerpo a lo largo de los siglos y a través de sus representaciones.  Corbin es responsable del segundo tomo donde escribe sobre la velocidad moderna, el paso del retrato pintado a la fotografía, la sexualidad, que pasa de la moral a la psicología, así como el tránsito de la cocina a la gastronomía.  Corbin ha ido diversificando su camino de ensayista con obras como El perfume o el miasma: el olfato y lo imaginario social, 1982, publicado en 2002 por Fondo de Cultura Económica de España con traducción de Carlota Valle Lazo; El mar: terror y fascinación, publicado por Paidós Ibérica en 2005, sin reseña de quién realiza la traducción; ese mismo año, 2005, veía la luz el segundo volumen de Historia del cuerpo, la obra escrita entre Georges VigarelloGrégoire Courtine y nuestro autor y en concreto el tomo del que se encargaba él.  Fue publicado por Taurus pero tampoco se especifica de quién es la traducción.  Después aparecería Historia del cristianismo, editado en España por Ariel en 2013 con traducción de Isabel Margelí y actualmente agotado, como otros libros suyos que se encuentran en el mercado de segunda mano.  Algunas obras no han sido traducidas aún como es el caso de La douceur de l'ombre, de 2013, donde analiza extensamente la figura del árbol como fuente de emociones, desde la Antigüedad hasta hoy en día.  Es un apasionante paseo histórico y literario, en el que a la par que se muestran asociaciones históricas y culturales del árbol, el autor recuerda y contextualiza afimaciones de Virgilio y Dante, de Rousseau, Senancour y Chateaubriand, de Victor Hugo, George Sand, Charles Péguy o Yves Bonnefoy.  El árbol, cuya materia misma es materia de escritura y del lenguaje del libro, como muestra al inicio, nos puede superar por su longevidad, y evoca leyendas e ideas más o menos científicas: está anclado en la tierra, se alza hacia los cielos, y su forma de crecimiento no ha dejado de inquietar desde los antiguos.  Sus evocaciones literarias muestran posibles diálogos con quienes los contemplan.
Y así llegamos a la obra de Corbin que motiva esta entrada en el blog, su ensayo Historia del silencio, publicado en Francia en 2016, un trabajo ameno, nada extenso (138 páginas) que realiza un recorrido por las diferentes circunstancias en las que el silencio es protagonista, cómo vive, cómo actúa, dónde, cuándo, por qué, alusiones al silencio en obras literarias citadas y con una bibliografía final donde se especifica las obras y autores citados, si existe edición traducida al español, nombre de la editorial y fecha de publicación.  En total 34 escritores y escritoras nombrados con sus correspondientes ensayos, novelas, relatos, en algunos más de una pieza para dar un total de 43 textos mencionados.  Bajo mi punto de vista echo de menos que el autor no haga ninguna cita con respecto al silencio en la Música, cuando es un elemento absolutamente imprescindible por el uso que muchos compositores y compositoras han hecho de él, interviniendo en la arquitectura de las obras, por ejemplo el silencio entre las notas en las composiciones de Morton Feldman (1926-1987), o los silencios en las de Arvo Pärt (1935), sin olvidar a John Cage (1912-1992) y su pieza 4'33"Cuatro minutos y treinta y tres segundos.  Es una obra musical en tres movimientos realizada por el compositor en 1952.  La pieza puede ser interpretada por cualquier instrumento o conjunto de instrumentos.  En la partitura, donde aparece una única palabra, taceto, se indica al intérprete que ha de guardar silencio y no tocar su instrumento durante cuatro minutos y treinta y tres segundos, aunque normalmente se considera que se trata de cuatro minutos y treinta y tres segundos de silencio porque tras ese tiempo, en la partitura, no hay nada más.  Aclaro que, taceto, es un término musical para indicar que un instrumento o voz no suena.  Algunos teóricos de las vanguardias musicales consideran que el material sonoro de la obra de Cage lo componen los ruidos que escucha el espectador durante ese tiempo de cuatro minutos y treinta y tres segundos de silencio.
A pesar de no citar ningún aspecto relacionado entre la música y el silencio, la obra de Alain Corbin es francamente recomendable.


1 comentario:

  1. Al parecer, el silencio es insoportable para el ser humano. Las pruebas realizadas en la cámara anecoica indican que pasar más de 45 minutos (nadie ha logrado superar la barrera) puede generar una tensión en el cerebro que lleva a la locura.
    El silencio es necesario para la música al igual que el ruido, sin ellos, no hay música ni ruido.
    No se suele mencionar la 'performance' necesaria para marcar los 3 movimientos de 4'33 de Cage en los que el pianista abre y cierra la tapa de las teclas para indicar el 'comienzo' y 'final' de cada uno. Me pregunto cómo se 'representarían' en otros instrumentos.

    No puedo finalizar mis comentarios sin llevar un poco a casa mi propia obra sobre el 'silencio'. Se trata de mi Ep 'Cápsulas de Silencio' de 4 temas instrumentales (y 4 videos) como RSFRANSESCH donde intento reflexionar sobre el silencio pero en términos de comunicación vital, humana mediante el uso de la música.

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